Anna Politkovskaya, Antonio D´Onufrio, Domenico Russo, Graziella Campagna, y Paolo Borsellino estuvieron presentes ayer de forma ideal en Nápoles. Todos ellos son víctimas de la mafia y sus nombres resonaron con fuerza en boca del escritor y periodista Roberto Saviano, quien subió al palco instalado en el centro de Nápoles para celebrar el Día de la Memoria y del compromiso en recuerdo de las víctimas de la mafia.
Saviano, amenazado por la camorra tras publicar detalles sobre las familias mafiosas de Nápoles en su libro «Gomorra», que se convirtió después en un gran éxito de taquilla en su versión cinematográfica, leyó uno a uno los 900 nombres de hombres, mujeres y niños que han perdido la vida en manos de las mafias de todo el mundo.
El escritor concluyó su intervención con un pensamiento dirigido «a todas las víctimas que todavía no se conocen». Unas 150.000 personas, entre las que estaban 500 familiares de las víctimas, escucharon en silencio el elenco e irrumpieron después con un gran aplauso.
La manifestación napolitana, con la que concluye una semana de iniciativas en recuerdo de las víctimas de la mafia, la ciudad demuestra que algo está cambiando, como señaló el presidente nacional de la asociación contra la mafia «Libera», el padre Luigi Ciotti.
«Miles de personas están aquí hoy para abrazar a esta ciudad, lo que se transforma en un signo de atención a quien se compromete todos los días en la lucha contra la criminalidad organizada», dijo don Luigi, que reclamó «más hechos y menos palabras».
El desfile de manifestantes por Nápoles iba precedido de un cartel negro con la frase de «Tú podrás decirme que soy un soñador, pero no soy el único», al que seguían personas de treinta países de todo el mundo que sufren la mafia.
Silvia Ruotolo
«Tenemos que transformar la rabia en algo positivo», dijo la hija de una víctima de la mafia, Silvia Ruotolo, una madre que murió asesinada mientras acompañaba a sus hijos al colegio.
«Tenía 39 años, y fue asesinada sin lógica y sin explicaciones. Lo que hemos vivido no le tiene que pasar a nadie más, nos tenemos que comprometer a ello», señaló Alessandra Clemente desde el palco, y finalizó con un «gracias Nápoles».
Desde 1995, la Jornada de la Memoria de las víctimas de la mafia se celebra cada año el 21 de marzo, el primer día de primavera, «como símbolo de la esperanza que se renueva», explicaron los organizadores.
Alabaron además el valor de los familiares de las víctimas, que «transforman el dolor en un instrumento concreto, no violento, de compromiso y de acción pero, sobre todo, de paz».
