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29/08/2005 | El gobierno de Sudán obligado a respetar su compromiso con la democracia

Carroll Andrew Morse

"Por el bien del pueblo de Sudán, así como del sistema internacional que aspira a la solución pacífica de las disputas, la comunidad internacional tiene que mantener al gobierno de Sudán sobre su compromiso de dos elecciones, dejando claro que el gobierno legítimo de Sudán será el que facilite las elecciones que se habían prometido".

 

Por el momento, la frágil paz en la guerra norte-sur de Sudán (un conflicto distinto del conflicto en la provincia sudanesa occidental de Darfur) parece haber sobrevivido a la muerte del longevo líder del sur, John Garang. Garang era el líder del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA). El SPLA lleva luchando contra el gobierno central de Sudán en Jartoum desde 1983, en una guerra que se ha cobrado más de 2 millones de vidas.

Como parte del Comprehensive Peace Agreement (CPA) que puede que termine finalmente con dos décadas largas de guerra, Garang se había convertido en el primer vicepresidente de Sudán. La primera vicepresidencia colocaba a Garang en el segundo lugar en el ranking de autoridad, solamente por detrás del líder contra el que había estado luchando, el presidente sudanés Omar Hasan al-Bashir. Pero el 31 de julio, menos de un mes después de asumir la primera vicepresidencia, Garang fue asesinado en un accidente aéreo. Esta vez no hay pruebas de que el accidente fuera producto del sabotaje, aunque aún hay en marcha una investigación.

El CPA incluye una provisión que permite que el sur celebre un referéndum de secesión cada seis años. Si la votación se celebrara hoy, no hay duda de que lograría el sí, dividiendo lo que es ahora Sudán en dos países soberanos. Pero aún así, a pesar de la popularidad de la secesión entre la gente del sur de Sudán, el propio Garang estaba a favor de un único Sudán unificado.

Hay algo digno de paradoja política. Garang tenía un largo historial de líder indiscutible no dispuesto a compartir el poder o ni siquiera a celebrar consultas. Es difícil creer que convertirse en el número dos permanente frente a su archienemigo, lo viera como un final satisfactorio a su lucha. Garang y Bashir rondaban la misma edad, así que Garang no tenía motivos para esperar heredar la Presidencia.

Lo más probable es que Garang tuviera un plan para alcanzar la primera posición. La profesora Carolyn Fluehr-Lobban, experta en, y frecuente visitante de Sudán, señala que el CPA prescribe unas elecciones a nivel nacional para Presidente a celebrarse a mitad del período interino que precede al referéndum de secesión. Según Fluehr-Lobban, se creía ampliamente en Sudán que Garang se habría presentado para Presidente.

Si la política electoral pacífica fuera la única consideración, no hay motivo para pensar que Garang pudiera haber perdido. Aunque el gobierno nacional bajo Bashir ha estado bajo dominio árabe, solamente el 39% de la población de Sudán es árabe. E incluso dentro de la población árabe, Bashir carece de una base fiable de apoyo personal. Bashir es un hombre fuerte militar que llegó al poder aliándose con el líder del movimiento islamista de Sudán, Hasan al-Turabi. Es dudoso que Bashir disfrute de gran apoyo entre los islamistas hoy; Bashir ha arrestado, encarcelado o detenido a Turabi en múltiples ocasiones desde el 2001.

Tanto Bashir como Garang parecían creer que podían utilizar una alianza con el otro para obtener lo que querían. Garang pensaba que la primera vicepresidencia le ayudaría a cultivar una amplia base de apoyo que necesitaba para convertirse en el líder no sólo del sur de Sudán, sino de todo Sudán. Bashir creía que un matrimonio de conveniencia con Garang y el SPLA era lo necesario para mantener su propia base siempre inestable de poder, y que de alguna manera podía machacar a Garang en unas elecciones generales.  

Es casi seguro que la candidatura presidencial de Garang habría ayudado a revolver la lucha interna de Sudán. Garang habría encabezado los esfuerzos por construir una sombra de sociedad civil normal en el sur y el oeste de Sudán; habría querido que tanta gente como fuera posible que hubiera sufrido bajo la agresión del gobierno nacional en el sur, en Darfur, y en el este de Sudán tuviera acceso fácil a los colegios electorales en una jornada electoral tranquila.

No está claro si el nuevo primer vicepresidente, Salva Kiir, es la figura nacional potencialmente unificadora que era Garang. Kiir no representa un compromiso público fuerte con un Sudán unificado. Si Kiir no puede aportar una esperanza razonable de un Sudán unificado, ya sea porque él mismo no cree en ello o porque es incapaz de convencer a sus homólogos del sur de continuar la visión de Garang, Bashir podría renegar de sus acuerdos y reanudar la guerra civil.

Para que la implementación del CPA mantenga el curso, deben satisfacerse dos condiciones. Primero, que la oposición del sur no fracture en ausencia del liderazgo personal de Garang. Es fácil es decir, pero la historia muestra que no siempre es fácil de hacer. En segundo lugar, el mundo no puede vacilar en sus nuevos altos estándares de elecciones justas establecidas por los sucesos de Ucrania, Georgia y otras dictaduras en transición. Por el bien del pueblo de Sudán, así como del sistema internacional que aspira a la solución pacífica de las disputas, la comunidad internacional tiene que mantener al gobierno de Sudán sobre su compromiso de dos elecciones, dejando claro que el gobierno legítimo de Sudán será el que facilite las elecciones que se habían prometido.

Carroll Andrew Morse es colaborador frecuente de TCS.

Diario Exterior (España)

 



 
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