De las numerosas teorías conspirativas que circulan por internet, una de las más absurdas es la que asegura que Barack Obama no nació el 4 de agosto de 1961 en Honolulu, Hawai, sino en Kenia. Después de que durante la campaña electoral, el estado de Hawai certificara la autenticidad de la partida de nacimiento de Obama, parecía que el bulo se desinflaría. No lo ha hecho.
«Quiero saber por qué seguís ignorando su certificado de nacimiento. ¡Él no es un ciudadano americano! ¡Es un ciudadano de Kenia! ¡Quiero que me devuelvan mi país!», gritó encolerizada una mujer en la sesión de preguntas de un mitin del congresista republicano Mike Castle, de Delaware.
El vídeo, colgado en YouTube, se convirtió en uno de los más vistos estos días, lo que ha hecho que los principales medios de comunicación tengan que volver a dar cobertura a un movimiento autodenominado birther, vocablo derivado de birth, nacimiento en inglés.
La persistencia de los birthers, y sobre todo su cobertura mediática, indigna a los seguidores de Obama, que lo interpretan como producto del racismo y la ignorancia. En cambio, para los republicanos se ha convertido en una verdadera patata caliente.
En el vídeo del mitin de Delaware se puede ver a un Mike Castle aturdido, pues mientras intenta explicar educadamente a la mujer que está demostrado que Obama es un ciudadano norteamericano, los asistentes al acto empiezan a abuchearle, y ella le interrumpe para recitar la Constitución de EEUU, que establece que sólo las personas nacidas en territorio norteamericano pueden ser presidentes del país. Curiosamente, John McCain fue víctima de las mismas acusaciones de ser un candidato ilegítimo, pues nació en una base estadounidense en el canal de Panamá.
El resurgimiento de la cuestión ha envalentonado a los birthers, que han preparado una campaña de presión a los congresistas republicanos para que actúen al respecto. El próximo viernes se inicia el receso estival del Congreso, un periodo que los representantes aprovechan para hacer mítines y reunirse con los constituyentes. A falta de 10 días, preparar las respuestas a las posibles demandas de los electores es uno de sus deberes inmediatos. Y entre ellas, figuran las de los birthers.
Los congresistas republicanos se encuentran ante un dilema. Aunque los birthers representan una minoría radical entre el electorado, pueden tener un peso importante en las primarias republicanas. Sin embargo, cualquier flirteo con una idea que se ha demostrado que no sólo es falsa, sino sospechosa de esconder motivaciones racistas, puede provocar una pérdida de votos entre los moderados.
El congresista John Campbell ha intentado salir de esta delicada situación proponiendo una nueva ley que obliga a los futuros candidatos presidenciales a presentar de forma oficial su certificado de nacimiento, a la vez que reconoce la legalidad de la partida de nacimiento de Obama. Otros, como Mike Pence, de Indiana, prefieren responder que la lucha que debe centrar todas las energías republicanas es derrotar la reforma sanitaria de Obama.