El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ha procesado por un delito de integración en organización terrorista a 44 miembros de Batasuna, Acción Nacionalista Vasca (ANV) y Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV).
Les acusa de haber obedecido las órdenes de ETA para, en cumplimiento de su «estrategia», lograr la participación de la banda terrorista en distintos procesos electorales y garantizar su presencia en las instituciones vascas.
Se trataba de dar continuidad a Batasuna y a las formaciones que la han sucedido desde su ilegalización en 2003 y que, a su vez, han sido ilegalizadas.
Cambio de papeles
En un pormenorizado auto -de 573 páginas-, el magistrado explica cómo han evolucionado los roles dentro del complejo terrorista liderado por ETA.
Asegura que Batasuna ha asumido el papel que hasta su ilegalización jugaba Ekin, mientras que ANV y PCTV, también ilegalizados por la Justicia, han consumado su plena integración en la organización criminal, de la que en un principio se mantenían «autónomos», al desempeñar la función que antes correspondía a Batasuna.
Desde el cese del «alto el fuego» comunicado oficialmente por la banda criminal en junio de 2007, es Batasuna la que controla «de facto» tanto a ANV como a PCTV, los cuales entre 2005 y 2008 han contribuido de forma clara a la financiación del complejo terrorista.
El PCTV, sostiene el juez, ha llegado a aportar a la causa batasuna (que es lo mismo que decir a la causa etarra) 837.000 euros procedentes de las subvenciones recibidas por los nueve diputados que logró en las elecciones al Parlamento vasco de 2005. Es precisamente en ese año, 2005, cuando comienza la evolución que «a día de hoy» ha llevado a Batasuna a «renunciar definitivamente a su vocación de ser un partido político legal» para convertirse, desde «la más absoluta clandestinidad», en «el «referente político» de ETA».
Batasuna, cuya «estructura» se confunde ya con la de Ekin, «debe y tiene que controlar y dinamizar las organizaciones o asociaciones legales y alegales que nutren a la organización terrorista de los «activos» necesarios [económicos, políticos, institucionales, electorales] para estar presente en la vida política española».
Para el desarrollo de estas nuevas «funciones», son los más duros los que han tomado el mando en Batasuna. «La gestión de Batasuna -explica Garzón- ha pasado ya directamente a ser ejercida, sin intermediarios, por los militantes de mayor radicalidad y sintonía con los postulados «militaristas»; esto es, que no dudan del carácter de «vanguardia política y militar» de ETA y que consideran la violencia terrorista no como un instrumento de acción política más sino como el fundamental».
El juez Garzón considera acreditado que los responsables de Batasuna se han «»desdoblado» en sus responsabilidades orgánicas» para «cubrir otras en PCTV y ANV» mientras ambos partidos eran legales y obtenían fondos merced a la representación obtenida en las elecciones autonómicas de 2005 (PCTV) y en las municipales de 2007 (ANV).
De esta forma, 39 responsables de Batasuna entraron en nómina del PCTV simulando ser asalariados del partido «para asegurar la percepción económica correspondiente, fondos destinados a sí mismos o a favor de la organización» que lograron así poner «fuera del alcance de la Justicia». La subvención proporcionada por el PCTV a miembros de Batasuna/ETA supuso «la práctica descapitalización» del partido y de su grupo parlamentario. Lo mismo se iba a hacer con ANV mediante la creación de una «caja común», pero «la acción judicial y policial lo evitó».
«Plegados» al terror
Los responsables de ANV y PCTV, por su parte, se han «plegado» a las directrices de Batasuna/Ekin permitiendo que se consumiera la «colonización» de sus siglas por la banda terrorista.
Ambos partidos «han pasado a ser parte integrante del entramado liderado por ETA», concluye Garzón. Además de las vigilancias policiales y las comunicaciones que por orden judicial se han interceptado a responsables de Batasuna y a dirigentes de ANV y PCTV, otro de los elementos que pone de manifiesto la complicidad y la «unión» entre estas tres formaciones políticas es «la diferencia de tratamiento que ETA les otorga a lo largo del tiempo en comparación con Aralar o Abertzaleen Batasuna».
A estos últimos, contra los que han llevado a cabo «sucesivas campañas de denuncia», la banda criminal les «acusa de haber roto la izquierda abertzale»; ANV y PCTV, por contra, son consideradas corrientes «internas» de Batasuna. Además, ninguno de los dos partidos entra en juego hasta que se constata el fracaso de las agrupaciones de electores como «recurso» para conseguir la presencia de ETA en las instituciones.