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11/09/2005 | La escasez y la subida del precio del petróleo

William Anderson

"Al colocar controles de precios sobre el crudo, el gobierno logró hacer dos cosas. En primer lugar, generó carestía de crudo y luego, llevó a los productores a adquirir el petróleo que estaba más disponible en Oriente Medio".

 

La gente no está contenta con esta última subida de precios de la gasolina; y, como era de esperar, exigen respuestas - y "soluciones" - a las personas equivocadas: la clase política. En el ojo del huracán se encuentra Hawai, donde los precios de la gasolina pronto estarán controlados por ley, no por el mercado.

 

Los hawaianos están a punto de descubrir en el futuro próximo que las "soluciones" que han apoyado van a tener el efecto opuesto de lo que se pretendía presuntamente.

 

La gente del estado de Aloha paga más por la gasolina que nadie de Estados Unidos, y cualquiera hasta con las nociones más básicas de economía comprende por qué eso es así. Hawai es un grupo de islas ubicado a miles de millas del continente norteamericano, y los hawaianos que compran gasolina tienen que estar dispuestos a pagar los altos precios del transporte de llevar el combustible a ese estado. (A más de 57 centavos el galón, los hawaianos también pagan los mayores impuestos de gasolina en Estados Unidos, un centavo más que sus homólogos de California y cerca de 13 centavos más que la media nacional, según el Instituto Americano del Petróleo).

 

Los hawaianos creen que esto es el conjunto de circunstancias más injusto y han recurrido a su legislatura en busca de lo que creen que va a ser la liberación. Sí, incluso aunque los altos precios del crudo que paga la gente de Hawai por la gasolina se deben a esa cosa escurridiza llamada Ley de la Escasez, los ciudadanos de ese estado están convencidos de que los políticos de allí pueden solucionar la escasez por arte de magia. Están a punto de descubrir lo equivocados que están.

 

Según John W. Schoen, de la MSNBC:

 

... Los motoristas hawaianos, que pagan los precios más altos de Estados Unidos puede que tengan un respiro mientras el estado se convierte en la primera nación en poner un límite al precio de la gasolina. La nueva ley, que entra en vigor el 1 de septiembre, permite fijar un máximo a la Public Utilities Commission del estado para el precio de la gasolina en Hawai, según la media semanal de precios en Los Angeles, Nueva York, y la Costa del Golfo. La ley no limitaría los precios al por mayor.

 

Para un político o para un periodista, esto parecería ser un plan razonable. Al mantener bajos los precios totales de la gasolina, el gobierno de Hawai está "reduciendo los precios" que los distribuidores tendrán que pagar por la gasolina, permitiéndoles así "pasar" el ahorro a sus clientes. Pero aún así, el programa entero se basa en una falacia de la economía - una que ha perseguido a la economía durante siglos - e incluso aunque los economistas llevan desmontando esta falacia durante más de 130 años, aún vive. La falacia es esta: el precio de un bien final (al consumidor) está determinado por sus costos de producción.

 

Adam Smith y la así llamada Escuela Clásica de economía del siglo XIX en Gran Bretaña estaban atascados en su análisis económico porque sostenían esta falacia. Mientras que un grupo de individuos en el continente europeo fueron capaces de ver a través de este juego de palabras, el problema no se soluciona hasta la publicación en 1871 de Principios de la economía, de Carl Menger. [1]

 

Menger no sólo "solucionó" la llamada Paradoja del agua y el diamante que había atascado a los economistas, sino que también hizo una contribución relevante al pensamiento económico al identificar correctamente la fuente del valor de lo que llamaba bienes "de orden superior", o bienes de capital. (Bienes de orden superior también son bienes intermedios que se encuentran en un estado "sin finalizar", igual que el engrudo antes de convertirse en alquitrán o el crudo antes de refinarse en bienes como la gasolina, el nylon y otros combustibles).

 

En el lenguaje Mengeriano, la gasolina común es un bien de orden superior. El crudo también sería un bien de orden superior, por no mencionar la totalidad de los diversos factores de producción que están implicados en la producción y transporte de gasolina y productos derivados de la gasolina. El valor de esos bienes de orden superior está determinado por el valor que los consumidores adjudican al producto final, como gasolina, butano y otros bienes derivados, como la ropa deportiva de nylon.

 

¿Qué tiene que ver la teoría Mengeriana del valor (austriaca en realidad) con el actual precio de la gasolina en Hawai (o en cualquier otro sitio)? Nos dice que el valor de la gasolina común está determinado por el valor de lo que la gente está dispuesta a pagar en la gasolinera, no a la inversa.

 

La confusión en la materia no se encuentra simplemente en el gobierno de Hawai. Una visita a la página web del Instituto Americano del Petróleo reproduce la misma información falsa que debatían los legisladores hawaianos. En respuesta a la pregunta de los elevados precios de la gasolina, la página del API nos dice que estos incrementos en el precio se deben al "precio superior del crudo". Así, en este tipo de jerga, los elevados precios "pasan" a los consumidores a causa del presunto "poder de monopolio" de los productores de petróleo.

 

Pero aún así, ¿qué ocurre realmente y por qué? La respuesta estándar incluye la demanda norteamericana, la inestabilidad política en Oriente Medio y el incremento de la demanda de Asia. Todo esto es cierto, en un sentido. Por ejemplo, la atmósfera política que rodea la presencia norteamericana en Irak ciertamente va a afectar al suministro petrolero de esa región, y generar gran incertidumbre acerca de las reservas futuras. Los comerciantes de crudo, que quieren estar seguros de disponer de un suministro de petróleo constante en el futuro, están dispuestos a pagar mayores precios ahora como garantía.

 

(Otro motivo por el que los precios del crudo están creciendo [y esto es solamente un efecto adjunto, dado que este punto merece otro artículo entero] es que el petróleo es una mercancía, y los precios de las mercancías a menudo se elevan cuando las principales divisas [como el dólar] se están ajustando. La gente con dólares busca inversiones con buen beneficio, y ahora mismo sucede que el petróleo es una de ellas).

 

Sin embargo - y éste es un gran sin embargo - el único motivo por el que los comerciantes están dispuestos a pagar estos precios por el petróleo es que creen que los particulares están dispuestos a comprar refinados del crudo que permitirán que esas compras originales sean beneficiosas. De hecho, el precio del crudo no puede crecer independientemente del valor del producto final en el que se refina. Incluso aunque vemos un patrón en el que el precio del crudo crece, a lo que sigue un incremento en los precios de la gasolina, uno tiene que recordar los procesos económicos que están teniendo lugar.

 

Por ejemplo, cuando el Presidente Jimmy Carter anunció en 1980 que su administración estaba iniciando una liberalización en fases de los precios del petróleo, los grupos izquierdistas como la Coalición Ciudadano / Trabajo Energía predijeron que hacia 1990, los precios del crudo se elevarían hasta casi los 600 dólares el barril, una predicción repetida como loros por los principales medios. (Antes de la invasión de Kuwait por Irak en el verano de 1990, los precios del petróleo permanecían a unos 18 dólares el barril, así que "los expertos de la energía" se desfasaron en solamente 582 dólares).

 

Todo esto nos lleva de vuelta al plan de precios de Hawai, pero se tiene que mantener en mente. Esto es casi la misma política que el gobierno norteamericano siguió en los años 70, cuando controlaba los precios de las productoras nacionales y el bombeo. Cualquier lector que condujera un coche durante esa década puede recordar el caos que tuvo lugar, especialmente cuando había problemas a ultramar.

 

La lógica del gobierno rezaba así: si mantenemos el precio bajo en la fuente, entonces el ahorro pasará a los consumidores. Sin embargo, al colocar controles de precios sobre el crudo, el gobierno logró hacer dos cosas. En primer lugar, generó carestía de crudo, dado que los productores no veían ningún incentivo en asumir los riesgos de perforar en busca de más petróleo. (Sí, el gobierno dijo que había "incentivos" insertados dentro de sus políticas, pero consistían en el juego de chinos de los incentivos burocráticos usuales, que carecen de base en la realidad económica). En segundo lugar, llevó a los productores a adquirir el petróleo que estaba más disponible en Oriente Medio. A pesar de toda la palabrería de "dependencia" del "petróleo exterior", las políticas gubernamentales eran la fuerza motriz a la hora de animar a las compañías petroleras a mirar a ultramar en busca de suministros de crudo.

 

Las políticas que guiaban el precio de extracción eran igual de malas. Utilizando la lógica de la economía "Clásica", el gobierno imaginó que si insertaba un mes en el crudo después de que hubiera sido bombeado desde el suelo hasta que llegara finalmente a un vehículo, entonces los precios del bombeo no se incrementarían hasta un mes o así después de que los precios se elevaran. Por lo tanto, los consumidores, anticipando incrementos en el precio, se lanzaban a oleadas "compre ahora", que agotaron rápidamente los suministros existentes causando las filas en las gasolineras y las infames señales de "sin gasolina" que jalonaban las estaciones.

 

Igual que la desastrosa planificación central del gobierno federal de hace 30 años, el gobierno hawaiano ha intentado encajar un presunto mecanismo de mercado en su esquema. Igual que antes, se permitirá a los vendedores lastrar los "precios administrados" según la media de los precios en el resto de lugares. Por supuesto, con este esquema, los precios ya no cumplen su función, sino que son solamente datos. Cualquier ajuste que hagan los comerciales naturalmente cuando el mercado lo dicte está prohibido terminantemente. En su lugar, tienen que esperar el permiso del gobierno, o ser culpables de cometer "crímenes económicos". [2]

 

Mientras el mercado permanece relativamente en calma, Hawai no sufrirá ningún problema real, igual que durante la mayor parte de los años 70 no había filas en las gasolineras. Sin embargo, tan pronto como haya una perturbación en el mercado, ya sea un ajuste de precios del crudo, guerras, rumores de guerra, mal tiempo o problemas en las refinerías, el plan "de precios" se vendrá rápidamente abajo.

 

Los límites del poder: nueve dólares

 

Si la carestía de gasolina se desarrolla a nivel general, entonces es casi seguro que los precios de bombeo se elevarán rápidamente. Así, es muy posible que la política de precios genere precios generales más altos que en el mercado libre. Cuando esto ocurra - y es casi seguro que ocurrirá - entonces podemos esperar seguramente que el gobierno hawaiano haga pagar el pato a los vendedores y les eche la culpa de los problemas. En ese punto, la legislatura recortará los precios en la gasolinera, y la carestía continuará, acompañada de filas en la gasolinera y motoristas enfadados exigiendo que el gobierno "haga algo".

 

Las legislaturas raramente se echan atrás de leyes malas igual que los presidentes rehúsan admitir que sus aventuras militares están equivocadas. Los controles de precios de la gasolina y el combustible de los años 70 comenzaron con una orden ejecutiva en 1971 (como parte de la "Fase Uno" de Nixon y la congelación de precios que acompañó al colapso del sistema monetario internacional de Bretton Woods), y continuaron durante una década antes de que fueran eliminados. Este servidor espera que el nuevo sistema de Hawai no exista durante tanto tiempo, pero no le sorprendería si los legisladores continúan ignorando el libre mercado y escupen de cara al viento.

 

William Anderson, académico adjunto del Mises Institute, enseña economía en la Frostburg State University.

 

[1] El año 1871 también vio la publicación de Principios de economía política, de William Stanley, que adoptó un punto de vista marginal de la acción económica. Sin embargo, gran parte del análisis de Jevons era matemático, y dependía de medidas cardinales de utilidad, al contrario que Menger, que comprendió la utilidad como algo de alcance ordinal. Así, el trabajo de Menger fue y es más útil.

 

[2] Desconozco si el derecho hawaiano tiene alguna pena criminal, aunque no me sorprendería si la tuviera, dado que los legisladores han recurrido cada vez más a sanciones criminales como modo de intimidar a la gente para obligarle a actuar según la voluntad del legislador.

Diario Exterior (España)

 



 
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