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21/07/2009 | México -“La Familia”: El mandato del señor: ¡corten cabezas!

Raúl Benoit

Como si fuera un arma de una guerra proveída por un dios de un mundo sombrío, algunos narcotraficantes mexicanos dicen cumplir órdenes divinas al asesinar a sus adversarios locales y envenenar a sus grandes enemigos del norte, enviándoles cocaína, heroína y metanfetaminas.

 

Formándose en una religión que interpreta a su manera pasajes de la Biblia, han reclutado feligreses que, convencidos de esa misión, se ponen a los pies de su “señor”, rompiendo todas las reglas morales familiares y sociales.

Una investigación de la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría General de la República de México reveló que el cartel “La Familia Michoacana” es un grupo de narcotraficantes que ha creado un nuevo precepto moral. Al mando están cuatro individuos, reverenciados como líderes religiosos que justifican sus ejecuciones como “mandatos del señor”.

En los últimos días, “La Familia Michoacana” ha desatado una de las ofensivas más grandes contra el Estado mexicano. Secuestró, torturó y mató a sangre fría a 12 policías federales que investigaban sus operaciones. Pero antes grabaron las espeluznantes escenas para que el mundo viera su poderío.

Fueron los que comenzaron las decapitaciones, exhibiendo las cabezas en lugares públicos, como una manera de escarmiento.

Contradictoriamente, “La Familia” surgió hace varios años en Michoacán, basándose en principios elementales de ayudar a la comunidad de su estado no vendiendo drogas y eliminando a secuestradores y criminales como “Los Zetas”, grupo que alguna vez fue el brazo armado del cártel del Golfo y ahora opera al mejor postor.

“La Familia” ganó adeptos porque ayuda a los hogares y comunidades más necesitadas. Algo parecido a lo que hizo Pablo Escobar en Medellín, Colombia, hace dos décadas, lo que le permitió ser invisible frente a las autoridades.

Promueve entre sus fanáticos la cooperación ciudadana, la unión familiar, la “recuperación del tejido social mediante el bienestar moral, laboral y económico”, pero cortan cabezas, explotan carros, matan policías y exportan drogas hacia Estados Unidos para “envenenar a esa sociedad enemiga”.
Grupos terroristas, como las FARC de Colombia, encauzados ideológicamente por los Castro de Cuba, de la misma manera tienen como estrategia producir y comercializar drogas ilegales que, además de permitirles financiar la guerra de guerrillas, sirven para contribuir a la gran batalla contra el que llaman ellos “el gestor del mal, Estados Unidos”.

El principio fundamental de la confundida doctrina de los narcotraficantes mexicanos es que la familia es la base de la sociedad y todo lo que ellos interpretan como perjudicial hay que desaparecerlo. Es una secta que convence a sus fanáticos de que “si la mano izquierda hace daño, hay que cortarla y si la mano derecha hace daño, también hay que cortarla”. Así como van, serán mancos todos.

“La Familia” crece de una manera incontrolable y peligrosa en varias regiones mexicanas. El problema es que el verdadero nutrimento de su fe mentirosa no es obedecer el “mandato del señor”, sino a la codicia. La corrupción es su alimento esencial.

El Heraldo (Honduras)

 


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