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08/05/2005 | La entente Castro-Chávez y sus implicaciones

Jorge A. Sanguinetty

Si algo hemos aprendido de los regímenes totalitarios del Siglo XX y en especial de 46 años de monarquía castrista es que las decisiones que se toman secretamente por este tipo de gobierno son de mayor trascendencia de las que se anuncian o se dejan ver públicamente.

 

Los recientes acuerdos entre Hugo Chávez y Fidel Castro demuestran que se ha formado una entente entre sus gobiernos, cuyas posibles implicaciones merecen ser examinadas cuidadosamente. Comencemos adoptando una hipótesis de trabajo crucial: los acuerdos que salen a la luz pública sobre intercambios y cooperación entre estos gobiernos son sólo la clásica punta del iceberg. Si algo hemos aprendido de los regímenes totalitarios del Siglo XX y en especial de 46 años de monarquía castrista es que las decisiones que se toman secretamente por este tipo de gobierno son de mayor trascendencia de las que se anuncian o se dejan ver públicamente.

Con frecuencia los acuerdos que se anuncian suelen ser disfraces de los que se toman por debajo de la mesa. Pero antes de entrar al análisis de lo que puede estar bajo la superficie, lo que vemos de la punta del iceberg es para preocuparse: una invasión de cubanos muchos de los cuales van a Venezuela vestidos de médicos en lugar de ir uniformados como soldados. Hay que llamarle invasión aunque no es tan aparatosa como una de tipo militar tradicional, ni los invasores llevan armas de fuego.

En su lugar van con armas ideológicas y de tipo político-organizativo. Estas últimas fueron las que se utilizaron con gran eficacia en Cuba en los primeros años de la llamada revolución para convertir al país en lo que es hoy. Y yo creo que esta es la mercancía más importante que Castro puede exportar a Venezuela a cambio de su petróleo.

Los economistas decimos que las complementaridades que existen entre lo que producen dos países son la base del comercio entre ambos. Cuando la Unión Soviética existía, el comercio con Cuba se basaba en unas complementaridades que se salían de los textos tradicionales. La capacidad de producción exportadora cubana era insuficiente para adquirir en el exterior las mercancías que el país necesitaba. Sin embargo Castro consiguió exportar servicios militares y soldados. Se puede decir que los subsidios soviéticos de aquellos años eran en realidad pagos por los servicios mercenarios de Cuba, principalmente en Africa, obedeciendo a los intereses de la URSS en el contexto de la Guerra Fría.

Desaparecida la URSS y antes de la debacle democrática que elige a Chávez, Fidel Castro tiene que adoptar medidas de ajuste (insisto: medidas de ajuste, no reformas como otros han dicho) para mantener su economía a flote. Entonces el tirano, haciendo uso de sus poderes absolutos, crea lo que es una verdadera economía esquizoide que por no ser capaz de producir para la exportación se nutre de las remesas de sus enemigos y del turismo basado en la prostitución. Sin embargo, tal economía siempre fue muy precaria.

Con el advenimiento de Chávez, ambos descubren un nuevo conjunto de complementaridades entre Cuba y Venezuela que le permitirá a la primera reemplazar a la URSS como huésped de su parasitismo económico. Pero ahora Cuba no exportará servicios militares a cambio de recursos económicos, sino servicios políticos que servirán para consolidar, profundizar, endurecer y prolongar el control de Chávez sobre Venezuela.

Mientras la economía castrista recibe más oxígeno en forma de petróleo (lo que también permite tirar unas migajas arroceras a los cubanos para entretenerlos y calmarlos), Chávez recibe la asistencia técnica que requiere transfigurar la democracia venezolana en el modelo castrista que él tanto admira.

Pero esto no es más que una parte del bloque sumergido del iceberg. Otra parte es lo que representa la presencia de muchos venezolanos en Cuba disfrazados de funcionarios petroleros y bancarios. Ya se ha reportado en la prensa como el gobierno de Chávez ha ido reemplazando el antiguo personal de la empresa estatal de petróleo (PDVSA) con personas menos capacitadas pero leales al aprendiz de dictador. De este modo habrá un contingente de cubanos en Venezuela y un contingente de venezolanos en Cuba, cada uno presumiblemente fiel a los objetivos de la nueva entente.

En estas nuevas condiciones, el mapa que se nos va conformando de la economía política de ambos países hace sospechar que paralelamente al intento de establecer la dictadura chavista por medios políticos, hay un intento de eternizar el castrismo por medios económicos. Un desafío más para nuestros disidentes y para la oposición venezolana. Esto no es un pronóstico, pero sí una advertencia. Esta entente puede crecer con la admisión de otros estados frágiles, como Nicaragua y Bolivia, o potencialmente inestables como Colombia y Ecuador.

Además, tanto Chávez como Castro han dado muestras de simpatías o solidaridad con gobiernos que persisten en desarrollar capacidades nucleares y que son adversarios jurados de las democracias y de la cultura occidental. Yo espero que las agencias competentes del Gobierno de Estados Unidos estén tomando nota de estas tendencias y comiencen a planear estratégicamente cómo enfrentar lo que pudiera convertirse en una nueva forma de amenaza a las democracias occidentales .

Ya una vez Estados Unidos no supo como evitar que Cuba se convirtiera en lo que llegó a ser el mayor peligro a su seguridad y una fuente de inestabilidad en América Latina. ¿Dejará que la historia se repita? ¿Podrá la Organización de los Estados Americanos jugar un papel protagónico en la defensa de las democracias del Hemisferio?

Diario Exterior (España)

 



 
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