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13/10/2005 | El futuro depende de la realización de la paz capitalista

Eric Gartzke

Con el terrorismo logrando una “envergadura global” y conflictos librándose en África y el Medio Oriente, a usted puede habérsele pasado por alto un hecho contundente—estamos viviendo en tiempos notablemente pacíficos.

 

Por seis décadas, las naciones desarrolladas no han entrado en conflicto bélico entre ellas. Francia y EE.UU. puede que tengan sus diferencias, pero el conflicto resultante colocó a las french fries (papitas francesas como se les dice en inglés) en contra de las freedom fries (papitas de la libertad), en vez de colocar a los soldados franceses en contra de los estadounidenses “luchando por la libertad”. Tony Blair y Jacques Chirac tuvieron una marcada diferencia sobre la Unión Europea, pero los ingleses no van a invadir al Calais en el futuro cercano.

La actual paz es poco común. Históricamente, las naciones poderosas eran las que tenían la mayor tendencia a generar conflictos bélicos. La sabiduría convencional es que la democracia fomenta la paz pero esta aseveración falla ante la observación detallada. Está basada en estudios estadísticos que muestran que las democracias tradicionalmente no entran en conflictos bélicos con otras democracias.

Pero los mismos estudios muestran que las naciones democráticas se involucran en guerras con la misma frecuencia que cualquiera del resto de las otras naciones en general. E investigaciones más recientes dejan establecido que sólo las democracias más ricas tienen menos tendencia a involucrarse en guerras entre sí. Las democracias pobres se comportan mucho como las no-democracias cuando se trata de guerra y de clases menos intensas de conflictos.

Una explicación más poderosa ha salido de las investigaciones empíricas más nuevas y de las más viejas—la “paz capitalista”. Como fue previsto por Montesquieu, Adam Smith, Norman Angell y otros, las naciones con altos niveles de libertad económica no sólo entran en conflictos consigo menos, pero se involucran en conflictos bélicos con menos frecuencia. La libertad económica es una medida de la penetración de las instituciones de mercado libre o, puesto de otra forma, del capitalismo.

La “paz democrática” es un espejismo creado por la superposición entre la libertad económica y la libertad política. La democracia y la libertad económica típicamente coexisten. Por ende, si la libertad económica causa la paz, entonces estadísticamente la democracia también aparecerá como una causa de la paz.

Cuando tanto la democracia como la libertad económica son incluidas en un modelo estadístico, los resultados revelan que la libertad económica es considerablemente más potente en promover la paz que la democracia, 50 veces más potente, de hecho, según mi propia investigación. La libertad económica es altamente significante estadísticamente (al nivel del 1 por ciento). La democracia no tiene un impacto mesurable, mientras que las naciones con niveles muy bajos de libertad económica tienen una tendencia a involucrarse en conflictos 14 veces mayor que la de aquellos con niveles muy altos.

Pero, ¿Por qué causarían la paz los mercados libres? El capitalismo no es solo un generador inmenso de prosperidad; también es una fuente revolucionaria de cambio económico, social y político. La riqueza ya no se crea principalmente mediante la tierra o el control de los recursos naturales.

Un nuevo tipo de riqueza

La prosperidad en las sociedades modernas ha sido creada por la competencia del mercado y por la producción eficiente que de ésta resulta. Este nuevo tipo de riqueza es difícil que sea “robada” por otras naciones mediante la conquista.

En los tiempos viejos, cuando los ingleses ocasionalmente invadían el Calais, los nobles soñaban con riquezas y poderes en tierras conquistadas, mientras que las visiones del motín danzaban en las cabezas de los soldados campesinos. La victoria en la guerra significaba propiedades nuevas. En una economía de mercado libre, la guerra destruye una inmensa riqueza tanto para el victorioso como para el perdedor. Aún cuando la reserva de capital se recupera, la producción eficiente requiere de derechos de propiedad y de las decisiones libres tomadas por los participantes del mercado, las cuales son difíciles o imposibles de coordinar, para ventaja del ganador. La guerra iraquí, a pesar de la inmensa riqueza petrolera de Irak, no le producirá dinero a EE.UU.

La libertad económica no es una garantía de la paz. Otros factores, como la ideología o la percibida necesidad de auto-defensa, pueden todavía resultar en violencia. Pero, donde la libertad económica ha penetrado, ha hecho que la guerra sea menos probable.

Investigaciones sobre la paz capitalista tienen profundas implicaciones en el mundo de hoy. Las democracias emergentes, las cuales no han estabilizado las instituciones de libertad económica, parecen tener por lo menos la misma tendencia de involucrarse en conflictos bélicos—tal vez más—que las nuevas dictaduras.

Pero EE.UU. y otras naciones occidentales están dedicando inmensos recursos para la democratización aún en las naciones que carecen de mercados libres en funcionamiento. Esto está en parte basado en la premisa falsa de una “paz democrática”. También puede en parte ser debido a una percepción pública.

La presencia actual de la paz en gran parte del mundo separa a esta era del resto. La base empírica para las aseveraciones optimistas—sobre la democracia o el capitalismo—pueden ser analizadas y refinadas.

El camino hacia adelante es hacer que se realice aún más la paz capitalista, para profundizar sus raíces y extenderla a más países mediante los mercados crecientes, el desarrollo, y un sentido común de propósito internacional. El riesgo hoy es que los análisis defectuosos y los activistas anti-mercado puedan distraer a las naciones desarrolladas de esta oportunidad histórica.

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.
 
Erick Gartzke es profesor asociado de Ciencias Políticas de Columbia University. El es el autor del estudio empírico “Economic Freedom and Peace” contenido en el Informe Anual 2005: La Libertad Económica en el Mundo, publicado por el Fraser Institute y el Cato Institute.

El Cato (Estados Unidos)

 



 
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