En las últimas horas y más aún luego del amplio y casi incondicional aval que la administración de Obama extendió a favor de los comicios del 29 —lo que posibilitó incluso la participación de un número considerable de observadores—, en pisos superiores de la cancillería, se dice, comenzó a valorarse la posibilidad de “revisar la posición adoptada…” a la luz del resultado de una elección que, de confiar en reportes de agencias internacionales apunta a convertirse en la más concurrida de la historia moderna de ese país.

Y ello, claro, genera preocupación en el equipo que con la secretaria Patricia Espinosa dirige la política exterior y que, como ella, no son ajenos ni ignoran lo que algunos consideraron “excesos” del gobierno cuando el depuesto Zelaya visitó México en su peregrinar por casi todos los países de América, en busca de un apoyo que nadie le escatimó y hoy deja de lado al desconocer un proceso convocado por él mismo, cuando aún despachaba como Presidente…

Preocupa también la situación, y esto es relevante, porque bien se sabe hoy en círculos diplomáticos locales de los excesos del depuesto Zelaya y de la copiosa y preocupante información surgida de sus relaciones —la del rijoso Chávez, apenas una de ellas— que en el gobierno mexicano se recibió de manera oportuna de personalidades hondureñas de incuestionable autoridad moral, pero que aquí no merecieron credibilidad…

Hoy, pues, el asunto parece haberse salido del cauce en que se pretendió encasillarlo y ello, no lo dude usted, generará problemas… no sólo la preocupación que ya hoy existe en muchos países, el nuestro entre otros.

Al tiempo, entonces…