No hay que olvidar que 90% de la cocaína se produce en América del Sur y 55%  se consume en Estados Unidos... por ende los caminos son no sólo de la cocaína sino principalmente del negocio, del dinero y por ende la industria del crimen.

Los factores que detonaron la violencia en México se pueden resumir en:

1.— El afianzamiento de los cárteles mexicanos en la década de los 80-90 ante el decaimiento de los cárteles sudamericanos. Cambio en la forma como se organizan los cárteles en Colombia y también el deterioro de la seguridad en la zona de Centroamérica.

2.— La mutación del mercado de consumo de Estados  Unidos  de la cocaína a las metanfetaminas durante la última década. Cierto, pero la cocaína es todavía importante... Pero esto lo que hace es generar que México pase de ser un país de tránsito a país de consumo.

3.— El deplorable control de nuestras fronteras para frenar el tráfico ilegal de armas y de contrabando. Así como la escasa colaboración de nuestro vecino en el control, registro y ventas de armas.

4.— Agregaría un cuarto punto, que son los problemas sociales de México, que generan un grupo amplio de gente que no ve soluciones legales de sobrevivencia y éxito.  Jóvenes que no trabajan ni estudian son muchos, jóvenes pobres con problemas de adicciones, temas claves de inequidad en el país.

Identificadores

¿Cómo identificamos la presencia del crimen organizado desde una perspectiva local? Para su análisis vamos a citar tres ejemplos:

1.—La relación narcotráfico-narcomenudeo. Los narcomenudistas representan más del 90% de los de la población dedicada a la distribución de drogas. Menos de  10% representa  a los grandes cárteles de narcotraficantes y sus lavadores de dinero.

En su operación los narcomenudistas retoman los mismos códigos de actuación de los grandes capos, por ejemplo, la subcultura y práctica del ajuste de cuentas y la muerte.

Incluso, se replican a menor escala mecanismos para el lavado de dinero a nivel micro: por ejemplo pequeños negocios principalmente vinculados al comercio, talleres y actividades informales. Es difícil estimar con seriedad cuántas personas se dedican al narcomenudeo en la ciudad de México; sin embargo,  sí se sabe que tenemos 5 mil 164 puntos de venta de droga y que 4 mil 611 personas han sido remitidas por venta o posesión de drogas.

Lo que hace notar que la crisis económica repercute de forma dramática en pléyades de jóvenes que ante la falta de oportunidades encuentran en la distribución de drogas la oportunidad de una fuente de ingresos.

Es importante mencionar que en el crimen organizado no sólo está presente en los lugares donde hay violencia, sino que hay otros espacios donde viven, invierten y socializan,  pero sin violencia. Estas mismas células de narcomenudistas forman parte de otra cadena delictiva, es decir se vuelven multifuncionales y van variando su esquema de operación y especialidad de acuerdo a la movilidad de la economía del mercado. Por ejemplo, los narcomenudistas también se dedican al robo a transeúnte, robo de celulares, robo de autos y algunos evolucionan hasta llegar a delitos de alto impacto como el secuestro.

Las células del narcomenudeo tienden a diversificarse conforme se va consolidando áreas de consumo en las colonias para competir en la venta. Es común ver que cuando determinada área empieza a arrojar utilidades, suceden asesinatos entre narcomenudistas, producto de esa lucha encarnizada por el mercado.

Los jóvenes ven el narcomenudeo como escalera de ascenso social, la venta de drogas les va a dar un status que sólo podrían alcanzar mediante terminar una carrera profesional o tener un negocio mediano establecido. Por eso se ha vuelto común observar en medio de colonias populares o unidades habitacionales de interés social autos de lujo, de último modelo muy ostentosos.

2.— Impacto local del contrabando y piratería. El contrabando entra a la ciudad de México principalmente a través de los puertos, la frontera norte y los accesos carreteros.

A diferencia del narcotráfico, el contrabando afecta severamente la economía nacional.
Cadenas productivas son lastimadas hasta su desmantelamiento como son la industria textil, la del calzado, el comercio de perfumes y accesorios de belleza, juguetes y por supuesto los derechos de autor de películas y música.

3.— El secuestro, eslabón del crimen organizado. Hace algunos años, el delito máximo en la pirámide del crimen era el robo de bancos, por los montos tan jugosos que ofrecía el dicho delito. En la última década el secuestro ocupa ese lugar, por el mismo motivo, las utilidades que reditúa. Recientemente, en los últimos tres años, al disminuir sus utilidades las bandas de narcotraficantes comenzaron a secuestrar como una de sus actividades regulares, primero en la frontera norte y después en casi la mitad de los estados del país.

En el Distrito Federal, aunque la cifra oficial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal  es de 0.27% del índice delictivo durante el último año, ello representaría 400 secuestros al año, lo que significa es que estamos a poco más de un secuestro por día, en cualquiera de sus modalidades desde el exprés hasta el secuestro duro.

Esta sicosis colectiva del miedo al secuestro ha generado el crecimiento de la extorsión directa y de la telefónica que se ha reproducido por miles. Lo cual ha aumentado la percepción entre la población de que cualquier persona puede ser secuestrada tal y como lo revelan las encuestas publicadas en los medios.