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02/08/2005 | La inestabilidad política en Nicaragua

Iván Olivares

La economía nicaragüense sigue resistiendo los embates de una clase política que parece más preocupada por repartirse cargos que por sentar las bases para generar riqueza, pero es poco probable que los números se comporten del mismo modo en el segundo semestre del año si el conflicto sigue igual, o peor aún, se agrava.

 

Quizás una de las razones sea que la relación causa-efecto de las malas decisiones (o de la inacción) política no se manifiesta de inmediato, sino que se presenta con unos cuantos trimestres de atraso, como lo explica Luis Rivas, Gerente General del BANPRO.

Otra sería que los inversionistas siguen llegando al país, a este convulsionado país, porque como dice Juan Carlos Pereira, Director Ejecutivo de ProNicaragua vivimos en una "inestabilidad estable. Los inversionistas ya se dieron cuenta que los nicaragüenses nos acostumbramos a vivir al borde del precipicio sin saltar nunca al vacío", teorizó.

Una más, según la versión de Eduardo Montiel, ex ministro de Hacienda y Crédito Público, es que generalmente, la turbulencia es sólo política, sin llegar nunca a una situación en la que se ponen en riesgo de forma sistemática la vida y propiedades de las personas.

El también catedrático de INCAE señaló que los principales rubros en los que el país recibe mayores flujos de inversión son la maquila y el turismo, sectores que son menos "nerviosos", y que irónicamente podrían verse más afectados por otro tipo de actividad poco recomendable: el cambio en las reglas del juego.

Una explicación más es la de Efraín Laureano, economista dominicano que tiene un sexenio de trabajar en el país para la AID. El piensa que los empresarios nicaragüenses ya conocen a la clase política y hasta dónde es capaz de llegar, por lo que se hicieron expertos en sobrevivir en estas aguas cuya turbulencia les resulta aceptable.

Más allá de las opiniones haya que ver qué dicen los números, y aunque la mayoría de ellos se mantienen estables, algunos indicadores sugieren que el barco ha comenzado a hacer agua.

Uno de ellos es el índice que mide la actividad económica de cada mes y la compara con el mismo período del año anterior: el IMAE, que había mostrado incrementos arriba del 6% en nueve de los últimos diez meses medidos (de mayo 2004 a febrero 2005). Ese índice cayó por segundo mes consecutivo de la barrera de los seis puntos, marcando 5.7 durante abril y mayo pasados.

Indicadores empiezan a "parpadear"

El análisis de esa situación muestra dos posibles verdades a elegir.
Si quiere ver el vaso medio vacío, puede coincidir con Mario Alonso, del BCN, para quien la medición del cuarto mes del año refleja los "ruidos" de abril, cuando estudiantes universitarios salieron a las calles y se enfrentaron a la Policía en demanda de una rebaja de cincuenta centavos en el costo del pasaje urbano.

Si prefiere verlo medio lleno, puede adscribirse a la opinión de Eduardo Montiel, cuyo análisis indica que "la actividad económica aún no refleja desaceleramiento, y aunque el IMAE ha sido menor al 6% por dos meses consecutivos, eso no significa que estemos mal, porque crecimientos arriba del 5% son superiores a cualquier momento histórico".

Otro indicador que fluctúa es el de las reservas internacionales, que estaban en 670 millones a diciembre 2004, y bajaron a 622 millones en junio 2005, cifra que en realidad es muy similar a los 616 millones que mostraban los datos del BCN en junio del 2004.

Con todo, el economista Montiel se siente tranquilo porque "no hay fuga de capitales, según muestran los datos del BCN referidos a los depósitos en el Sistema Financiero Nacional", y tiene razón: las bóvedas de los bancos guardaban 1,908 millones de dólares en diciembre del 2004, y la suma había crecido en casi $100 millones al 30 de junio pasado, cuando saltaron a $2005 millones.

La inflación también está marcando más alto que el año pasado, cuando cerró en 9.26 por ciento: a junio del 2004, el Índice de Precios al Consumidor estaba en 5.46 por ciento, mientras en junio 2005 ya pasaba del seis por ciento para situarse en 6.19, sin que la clase política se ponga de acuerdo sobre las medidas internas a aplicar para enfrentar el alza de los precios del petróleo.

A favor de los optimistas, el país recibió sendos espaldarazos por parte de Estados Unidos y del grupo de naciones más industrializadas del planeta, conocido como G-8.

Mientras el primero otorgó al país una ayuda de 175 millones de dólares para desarrollar una serie de proyectos en León y Chinandega como parte de la denominada Corporación Reto del Milenio, el segundo otorgó un perdón de deuda adicional al recibido gracias a la HIPC, el que oscila entre 664 y 1,949 millones de dólares.

Ambas iniciativas responderían al hecho que, más allá de los ruidos que hace de forma permanente el sistema político nicaragüense, los números gruesos se mantienen estables.

Diario Exterior (España)

 



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