Se llamaba Ciaran Doherty, tenía 31 años y estaba a punto de pasar por la vicaría con la madre de su hija.
El jueves apareció su cadáver desnudo y maniatado en un descampado a las afueras de Derry. Muy cerca de la frontera del Ulster. A Doherty le descerrajaron varios disparos en el cuerpo y en el cráneo.
Una ejecutoria que empleaba el IRA con los confidentes y que parecen haber heredado los disidentes republicanos: los autores del crimen, según fuentes policiales. Doherty militaba en el brazo político del IRA Auténtico: una de las pocas bandas que mata todavía hoy en el Ulster.
En noviembre cometió el error de decir en un diario local que el MI5 se le había acercado para reclutarle. Un extremo que sin duda despertó las sospechas de sus correligionarios, que indagaron en sus asuntos y dictaron sentencia a su manera: asesinándolo.
Los disidentes del IRA han recrudecido la violencia en los últimos meses. En enero le volaron las piernas a un policía católico y esta semana pusieron un coche bomba frente a los juzgados de Newry. Todos los partidos de la Asamblea norirlandesa se unieron ayer en la condena del crimen.
