Varias decenas de presos van a ser puestos en libertad por gracia del presidente afgano, Hamid Karzai, que los va a indultar como muestra de buena voluntad, ahora que está a punto de celebrarse el año nuevo. En Afganistán el cambio de año se conmemora el 23 de marzo.

El gobernador de la provincia, Golab Mangal, preside el acto, rodeado de cámaras de los principales medios de comunicación locales. El evento debe ser bien publicitado. Los periodistas entran en la cárcel sin que casi se compruebe su identidad, y aún menos se revisen sus bolsas y equipos.

"Os dejo en libertad. Ahora os toca disfrutar de ella", empieza diciendo solemne el gobernador tras dejarse besar las manos por los presos, uno por uno, como si se tratara de un Dios redentor.

"Haced algo bueno por vuestro futuro", continúa, "como inscribiros en la academia de policía para convertiros en agentes", dice como ejemplo en una zona de Afganistán realmente falta de policías y donde los talibán ya han matado más de medio millar de ellos en los últimos años.

"También podéis acudir a la ISAF", añade, en referencia a las tropas internacionales desplegadas en el país. En la provincia de Helmand hay básicamente tropas británicas y estadounidenses. "O incluso convertiros en agricultores", propone.

En Helmand se produce más de la mitad del opio que se cultiva en Afganistán. El 80% de su población vive de la agricultura, y la mayoría planta adormidera. Es lo que, sin duda, da más beneficios.

Los presos, cargados con sus escasas pertenencias, miran al gobernador con poco interés, más allá del de poder salir de una vez por la puerta del lugar donde se les ha mantenido encerrados. Uno de ellos, no obstante, toma la palabra y muestra sus cumplidos a las autoridades presentes y a las que no lo están, para que no se diga que no son agradecidos.

Un total de 31 reclusos han quedado en libertad hoy en Lashkar Gah, de los que 10 habían sido encarcelados por narcotráfico. Es la primera vez que Karzai indulta a presos acusados de tráfico de droga, cuyas penas van de los cinco a 10 años, explica el fiscal provincial, Najibuallah Gaffuri.

La fecha para hacerlo no podía ser más acertada: justo cuando está a punto de empezar la campaña para la recogida del opio, y su transporte ilegal por provincia hasta la frontera de Pakistán.