La reforma sanitaria en EE. UU.: "No es una reforma radical pero es significativa", se felicita el presidente.Choque de partidos: Ningún republicano votó a favor de la ley, aprobada por 219 votos frente a 212. Un hito: Se trata de la legislación social más ambiciosa en EE. UU. desde los años sesenta. En pie de guerra: Los conservadores prometen frenar una ley que consideran intervencionista. Las otras promesas: La agenda de Obama recupera credibilidad: reforma financiera, energética, migratoria.
Euforia entre los demócratas, frustración en los republicanos, y escepticismo en buena parte del país: un aire de victoria electoral y cambio de época flota en Washington. El demócrata Barack Obama está convencido de haber hecho historia, tras adoptarse el domingo por la noche en la Cámara de Representantes la reforma sanitaria: la legislación social más ambiciosa en este país desde los años sesenta, destinada a aliviar la vida de millones de ciudadanos sin cobertura médica.
"Este es el rostro del cambio", dijo el presidente después de que la Cámara aprobarse la reforma con 219 votos a favor y212 en contra. "No es una reforma radical. Pero es significativa".
Los republicanos, que no han logrado hundir la reforma en el Congreso, prometen esforzarse por revocar una ley que consideran intervencionista y que, en su opinión, implicará un aumento de los impuestos y la burocracia. Y esperan que en las legislativas los demócratas paguen cara la adopción de la ley, impopular en amplios sectores de la población.
"La campaña empieza hoy", amenazó Mitt Romney, probable candidato en el 2012 y que adoptó, siendo gobernador de Massachusetts, una reforma sanitaria similar a la de Obama.
El presidente de EE. UU., que tiene previsto firmar hoy mismo la ley, recobra el aura de político transformador que se esfumó durante el primer año en la Casa Blanca, y también la iniciativa perdida, incluso en la escena internacional. El éxito - que ningún presidente del último siglo alcanzó-refuerza a la demócrata Nancy Pelosi, la jefa de la Cámara, auténtica muñidora del acuerdo.
Como ocurrió tras la victoria electoral en noviembre del 2008, Obama vuelve a tener a la izquierda y a la prensa a favor, entusiasmada con su capacidad para desafiar una situación adversa. En enero, cuando los demócratas perdieron el escaño del fallecido Ted Kennedy en Massachusetts, la reforma parecía muerta.
La Casa Blanca confía en que ahora, una vez aprobada la reforma, y cuando sus efectos empiecen a ser visibles y los mitos que la rodean se disipen, sea más fácil persuadir al electorado. El presidente quiere viajar por el país en las próximas semanas para vender la nueva ley.
La obamamanía resucita. Tras la adopción de la reforma sanitaria, algunos observadores prevén un cambio social de fondo - más Estado, más solidaridad-comparable a la revolución reaganiana - ideológicamente opuesta, neoliberal en términos europeos-de los años ochenta. "Las comparaciones con la revolución reaganiana son absurdamente prematuras. Reagan adoptó con una fuerte mayoría su recorte fiscal antes de acabar su primer año. Fue capaz de sobrevivir a las dificultades de la recesión de 1982 y después consolidarse a tiempo para la elección de 1984. En modo alguno es seguro que la Administración Obama haya alcanzado una tracción similar", responde desde Princeton el historiador Sean Wilentz, autor de un volumen de referencia sobre la era Reagan.
"Pero la adopción de la ley sanitaria sin duda ilumina una situación que parecía oscura para los progresistas, como mínimo de momento - prosigue-.Mucho dependerá de si el Gobierno puede hacer algo para abordar las cuestiones del empleo y la inseguridad económica". "La Administración y el partido se han salvado del desastre que habría supuesto no hacer nada con la sanidad", añade.
Wilentz, que califica de "aguada" la reforma adoptada pero reconoce su carácter "histórico", desea que el presidente "haya aprendido algo de la experiencia", y cree que si quiere adoptar más reformas "será necesario abandonar la búsqueda quijotesca del consenso bipartito".
Un año de debates y crispación han dejado el país polarizado: ningún republicano votó en la Cámara a favor de la ley, que costará 940.000 millones de dólares en la próxima década. Pero los mismos comentaristas que hace unas semanas daban por liquidado el programa de reformas del presidente ven en la votación un impulso para cumplir otras promesas, como la reforma financiera, la energética o la migratoria.
En la casa de apuestas permanente que es la capital federal, las perspectivas para las legislativas del 2010 ya no parecen tan funestas para los demócratas; la reelección del 2012, tampoco. La reforma acaba con la anomalía de
EE. UU., el único país rico en el que la sanidad es un privilegio y no un derecho.
Obama demuestra, por primera vez desde que llegó al poder, que su lugar en los libros de historia puede quedar definido no sólo por ser quién es - el primer presidente negro-,sino por lo que haga. Empieza a modelar su legado.
El yes we can a uno y otro bando-oculte que la reforma es moderada, que tardará años en aplicarse del todo y que quizá hasta el 2019 no se puedan calibrar los resultados.
La reforma no altera la arquitectura de un sistema en el que las aseguradoras privadas controlan el sector sanitario y la sanidad pública cubre sólo a pobres y mayores de 65 años. El objetivo es acercarse a la cobertura universal: unos 32 millones de asegurados más, con subvenciones para contratar un seguro privado (será obligatorio) y con la creación de un mercado de aseguradoras que deberá reducir los precios.
Las aseguradoras privadas recibirán en los próximos años a millones de nuevos clientes. A cambio, se someterán a una mayor regulación estatal, y tendrán prohibidas prácticas abusivas - habituales ahora-como rechazar asegurar a alguien enfermo o suspender la cobertura a un cliente por ciertas enfermedades.
Los máximos beneficiados serán quienes carecen ahora de cobertura médica porque las aseguradoras los rechazaban, porque carecían de dinero para pagar el seguro o porque preferían ahorrárselo.
"Para mí ha sido mucho más impactante que la noche electoral - declaró tras la votación David Axelrod, asesor de la Casa Blanca y estratega electoral del presidente-,porque sé que las vidas de millones y millones de americanos estarán más seguras gracias a lo que hemos hecho".
Diez puntos clave
- SIN LÍMITE Las aseguradoras no podrán poner un tope máximo al gasto sanitario de sus clientes, ya sea anual o de por vida. Hasta ahora esta práctica condenaba al usuario a onerosos pagos en caso de grave enfermedad
SIN CONDICIONES Las aseguradoras no podrán rechazar a un niño enfermo y, a partir del 2014, tampoco a un adulto. Hasta el 2014 los adultos rechazados recibirán una ayuda anual de 5.950 dólares como máximo
- FAMILIAS UNIDAS Los jóvenes podrán permanecer en la póliza familiar con sus padres hasta los 26 años. Hoy, las aseguradoras les obligan a contratar una póliza individual cuando cumplen 19 años o van a la universidad
- SEGURO OBLIGATORIO Todos los ciudadanos están obligados a contratar un seguro médico y a partir del 2014 se multará a los que no lo tengan. Quedan exentos los indios, los que esgriman motivos religiosos y los pobres
- AYUDAS A LOS POBRES Los ciudadanos que deban pagar más de un 8% de sus ingresos anuales por la póliza más barata podrán seguir sin seguro. Si quieren contratar uno recibirán importantes rebajas fiscales
Los republicanos combatirán la ley en las urnas y los tribunales
La batalla legislativa se acaba, pero empieza otra batalla: la política y la judicial. Una nueva fase del debate sobre la reforma sanitaria - que, visto en perspectiva, dura desde hace un siglo, desde que Theodore Roosevelt pidió la cobertura universal-empezará hoy cuando Obama firme la ley. Fiscales generales (ministros de Justicia) republicanos de once estados anunciaron ayer recursos contra la reforma, que supuestamente vulnera las competencias y la soberanía de los estados.
Estados como Virginia argumentan que obligar a todos los residentes en el país a contratar un seguro sanitario - uno de los ejes de la ley-es anticonstitucional. Decenas de estados han adoptado en los últimos meses leyes y resoluciones para desactivar aspectos concretos de la reforma.
La reforma ha desatado una pugna entre el Gobierno y los estados, que acusan a Washington de invadir sus competencias y vulnerar las normas del federalismo. Si los recursos alcanzasen al Tribunal Supremo, actualmente inclinado a posiciones conservadoras, no sería descartable que este anulase partes de la ley.
Esta misma semana, los republicanos tienen la ocasión de colocar los primeros obstáculos a la reforma. El domingo, la Cámara de Representantes adoptó dos leyes: la primera es la que Obama firmará hoy; la segunda, que contiene enmiendas a una ley previa del Senado y completaría la ley definitiva, debe ser votada en esta cámara en los próximos días. La minoría ha prometido todo tipo de maniobras dilatorias.
A corto plazo, la vía más realista para que los republicanos torpedeen la reforma es la electoral. Los estadounidenses están convocados a las urnas en noviembre para renovar la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, ahora en manos de los demócratas. "Todas las elecciones serán un referéndum sobre la ley sanitaria", adelantó hace unos días Mitch McConnell, líder republicano en el Senado. El senador John McCain, rival de Obama en las presidenciales del 2008, se declaró ayer en la cadena ABC asqueado por "la euforia" en Washington, y dijo que fuera de la capital federal "el pueblo americano está muy enfadado". En su programa radiofónico, el locutor Rush Limbaugh, ideólogo del sector más radical de la derecha, dijo: "Debemos derrotar a estos bastardos. Debemos barrerlos".
Los republicanos pretenden hacerse con el control del Congreso y entonces revocar la ley, o las partes que más les desagradan. La estrategia es arriesgada. Los demócratas intentarán vender la reforma - adoptada pese a que es ampliamente impopular-subrayando sus aspectos más amables. Por ejemplo, la ampliación de la cobertura para los hijos con el seguro de los padres hasta los 26 años. ¿Qué republicano hará campaña contra esto?
Obama ha insistido en que no le importaban tanto los efectos electorales de la reforma como sus efectos prácticos en los estadounidenses. Algunos analistas sostienen ahora que incluso podría beneficiarle electoralmente.
Los demócratas creen que los republicanos se han excedido en la oposición en bloque a una ley que, como el propio presidente ha subrayado, no es revolucionaria y recoge varias ideas de la oposición. Lo cierto es que el grueso de la reforma no entrará en vigor hasta bien entrada la década. Será en el 2014 cuando la mayoría de estadounidenses estarán obligados a suscribir un seguro médico y quizá tengan que pasar diez años hasta que pueda hacerse un balance de los resultados.
El debate va para largo.
El gran fracaso de los Clinton
1965- Con una amplia mayoría demócrata en el Congreso, Johnson crea los programas públicos Medicare y Medicaid, que cubren a jubilados y a los pobres y discapacitados
1976 Carter promete en campaña un sistema de sanidad universal y obligatorio, pero la recesión frena sus planes
1993 - La primera dama, Hillary Clinton, asume la reforma sanitaria y no es capaz de persuadir al Congreso, que la tumba en 1994
Cien años de altibajos
1912- Theodore Roosevelt hace campaña presidencial con la promesa de un seguro médico universal. Le derrota Wilson
1960- Como candidato, Kennedy promete un seguro social para los mayores. Ya presidente, los lobbies frenan su reforma en el Congreso
