El predio había sido clausurado el 26 de junio último por orden del juez Roberto Gallardo cuando un vecino de la zona presentó un recurso de amparo porque en un gigantesco pozo, donde funcionaba una pista para camionetas 4x4, se acumulaba agua, lo que favorecía la existencia de mosquitos. Es de destacar que ese famoso pozo generador de mosquitos corresponde a una obra paralizada porque el gobierno de la ciudad y la Legislatura porteña no autorizan la construcción de cines y un centro comercial. Entonces, los mosquitos son hijos de la burocracia.

En el país de los permisos y las protecciones suceden estas cosas. En la Argentina para abrir un negocio son necesarios 15 trámites con una demora (legal) de mas de sesenta días. En la práctica, demora mucho más. En Hong Kong en dos días se puede abrir un negocio, en Nueva Zelandia, Singapur, Irlanda y Canadá el trámite no demora más de una semana. La burocracia genera "externalidades negativas" que redundan en más y más burocracia. El resultado final es este escenario de inseguridad jurídica. 

En este contexto, miles de productores agrícolas y ganaderos de un sector que representa uno de cada cuatro dólares exportados por la Argentina, así como inversores de Argentina y el mundo bailaron al ritmo de esta incierta aplicación de la justicia. Tan incierta que lo habilitado en la era pre-Cromagnon pasó, en muchos casos, a no ser habilitable tras la tragedia. Ergo, los empresarios se preguntan ¿con qué vara nos medirán la próxima vez?.

La historia de La Rural terminó, por el momento, con un acuerdo entre las partes para el retiro del recurso de amparo a días de comenzar la muestra y reflejó la perniciosa combinación de incertidumbre legal y justicia lenta, una mezcla letal que es apenas una muestra de lo que sucede en otros sectores de la economía y la vida cotidiana de los argentinos.

Más golpes para el campo En la década de 1940 la elevada productividad del campo, apoyada en auspiciosos precios internacionales, fue políticamente utilizada para transferir recursos a una industria eternamente naciente. Hoy, como ayer, esta situación se repite a través de uso de los ingresos por retenciones (que representan un 10.5% de los recursos tributarios en el 2004) para el financiamiento de alrededor de 1.7 millones de planes Jefas y Jefes, retomando una transferencia de recursos que había sido desterrada en la pasada década.

Los golpes que recibe el campo, tanto por el lado de una incierta aplicación de normas como de la elevada presión impositiva, son apenas una muestra del poco amigable clima de negocios vigente en nuestro país y que, de forma inexorable, hace borroso el horizonte y desincentiva la inversión imprescindible para el crecimiento de la economía.

La historia argentina muestra que se puede ganar elecciones golpeando y esquilmando al sector agropecuario. Pero las consecuencias son letales para la Argentina. El clima de inseguridad jurídica debe ser eliminado y el sesgo anti rural debería quedar en los anales de nuestra historia.

Los autores son Directores de la Fundación Atlas 1853