Sin que Andika Bayu Pamung- kas y sus amigos de 12 años lo supieran, las aparentemente inofensivas sesiones de artes marciales en su aldea indonesia en realidad eran los pasos para convertirlos en militantes y atacantes suicidas.

Las campañas de reclutamiento de jóvenes y manejables como Andika en escuelas y clubes deportivos es un método rutinario, usado por militantes en el sudeste asiático para cultivar la próxima generación de atacantes suicidas y rebeldes islámicos.

Andika y sus amigos descubrieron el propósito real de sus clases de artes marciales cuando su instructor, Susilo alias Adib, quedó en evidencia como un asociado de Noordin Mohammad Top, el cerebro detrás de una serie de atentados suicidas.

Nacido en Malasia, Noordin era alojado en la casa de Susilo.

“Susilo nos dijo a mis amigos y a mí que nos quedáramos en la casa cuando todos los otros estudiantes se hubieran ido para que nosotros cuatro aprendiéramos artes marciales. Él tenía miedo de que otras personas se enterasen. Nos dijo ‘Este es nuestro secreto. No les digan a sus amigos o a sus padres’”, dijo.

Kevin Yovi Pratama, de 9 años, era otro de los alumnos secretos de Susilo. “Practicábamos en una habitación con la puerta cerrada, para que mi madre y mis amigos no se enteren”, explicó.

Susilo además daba clases en una escuela islámica cercana, donde les decía a sus alumnos que los atacantes suicidas eran “mártires” recompensados en el cielo por sus actos.

Sesiones fuera de clases

Campañas como estas, y otras actividades como excursiones, actividades extracurriculares y blogs, pueden ser peldaños en el camino a procedimientos de reclutamiento más extremos, como la toma de juramentos o adiestramiento con armas.

Pero estas actividades no infringen la ley, lo que plantea una paradoja para los legisladores que se arriesgan a llevar a estos grupos a la clandestinidad y a ofender a los votantes al tomar medidas duras contra actividades religiosas. Aunque la mayoría de las escuelas islámicas de Indonesia son moderadas, un puñado ha desempeñado un papel vital en la producción de los militantes de la región.

“El problema no es tanto el programa como las pequeñas sesiones de estudios religiosos extraclase, donde maestros individuales pueden evaluar el potencial de los estudiantes para atraerlos a realizar actividades más extremistas”, dijo el analista Sidney Jones en un informe para el Grupo Crisis Internacional.

“Dado que los predicadores radicales se han basado en el ‘entrenamiento natural’ y otras excusas para llevar a grupos de jóvenes hasta colinas cercanas para entrenarlos, probablemente deba haber una mayor alerta de los padres en cuanto a tales programas”, sostuvo Jones.

Varias de las escuelas indonesias están conectadas con la red militante Jemaah Islamiah (JI), cuyo líder espiritual es el clérigo indonesio Abu Bakar Bashir.

Adoctrinamiento por video

A los militantes potenciales se les muestran videos que contienen la violenta opresión de los musulmanes en lugares como Oriente Medio, o Ambon y Poso, en el este de Indonesia.

“Cuando lees sobre cómo (el socio de Noordin Top) Syaifudin Jaelani reclutaba personas en la mezquita, te das cuenta de que era mediante videos de Ambon y Poso y participando con jóvenes en discusiones”, indicó Jones.