Hay un creciente convencimiento en círculos diplomáticos de que, tras la reciente propuesta del secretario general de la ONU, Kofi Annan, de disolver la desacreditada Comisión, lo mejor que puede pasar es que esta última siga eludiendo sus responsabilidades. Eso acelerará su desaparición y ayudará a ganar apoyo para la propuesta de Annan de remplazarla por un nuevo organismo de derechos humanos.

Tal como está ahora, la Comisión de derechos humanos es una broma: sus miembros incluyen dictaduras como China, Sudán, Nepal y Cuba. Por muchos años, los regímenes totalitarios han logrado ganar bancas en la Comisión y usarlas para bloquear cualquier intento para monitorear sus abusos a los derechos humanos. En lugar de denunciar las violaciones a los derechos fundamentales, la Comisión se ha convertido en un club de protección mutua de los peores violadores del mundo.

Pero ahora, hay una luz al final del tunel. A principios de mes, en uno de los discursos más notables de la historia de la diplomacia moderna --aunque pasó algo inadvertido en medio de los funerales del Papa Juan Pablo II-- Annan habló ante la Comisión de 53 miembros en Ginebra e hizo una propuesta poco común: que el organismo deje de existir cuanto antes.

''Hemos llegado a un punto en que la caída de la credibilidad de la Comisión ha perjudicado la reputación del sistema de la Naciones Unidas en su totalidad y en que las reformas graduales no serán suficientes'', dijo el secretario general de la ONU en su discurso. Lo que fue aun más insólito, una gran parte de los delegados lo aplaudieron de pie.

Annan está proponiendo la creación de un Consejo de Derechos Humanos, que tendría un peso mucho mayor dentro de la burocracia de la Naciones Unidas, y que estaría compuesto de Estados miembros ''que cumplan con las más altos estándares de derechos humanos''. En otras palabras, sera más difícil que los países violadores de derechos humanos ganen asientos en el nuevo organismo.

La propuesta de Annan es parte de un paquete más amplio, mediante el cual el secretario general de la ONU también busca expandir el Consejo de Seguridad e incrementar la ayuda exterior de los paises ricos a un 0.7 por ciento de su producto bruto. Estas reformas serán debatidas en una mega cumbre de líderes mundiales en septiembre en las Naciones Unidas, en Nueva York.

¿Tiene posibilidades la propuesta de Annan? No será fácil. Estados Unidos, China y Rusia ya han afirmado que ellos no comprarán las reformas como un paquete de ''todo o nada''. Y todos tienen algo que objetar.

Sin embargo, Enrique Berruga, embajador de México ante la ONU y presidente del ''grupo de amigos de la reforma de la ONU'', de 15 países, dice que es optimista en materia de la reforma de la Comisión de derechos humanos.

''Lo que todo el mundo tiene en claro es que esto no puede seguir así, porque el sistema de derechos humanos está siendo objeto de burla por todos lados'', me dijo Berruga en una entrevista. ``A lo mejor, cuando termine la sesión anual de la Comisión, el fastidio va a ser tal, que los países van a buscar nuevas alternativas''.

Hasta ahora, la Comisión ha hecho un excelente trabajo en cavarse su propia fosa. Desde que inicio su sesión anual el 14 de marzo, acordó no actuar sobre las denuncias de violaciones en China, Chechenia, Iran y Zimbabwe. Es cierto que aprobó una resolución llamando a Cuba a aceptar una misión investigadora de la ONU, que Cuba dice no permitirá entrar al país, pero eso fue una palmadita suave en la mano si se considera los niveles de represión política que hay en la isla.

Mi conclusión: la propuesta de Annan de crear un Consejo de Derechos Humanos es un gran paso hacia adelante. Sería mucho mejor si en lugar de que estar integrado por países, el nuevo Consejo estuviera encabezado por prominentes expertos internacionales, como es el caso en la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos. Eso le daría al Consejo mayor independencia para condenar firmemente tanto la represión política generalizada en Cuba como los abusos a prisioneros en las cárceles de Estados Unidos en Irak con menos presiones políticas.

Pero cualquier cosa será mejor que la actual Comisión. De manera que no hay que llorar por sus errores: ayudarán a acelerar su proceso de defunción.