En las pasadas elecciones, el partido que obtuvo mayor número de votos presidenciales fue el Partido Liberal de Honduras, ascendiendo a la Presidencia de la República, su candidato Sr. Manuel Zelaya Rosales.
El Partido Liberal de Honduras es un partido demócrata por definición, de una amplia visión, manteniendo desde su fundación su esencia liberal progresista. El candidato ganador en esas elecciones presentó en su campaña una imagen congruente con el partido por el cual accedió al poder.
Durante su campaña política el Sr. Zelaya Rosales se presentó ante los electores como un candidato respetuoso de la Constitución y las leyes, un candidato comprometido con sacar a Honduras del subdesarrollo económico y social, comprometido con causas nobles como proporcionar educación y servicios de salud a los más necesitados.
La mayoría de los electores creyeron en su discurso y le premiaron con sus votos, pero: ¿A quién se eligió como Presidente?
¿Eligió el pueblo hondureño en las pasadas elecciones a un candidato de izquierda?, ¿el partido que ganó las pasadas elecciones fue un partido de izquierda? La respuesta a ambas preguntas es un rotundo NO.
Entonces, si el pueblo hondureño no favoreció con su voto mayoritario a un candidato de izquierda ni el partido que ganó las elecciones fue un partido de izquierda, ¿cómo es que terminamos los hondureños con un Presidente de izquierda y peor aún de la izquierda totalitaria?
El accionar y el discurso del Sr. Zelaya Rosales mientras se desempeñó en la Presidencia de la República dista mucho de las promesas y del discurso del Sr. Zelaya Rosales cuando candidato. Al parecer el pueblo hondureño votó por el candidato y no por el presidente: La diferencia aquí no es semántica, sino real, palpable y abismal.
El pueblo hondureño no votó para tener un Presidente que irrespetara las leyes del país, no votó por un Presidente que cambiara la Constitución, no votó por un Presidente que elimine el Congreso Nacional y que lo sustituya por una Asamblea Nacional Constituyente para poder así quedarse en el poder. El pueblo hondureño no votó por un Presidente que entrega la soberanía de Honduras a poderes de fuera, no votó por un Presidente que destruye el mismo sistema democrático que lo llevó al poder. De ahí que el pueblo hondureño no votó por el Presidente Zelaya Rosales.
En Honduras sí se violó el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos y el culpable de esa flagrante violación fue el entonces Presidente Manuel Zelaya Rosales.