Hace poco más de un siglo, era difícil tener una concepción global del mundo. No existían los medios, las comunicaciones globalizadas, las noticias de todas partes, que hoy tenemos.
Ahora es sencillo percibir una concepción global del mundo, y darse cuenta de la realidad actual. Si bien es cierto que la influencia de un ser individual es limitada a un entorno muy reducido, todo ser es influido por una realidad global, sea ésta cual fuera. El avance de la humanidad ha sido importante pero desigual, hay grandes evoluciones, pero también grandes vacíos. Hacen falta más y mejores líderes, líderes del futuro que sepan atajar los problemas de la sociedad. Que posibiliten a los individuos y sociedades conseguir la felicidad que buscan en sus vidas.
Es necesario valorar el pasado y las decisiones que líderes tradicionales tomaron para analizar la necesidad de líderes modernos y las características que éstos deben poseer.
“Los pensadores tradicionales también se apoyan mucho sobre la razón y el pensamiento racional, para saber qué ha pasado y qué puede pasar en el futuro. Pero en el clima de hoy, de cambios turbulentos, necesitamos equilibrar el pensamiento racional y analítico con el pensamiento creativo y alternativo. Lo que sirve hoy no garantiza que servirá mañana. Necesitamos explorar qué puede reservar el futuro, si queremos identificar el conocimiento, habilidades y actitudes necesarios que nos permitirán ser efectivos”.
Han habido grandes líderes que han sabido manejar conocimientos e información, y han sabido transmitirlos cuando han ejercido su liderazgo.
Pero la actualidad es demasiado compleja, los líderes del futuro no tendrán suficiente con manejar conocimientos e información. Tendrán que saber gestionar procesos, y redes complejas de intereses que hoy más que nunca se enfrentan de forma evidente en tiempo y espacio, gracias a los mecanismos de comunicación y globalización que la tecnología ha sido capaz de proporcionar.
Por esta evidencia de conflicto de intereses, los líderes modernos tendrán que saber gestionar coincidencias, a diferencia de gestionar diferencias, que es lo que principalmente han estado haciendo los líderes del pasado, comprendernos entre sí y aceptar nuestras similitudes y diferencias.
Hoy más que nunca, los choques culturales se ven enfrentados. En consecuencia, se han creado microsociedades dentro de las grandes ciudades. Parte de la responsabilidad del líder moderno será conocer a fondo los valores y creencias que hayan sido inculcados a través de los años. Así será más fácil “saber cómo ayudar a las personas de diferente origen étnico a adaptarse a una nueva sociedad”.
Los valores culturales son adquiridos por generaciones, y es posible que se necesite de generaciones para cambiarlos. Se interiorizan enormemente, y pueden ir más allá del razonamiento y la lógica, sobre todo si hablamos de valores que tienen que ver con la raza o con la religión excluyente.
Uno de los grandes y difíciles retos de los líderes modernos será acortar las distancias de entendimiento entre el mundo occidental y oriental. Esto es algo que hoy está lejos de tener una solución válida.
*Del Centro de Investigaciones Humanismo y Empresa de la Universidad del Istmo