Estados Unidos pierde terreno en la educación y eso terminará por afectar su posición internacional.

Los votantes de la Florida dieron un gran paso adelante al aprobar la creación de un prekinder en escuelas públicas para niños desde los cuatro años. Están en el momento de mayor capacidad de aprendizaje del ser humano. Pueden acceder a idiomas, a la lectura y la escritura y hasta iniciarse en matemáticas.

La instrumentación de esta medida ha encontrado dificultades presupuestarias y estructurales, a punto tal que se optó por una lotería para llenar los cupos disponibles, mucho menores que la cantidad de niños que aspiran a ingresar al programa.

Dice bien la señora Ava Byrne, vicesuperintendenta de Escuelas Públicas de Miami-Dade, que los niños que superen las pruebas de lecturas en tercer grado tendrán más posibilidades que otros en ser exitosos en sus estudios. Y para esto será determinante quien accedió al prekinder para iniciar su aprendizaje a edad más temprana.

Se debe trabajar más profundamente en la ampliación de este prekinder porque la lotería, si bien es lo que garantiza que no haya favoritismos, viola la igualdad de oportunidades. El acceso a la enseñanza debe ser para todos, con un proceso de selección posterior acorde con la dedicación de cada uno.

Con este prekinder se puede comenzar a enfrentar los problemas de fondo, que son el facilismo, las notas regaladas, el pasar de curso sin estar preparado y otras cosas de ese estilo.

Vivimos en una sociedad cada vez más hedonista, que va perdiendo la cultura del trabajo y el esfuerzo. Sólo la disciplina y la exigencia formarán a los jóvenes que egresan de los institutos de enseñanza. Y para esto es imprescindible recuperar el papel del maestro, hoy disminuido por la actitud de la mayoría de los padres, que parecen preocuparse sólo por la notas y no por saber si sus hijos aprenden o no.

La desautorización del maestro, figura fundamental del sistema educativo, ha llevado a la mediocridad del sistema escolar, con jóvenes que egresan sin saber leer y escribir correctamente.

En otro aspecto, no todo se reduce a la formación académica. La escuela debe ser, junto a la familia, la proveedora de valores éticos y morales a los alumnos.

Los gigantescos fraudes corporativos, que minaron la confianza en un sistema basado en la honestidad y dejaron a miles de ahorristas y trabajadores en la ruina, las torturas a prisioneros de guerra, el deterioro de la convivencia civilizada que vemos cada día en nuestras calles, los fraudes a sistemas de salud creados para proteger a los pobres y los ancianos, son unos pocos ejemplos de que algo no funciona bien en nuestras sociedades.

La interacción de padres y maestros debe ser el antídoto a la falta de valores. No alcanza con piadosos ejecutivos que van cada domingo a la iglesia: necesitamos personas que, sin olvidar el legítimo objetivo de generar riquezas, basen su actividad en la solidaridad y el respeto por el conjunto social.

Y esto sólo puede salir de la escuela, con maestros revalorizados y respetados por padres y alumnos. De otra manera, seguiremos en esta pendiente que nos lleva lentamente a una sociedad sin respeto por los valores humanos.