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01/02/2009 | Alerta en Europa por el riesgo de disturbios

Pablo Rodriguez Suanzes

La ministra francesa de Economía advierte de que la crisis generará enfrentamientos violentos - Centenares de manifestantes cargan contra la policía en Ginebra en protesta por el Foro Económico.

 

Davos-Después de tres jornadas de ponencias, debates y actos encorsetados, sólo interrumpidos por la pelea a gritos entre el presidente israelí, Simon Peres, y el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, el verdadero rostro de la crisis ha llegado por fin a Davos.

Angela Merkel, Gordon Brown, Ban Ki-moon, premios Nobel y gurús económicos han hablado de la recesión y de su gravedad, pero siempre desde un punto de vista lejano, académico. De la crisis como una realidad macroeconómica, pero no como del fenómeno que está llevando al paro a decenas de millones de personas en todo el mundo.

Al menos hasta ayer, cuando Christine Lagarde, la ministra francesa de Economía, dijo lo que muchos saben y temen: «La crisis económica puede desembocar en disturbios sociales».

La frase generó muchos asentimientos de cabeza, pero más que una predicción se trata de una constatación. Ayer mismo, centenares de manifestantes cargaron contra la policía en Ginebra, la capital suiza, como protesta por la celebración del Foro Económico.

El paso era cuestión de tiempo, por mucho que los dirigentes hayan pretendido ignorarlo. La crisis que empezó en el sistema financiero y saltó después a la «economía real» está ya en las calles. Literalmente. Pero no sólo como expresión de diferencias ideológicas, sino por necesidades mucho más pragmáticas. El viernes, miles de personas salieron en Inglaterra para oponerse a la contratación de italianos y portugueses y reclamar «puestos de trabajo para los británicos». Según The Times, partidos de extrema derecha están aprovechando el momento para azuzar a sus bases.

En Francia, esta misma semana, las protestas contra el Contrato de Primer Empleo desembocaron en una huelga multitudinaria y en enfrentamientos violentos con la policía, siendo esta vez los partidos de la izquierda los convocantes.

En Corea del Sur, donde las manifestaciones sindicales tienen una larga tradición de violencia, la primera recesión en 11 años está a las puertas, por lo que el Gobierno, cuyo presidente se ha mostrado sorprendentemente optimista en Davos, se está preparando para lo peor.

La ambigüedad de los políticos empieza a pasar factura. La famosa frase pronunciada en 2007 por Gordon Brown («Empleos británicos para trabajadores británicos») se ha vuelto ahora en su contra, y el doble juego de ser liberales en Europa pero proteccionistas en casa no se sostiene.

La propia ministra Lagarde, que en el Foro Económico Mundial aseguraba que los dos mayores peligros en la actualidad son «los disturbios sociales y el proteccionismo», declaraba poco después para medios de su país que «cierto proteccionismo sí es necesario».

El ambiente en el Foro Económico Mundial es completamente ajeno a esa realidad. Las normas de protocolo evitan las salidas de tono y las autoridades se cuidan de reprochar la hipocresía, por lo que los invitados pueden pasar unos días sin soportar la presión exterior o sin saber qué ocurre a pocos kilómetros de distancia. Pese a ello, algo ha cambiado. Las mayores ovaciones, antaño reservadas a los triunfadores, a los millonarios, se las llevan este año los que critican los principios de la economía clásica y a las «potencias económicas hegemónicas».

La preocupación de los agentes sociales, infrarrepresentados en Davos pero muy presentes en la contracumbre de Belen (Brasil), afecta al día a día, mientras que las «soluciones» que proponen los políticos y empresarios son a medio y largo plazo.

«Reformar las instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial llevaría mucho tiempo, años, y lo que hace falta ahora es devolver el crédito al sistema bancario» declaró a este periódico el economista Xavier Sala i Martín, profesor en la universidad de Columbia. «Cuando se invierta el primer dólar de verdad, será tarde», añadió.

Según los expertos más críticos, existe una disfuncionalidad entre lo que hace falta de forma inmediata y las buenas palabras.La coordinación para evitar una recesión de este calibre en el futuro es necesaria, pero eso no bastará para recuperar las economías.

La Organización Mundial del Comercio (OMC), por boca de su presidente, Pascal Lamy, volvió a insistir ayer en la necesidad de «evitar la tentación proteccionista en casa». Sin embargo, como reconoció Doris Leuthard, máxima responsable económica de Suiza, «una cosa es lo que dicen los políticos en Davos y otra lo que hacen en casa».

El mayor problema para esos mismos líderes es que Occidente ha perdido su autoridad y ya no es el ejemplo a seguir. «Bastante tienen los países ricos con arreglar sus economías como para dar lecciones», declaró el político indio Montek Ahluwalia. Y fue el más aplaudido de la jornada.

Las tensiones que ya han salido a la luz tendrán un eco mayor en la próxima cumbre del G-20 en Londres, el próximo 2 de abril.«Blindar Davos es muy fácil, pero Londres no se puede cerrar», advierte un empresario británico. La paciencia se ha agotado.

Contracumbre y proteccionismo

>La contracumbre del Foro Social Mundial, en Belen (Brasil), alerta sobre los peligros de «violencia social» a causa de los despidos masivos.

>La palabra más escuchada (y criticada) esta semana en Davos ha sido «proteccionismo». Contra él se han pronunciado con dureza políticos de Japón, Gran Bretaña, EEUU, China, Rusia, o Francia.

>La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha cargado contra los que «dicen una cosa en casa y se apuntan a la moda fuera», tras el nuevo fracaso de las negociación para la reactivación de la Ronda de Doha.

>Cientos de personas han lanzando consigas contra el Foro Económico Mundial, asegurando: «Vosotros sois la crisis».

El Mundo (España)

 



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