Dicho hospital es emblemático en la Argentina. Anualmente se realizan colectas y recitales a beneficio. El Ministro de Salud Ginés González García afirma que es el hospital mas completo de América Latina y sus “servicios no son reemplazables en otras instituciones del país”.

Gustavo Lerer es un potentado sindicalista. Su ingreso mensual es siete veces el salario promedio de la economía argentina. Como casi todos los sindicalistas, además de jugosos ingresos muestra contradicciones increíbles. Lerer es un trotskista de 4000 pesos mensuales.

Pero eso no es todo. Lerer suele anunciar que “el paro no afecta la atención sanitaria de los pacientes”. Si eso fuera cierto, entonces los trabajadores que representa Lerer serían ñoquis y deberían ser expulsados. Si las personas que realizan un paro son trabajadores reales, necesariamente su actitud genera perjuicios. Un paro “neutral” significa que es lo mismo que las personas trabajen o no.

La realidad es que el Hospital no funciona normalmente y que los niños son el botín  con el que chantajea el sindicato.

“Los únicos privilegiados son los niños” decía el General Perón una de las “veinte verdades peronistas” que emocionó a buena parte de la dirigencia política desde 1945.

Gustavo Lerer no es un caído del cielo, ni del infierno, siquiera. Lerer es el producto de la legislación laboral argentina. En la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) se establecen privilegios bochornosos para las cúpulas sindicales. Mucho mas para los sindicalistas del estado.

Gozan de privilegios en cuanto al uso de días de trabajo, jornadas para reuniones, etc. Acomodan los horarios como quieren y rara vez se los ve efectivamente trabajando. El simple aspecto de un sindicalista invita a pensar que hace mucho tiempo no toma las herramientas de trabajo que a diario empuñan sus “trabajadores”. Un sindicalista no puede ser echado del trabajo a menos que se abone una indemnización que es el doble de la que corresponde a un representado.

Curiosamente la ley laboral restrictiva y anti empleo que rige en la Argentina es defendida fervientemente por el Ministerio de Trabajo. Es decir que lo que promueve el Ministerio de Trabajo lo sufre el Ministerio de Salud. (además de todos los argentinos que crean riqueza)

Es imperioso rever la legislación laboral argentina. La defensa del valor del trabajo debe basarse en causas reales, en generación de empleo y creación de riqueza. Ni los decretos, ni las leyes, ni los Gustavo Lerer ni Trotsky han aumentado un salario en términos reales en la historia.