En nuestras fronteras con Brasil y hasta hace pocos años con Argentina, importábamos electricidad para las localidades fronterizas. Lula, a inicios de su último gobierno como Presidente de Brasil, lanzó el plan-promesa de “Luz para Todos”, con el objetivo de lograr el acceso y uso de la energía eléctrica a los segmentos más pobres de la población de su país. Hace tres semanas, en Río de Janeiro se conmemoró que el programa había cumplido la meta inicial: lograr dos millones de conexiones que beneficiarán a diez millones de personas.
Lula ha logrado ese extraordinario avance en el nivel de vida de los brasileños, sin recurrir a medidas traumáticas como nacionalizaciones, intervenciones, etc. Ha sido el fruto de una labor coordinada entre Gobierno y empresas. El Gobierno brasileño está cosechando los réditos políticos y las empresas eléctricas, todas, están gozando de buenos resultados financieros.
Si la popularidad de nuestro Presidente continúa bajando en las encuestas, es posible que la “nacionalización” de las generadoras eléctricas se produzca antes de las futuras elecciones. El actual Mandatario y sus eficientes equipos de propaganda, son expertos en realizar estos actos apelando al nacionalismo con la prédica antiimpe- rialista y anticapitalista. Ese festival de propaganda repercute en puntos a favor para el Presidente para así lograr la victoria electoral contundente que está buscando.
Toda la ciudadanía debe darse cuenta, que nuestro actual Presidente, al estar postulando para un segundo periodo, con sus anuncios de próximas nacionalizaciones de las empresas generadoras de electricidad, se está automarginando de hacer una promesa tan grande y hermosa como la de Lula. Para colmo de males, esta vez sin decirlo está prometiendo apagones de luz para todos. El sector eléctrico está en un equilibrio delicado que de ser alterado con medidas como la nacionalización, a corto plazo, el suministro de energía eléctrica será insuficiente y se producirán apagones en todo el país, porque el sistema de abastecimiento está interconectado nacionalmente. Electricidad generada en Santa Cruz y/o Cochabamba, se consume en La Paz, también en determinadas circunstancias electricidad generada en La Paz se consume en Cochabamba y/o Santa Cruz y así sucesivamente.
En números simples. El país cuenta con una potencia disponible de +/- 970 megawats (MW) y debe abastecer una demanda creciente que a la fecha requiere de 950MW, requiriendo +/- 50MW adicionales cada año.
Conceptualmente, la potencia instalada disponible debe estar un 10 a 20% de la requerida para no correr peligros de apagones. Al presente se está trabajando en el límite. La turbina de ciclo combinado que está insta- lando Guaracachi S.A. nos dará alivio por uno o dos años. ¿Y después?
Lo más probable es que la nacionalización de las generadoras siga el camino trazado por las “nacionalizaciones petroleras”. El primer paso consistiría en la compra de las acciones de las empresas, que continuarán funcionando. ENDE o el Estado Plurinacional al adquirir ese paquete accionario asume activos y pasivos de las empresas “nacionalizadas”. Como la bonanza petrolera está pasando, con dificultad se tendrán los fondos para pagar por esas acciones “nacionalizadas”, que como vimos en el caso de Transredes, debe ser prácticamente al contado.
Pero ese es el menor de los problemas. Lo difícil será poder invertir cada año +/- 100 millones de dólares para aumentar la generación y poder abastecer la demanda. Más aún, para darle mejor cara a la “nacionalización”, el Gobierno enfrentará a la tentación irresistible de bajar tarifas. Si eso sucede, se haría casi imposible conseguir financiamiento para invertir en mayor potencia por la incertidumbre que genera en la capacidad de repago de cualquier crédito.
Desgraciadamente, nuestra calamidad en el sector eléctrico será mayor que en el sector petrolero. Fruto de la “nacionalización” de mayo del 2006, la inversión petrolera cayo drásticamente y así ahora estamos importando gasolina, GLP, Jet Fuel y cada vez volúmenes mayores de diesel. La escasez se presentó y agudizó, pero por el momento hay calma. Con dinero se solucionaron los problemas de abastecimiento de derivados del petróleo, importándolos.
Con electricidad para Bolivia eso es imposible. En nuestras fronteras con Brasil y hasta hace pocos años con Argentina, importábamos electricidad para nuestras localidades fronterizas. Ese consumo ahora es satisfecho con generadores a gas instalados en esas localidades. La red interconectada nacional no llega a esas poblaciones, así que no se tiene forma de importar electricidad. Por tanto, repito, se está por garantizar apagones para todos.
