Rápido, nombre a la mayor economía socialista del mundo. No, no es China; es la Política Agraria Común de la Unión Europea, la notoria PAC.

Hoy, el 44% del presupuesto de la UE se emplea en la PAC, que cuesta a los contribuyentes europeos cerca de 48 billones de euros, para un sector que emplea a menos del 5% de la población de los estados miembros. La UE gasta siete veces más en la PAC que en investigación y desarrollo.

Recientemente, gracias al fracasado proceso presupuestario de la UE, el Primer Ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, ha llevado la reforma de la PAC al primer punto de la agenda del bloque. Quiere alterar dramáticamente el sistema, y renegociarlo antes del año 2013. A esto se opuso vigorosamente Mariann Fischer Boel, la comisaria de agricultura de la UE, en un discurso reciente.

Pero la Comisión en conjunto está a favor de la reforma, considerando la posibilidad de utilizar el próximo proceso de revisión de la PAC para reducir los pagos de subsidios a los granjeros. En su lugar, la Comisión propone incrementar los pagos al desarrollo rural regional, e introducir un límite de 300.000 euros para los pagos de la PAC. De ser aprobados, el dinero fluirá al este, a la parte más pobre de Europa. La reforma de la PAC parece inevitable, incluso si llega lentamente. Sin embargo, las propuestas están siendo combatidas y atascadas por Francia, que recibe alrededor de 10 billones de euros en subsidios de la PAC al año.

¿Cómo llegó a nacer este sistema? La PAC es un gran caso de estudio de cómo las regulaciones y las distorsiones del mercado, una vez introducidas, se alejan de sus objetivos iniciales.

Las raíces de la PAC se encuentran en la protección arancelaria de la agricultura de los años 30, cuando muchos granjeros europeos crecieron acostumbrados a la intervención estatal contra las importaciones. Tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos afrontaban la hambruna en Europa. Allá por entonces, el consenso político para un negocio racional y eficaz significaba planificación, y así se creó un sistema general de control de precios y garantías, e incluso se convirtió en uno de los puntos principales del proyecto europeo. Como era de esperar, levantar una agricultura llevó considerablemente más tiempo que reconstruir la industria, y las carencias se prolongaron en muchos países durante años.

Muchos granjeros simplemente eran demasiado pequeños para ser productivos si no se concentraban en cultivos o alimentos especializados. Pero la productividad fue mejorada mediante la introducción y aplicación de nuevas prácticas de cultivo. En los años sesenta y setenta, la agricultura pasó de ser un negocio a pequeña escala a convertirse en una industria.

En 1980, la producción alimentaria sobrepasó por primera vez a la demanda de alimentos. Aún así, los entonces seis miembros de la EEC (Comunidad Económica Europea - la organización que precedió a la UE) empleaban nada menos que el 20% de su mano de obra en la agricultura.

El incremento de la producción preocupó a los líderes europeos; sintiendo la competición desde Estados Unidos, vieron una marcada caída en los precios de los alimentos. Sin ser PACaces de predecir el efecto de los cambios que traería la tecnología, y desconfiando de los cambios que traerían las fuerzas del mercado, intentaron mantener los ingresos para un sector tan grande de la mano de obra. Basaron su razonamiento en la premisa de "las circunstancias especiales" de la agricultura, que sustentada sobre la granja familiar, induciría "fallos del mercado".

También sabían que dejar la agricultura en manos de los gobiernos nacionales, tendentes al proteccionismo de lo propio (Francia en particular), minaría la libre circulación de bienes, mano de obra y PACitales.

En 1982 se fijaron las orientaciones generales de la PAC:

 

• Incrementar la productividad mediante la promoción del progreso técnico y la garantía del uso óptimo de los factores de producción, en particular la mano de obra;
• Garantizar un estándar de vida justo para la comunidad agrícola;
• Estabilizar los mercados;
• Asegurar la disponibilidad del suministro;
• Proporcionar los consumidores alimentos a precios razonables.

En la práctica, la solución fue incrementar el proteccionismo manteniendo los precios artificialmente altos, e importación con restricciones a expensas de los productores de fuera de la UE. La complejidad siempre creciente de los diversos controles para sustentar la PAC la convirtió en un bastión de la burocracia, la mala gestión y cada vez más, el fraude descarado.

El desfase agrícola de Europa se incrementó enormemente, creando enormes excedentes que eran exportados con ayuda de mayores subsidios, afectando así seriamente a las exportaciones y a la agricultura de los países del Tercer Mundo, creando conflictos comerciales con las restantes naciones agrícolas relevantes del mundo. El consumidor europeo también tuvo que soportar el endurecimiento de la PAC, dado que los precios de los alimentos en las tiendas de Europa eran significativamente más altos que en el mercado mundial.

Hacia 1992, la PAC consumía más del 66% del presupuesto de la UE, antes de que las reformas lograran reducirlos de alguna manera. Por entonces, la mano de obra empleada por la agricultura en los 15 países miembros de la UE había caído por debajo del 2%, trabajando principalmente en grandes granjas comerciales.

Las regulaciones que afrontan un problema crean a menudo nuevos problemas en otras áreas reguladas. Los nuevos subsidios agrícolas de este año pretendían reducir la sobreproducción separando los subsidios de la producción. Los granjeros europeos son pagados ahora para no producir; como era de esperar, esto penaliza incluso más la innovación y la mejora. Cuando la mitad de los beneficios del granjero vienen de diversos tipos de subsidio, ajenos a su control, el granjero ha perdido completamente tanto el control como la responsabilidad de su negocio. Qué destino tan terrible para lo que fue una vez una profesión orgullosa.

Los desincentivos de la PAC a la innovación también han mantenido el nivel tecnológico de la agricultura europea por debajo del que podría ser. La tercera generación de organismos modificados genéticamente (GMO) podría suponer una revolución real para los granjeros europeos, eclipsando los efectos de mejoras tecnológicas previas. La producción de vegetales para aplicaciones no alimentarias da valor inmediatamente al pequeño granjero. Los derivados de vegetales renovables como los bioplásticos son degradables y baratos. La producción vegetal de vacunas animales, anticuerpos y proteínas sanguíneas podría proporcionar un camino de entrada a la agricultura en la industria farmacéutica. Pero la anulación de la prohibición contra los GMO propuesta por la Comisión fue bloqueada por los ministros de agricultura de los estados miembros en junio de este año, y parte de los motivos que se citaron estaban vinculados con la PAC.

La parte mayor de los subsidios agrícolas de la UE se está entregando hoy a los granjeros más ricos y grandes, los que son PACaces por su peso político de garantizarse grandes cantidades de subsidios. Así, la PAC funciona ahora contra los granjeros más pequeños en áreas menos favorecidas, y eleva los precios de los alimentos para el consumidor en un "mercado" inestable. Precisamente lo opuesto a los objetivos fijados.

"Ir a favor de la PAC no se orienta al futuro, una política... que está vinculada a la Segunda Guerra Mundial", declaró el Primer Ministro de Suecia, Göran Persson. Uno no podría estar más deacuerdo; es hora de descartar la PAC.

Waldemar Ingdahl es Director del centro sueco de análisis de políticas públicas Eudoxa.