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16/07/2005 | Atrapados: Ciudadanos Trabajadores Contra Las Regulaciones

Richard W. Rahn

Asuma que usted es un refugiado político legal en EE.UU. y viene de un país comunista. Usted no tiene un nivel de educación muy alto y tiene una habilidad limitada con el lenguaje inglés, pero usted es un master cuando se trata de esculpir en piedra—un verdadero artista en la piedra.

 

Debido a su habilidad, usted no tiene problema consiguiendo trabajos, pero por su propia naturaleza son trabajos limitados y transitorios. En los meses calientes, muchas veces usted trabaja en los estados del norte, y en el invierno usted trabaja en los estados del sur. Usted no tiene un empleador regular porque usted va de trabajo especializado en trabajo especializado y muchas veces recibe pagos en efectivo.

Usted ocasionalmente quiere mandar dinero a sus padres ancianos que todavía viven en su país natal, pero usted no puede usar un banco porque usted no tiene una cuenta bancaria. La razón por la cual usted no tiene una cuenta bancaria es porque los bancos son requeridos por los cuerpos de regulación domésticos e internacionales de “conocer a sus clientes”. Su falta de una dirección permanente, un empleador fijo y familia cercana en EE.UU. significa que usted no satisface los criterios de “conocer a sus clientes” de los bancos. Esto aunque usted tiene un salario anual bueno, es trabajador, constructivo, y obedece la ley.

No tener una cuenta bancaria significa que usted tiene que ir a una “compañía de transferencia de dinero” para mandar el dinero a sus padres. Sin embargo, los bancos están cada vez más cerrando las cuentas de las “compañías para la transferencia de dineros” porque ellos no “conocen” a los clientes de sus negocios y, entonces, se sienten cada vez más en riesgo de ser pescados por los reguladores financieros.

No solo los bancos están rechazando clientes por reglas de “conocer a su cliente” y por otras regulaciones financieras. Ahora las compañías de corretaje, los empeñeros, las compañías de bienes raíces y hasta los vendedores de carros están sujetos a algunas de estas reglas, lo cual significa que muchas veces tienen que rechazar tratar con personas completamente honestas y responsables que carecen de cuentas bancarias y deben hacer sus transferencias en efectivo.

Los bancos, otras instituciones financieras y muchos negocios están perdiendo clientes y están en mayor riesgo de ser enjuiciados por no cumplir con las complicadas, costosas y muchas veces confusas regulaciones—ellos están atrapados.

Muchos de los reguladores en la Red de la Tesorería para los Crímenes Financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés) han admitido de manera pública y privada que estas regulaciones no satisfacen análisis razonables de costos y beneficios y que hieren a los pobres, los jóvenes, los desaventajados y los inmigrantes legales. Pero estos reguladores se ven forzados a continuar en esta vía destructiva por los políticos los cuales están asustados de que si hay otro acto terrorista mayor (o solo el incesante crimen de droga y finanzas) ellos serán culpados, aún si las “soluciones” que ellos implementen hieran a los inocentes y destruyen las libertades personales y hacen casi nada para prevenir el terrorismo. Los reguladores, como los trabajadores inocentes y la gente de negocios, están atrapados.

Muchos políticos han considerado honestamente el relajo que han creado y saben que es destructivo y que lo será más aún. Los Republicanos tienen miedo de que la prensa izquierdista y los Demócratas los califiquen de ser menos severos con los negocios, y, entonces, se encuentran inmóviles y no toman acciones correctivas. Los Demócratas tienen miedo de que los califiquen de ser menos severos con el crimen o con el terrorismo, entonces ellos se encuentran inmóviles y no toman una posición de principios para corregir la situación.

El resultado es más y más personas siendo excluidas no solo del sistema bancario sino también de poder poseer acciones y bonos y de comprar muchos servicios de viaje, como también de poder adquirir muchos otros bienes y servicios. Estas, frecuentemente, son las personas que más lo necesitan. Las personas de negocios honestos están siendo expuestas a un mayor riesgo por las demandas de información sobre sus clientes y sobre las fuentes del dinero que ellas no tienen cómo saber.

Estamos empujando a las personas hacia la economía de efectivo que es de alto costo y alto riesgo y donde a los criminales se les abren oportunidades. En vez, las políticas públicas buenas deberían tratar de facilitar la integración de las personas a la economía digital utilizando el dinero digital.

La solución es que el gobierno pare de delegar sus responsabilidades de combatir el crimen a los negocios. El propósito de los negocios es proveer bienes y servicios para satisfacer las necesidades y deseos de los consumidores. El propósito del gobierno es proteger la persona y la propiedad. La historia muestra que cada intento de mezclar estas funciones lleva al desastre.

¿Acaso no hay líderes políticos con el coraje para sacarnos de esta trampa que hemos creado antes de que nos encontremos en un desastre?

Richard W. Rahn es Presidente de la directiva de Novecon Financial Ltd., y académico asociado del Cato Institute.

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.

El Cato (Estados Unidos)

 



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