Ayer se celebraron veinte años de la caída del muro de Berlín, acontecimiento histórico crucial para el fortalecimiento de la libertad en el mundo. Desde 1961 hasta 1989 este muro fue un símbolo de las limitaciones a la libertad, durante todos esos años se impidió el libre tránsito de las personas; en la búsqueda de su libertad cientos de seres humanos murieron y miles resultaron heridos física y emocionalmente. Su construcción, mantenimiento y derrumbe es una muestra del largo y sinuoso camino de la libertad.

La eliminación del muro significó el fin de los regímenes comunistas en Europa Oriental y la conclusión de la Guerra Fría, pero sobre todo escenificó el preludio de lo que en menos de un año sería la reunificación Alemana. La desaparición del muro alentó la libertad y con ella elevó sustancialmente el bienestar de Alemania.

Los sucesos clave de 1945 hasta 1989 son los siguientes:

• Mayo de 1945: Fin de la Segunda Guerra Mundial; se divide Berlín en el este soviético y en el oeste británico, francés y americano.
• 1949: Fundación de la República Federal Alemana (Occidental) el 23 de mayo y de la República Democrática Alemana (Oriental) el 7 de octubre.
• 13 de agosto de 1961: Cierre de la frontera entre Berlín Oriental y Berlín Occidental e inicio de la construcción del muro.
• 1973: Las dos Alemanias deciden mantener relaciones diplomáticas formales.
• Septiembre de 1989: Hungría abre la frontera con Austria y miles de alemanes orientales huyen a Occidente en búsqueda de la libertad.
• 4 de Noviembre: Un millón de personas asisten a la manifestación pro democracia en Berlín, lo que presiona el fin del régimen comunista.
• 9 de Noviembre: Los alemanes orientales acuden presurosos a los cruces fronterizos y alcanzan la anhelada libertad. El muro llega a su fin.

La gran lección que deja la caída del muro es que la sociedad es sumamente compleja y no existe una sola mente o grupo selecto de mentes capaz de entenderla a plenitud y por tanto es imposible realizar un proceso de planeación autoritaria. Teniendo en cuenta esto, la libertad individual es necesaria y necesita ser impulsada, todo intento por coartarla o limitarla destruye el orden social e impide que los recursos se asignen eficientemente, sin libertad es imposible superar viejos problemas e imponerse a los nuevos desafíos.

La libertad implica tratar a las personas como únicas, no como meras piezas de un juego económico. No existen muros que resistan la tendencia natural de la humanidad a la libertad, los gobiernos y los gobernantes tienen que entender esto para dejar de cometer atrocidades y verdaderamente apoyar el progreso social.

La caída del muro puso fin a la opresión que el comunismo representó durante varias décadas para diversos países de Europa en los cuales no se permitía el acceso a la libertad política y económica tras la derrota del nacionalsocialismo. Los países socialistas representaron literalmente prisiones dentro de las cuales millones de personas eran sometidas a la pobreza, control y reducción de su condición como seres humanos. Desafortunadamente esta historia no ha terminado, sobresalen los casos de Cuba en América Latina y China en Asía, aún queda un largo camino por recorrer.

El muro de Berlín implicó la división traumática de un pueblo y ayudó a mostrar las distintas trayectorias que pueden seguir las sociedades. Por un lado una democracia liberal que con el paso de los años mejoró la calidad de vida de sus habitantes y por el otro una tiranía comunista en la que la población se encontraba sometida a la miseria y la frustración. Este veinte aniversario debe servir como aliciente para combatir a los enemigos de la libertad, especialmente en América Latina, donde líderes perversos se empeñan en estrecharla en aras de fortalecer su control y visión equivocada del desarrollo.

La construcción de muros restringe la libertad y revela la inopia y las ideas autoritarias de quienes los erigen. Quienes levantan muros no entienden que el camino directo a la felicidad se encuentra en la libertad, quienes aún conociendo esto promueven la construcción de muros demuestran su estrechez mental y en el peor de los casos un comportamiento que raya en lo perverso. La libertad es el derecho fundamental del hombre, su único límite se encuentra en la libertad del prójimo.

Todavía más, la libertad promueve la formación del ser humano. Un individuo únicamente puede desarrollarse en libertad según sus posibilidades, talentos e inclinaciones, y aprovechando las oportunidades. Cuando el destino de un ser humano depende de los caprichos del poder y se le expone a un permanente adoctrinamiento, pierde la capacidad de elegir, pulveriza su dignidad y la sociedad sufre daños severos como resultado de la imposición de un aparente “mundo feliz”. Los experimentos autoritarios están condenados al fracaso, esa es la lección que desde nuestra libertad debemos valorar y reflexionar.

Este mes se celebran veinte años de la caída de este muro, pero debemos seguir luchando ya que se mantienen intactos muchos más de carácter visible como el que se extiende en la frontera entre México y EE.UU. donde han muerto miles de personas o de carácter invisible como resultado de las diferencias económicas, políticas o raciales. El camino hacia la libertad y los esfuerzos por alcanzarla deben continuar, no existe espacio para la duda, la libertad es el mejor de los caminos.