El diputado liberal–demócrata italiano Vittorio Prodi dijo a la prensa que dado el alto precio del petróleo y la generalizada preocupación acerca de la crisis petrolera y energética, era hora de actuar de manera de asegurar la independencia de los estados miembros de la Unión Europea (UE), a través de la explotación de alternativas al petróleo y el gas, renovables y ecológicamente amigables. La iniciativa continuó a aquellas correspondientes al período 2002-2004, todas las cuales se concentraron en la utilización del hidrógeno como fuente primaria de energía. Las iniciativas previas, no obstante, llegaron a muy pocos resultados concretos.

Europeos en Búsqueda de Energía Renovable
Durante casi tres años, el concepto de una economía basada en el hidrógeno se ha convertido en el eje de la estrategia energética de la UE, diseñada para garantizar el más alto factor de seguridad e independencia energética a los estados miembros de la unión en las próximas décadas. Es llamativo cómo la idea energía del hidrógeno progresó en la literatura de la UE desde una “alternativa remota” a una “perspectiva para el futuro”.

En el corazón del problema, se encuentra la creencia en que la era de las energías fósiles está llegando a su fin; no obstante, ningún estudio en profundidad ha sido capaz de precisar cuántas décadas quedan de un uso intenso del petróleo. Por lo tanto, “pronto”, es un término relativo. A pesar de esta falta de seguridad acerca del futuro del petróleo y el gas natural, las élites en Europa perciben este futuro tanto incierto como ecológicamente inmanejable.

En el verano (europeo) del 2005, el Primer Ministro Francés Dominique de Villepin hizo un llamado para un aumento en la capacidad de refinación por parte de los operadores franceses, pero al mismo tiempo, lanzó una ambiciosa agenda de nuevas políticas energéticas basadas fundamentalmente en energía nuclear, energía solar y bio-combustibles. Esta movida, resalta la seria cuestión acerca de cómo manejar la fase de transición venidera, de una política basada en energía fósil a una nueva era basada en energías renovables (ver: “Informe de Inteligencia: Política Energética Francesa”).

En años recientes, se han registrado sugerencias hacia una rápida implementación de “vehículos híbridos” urbanos que utilicen tanto motores convencionales como acumuladores de energía eléctrica recargables.

Algunas de las mayores esperanzas de sustituir el petróleo en los automóviles y ómnibus recaen en el hidrógeno. La combinación de hidrógeno con oxígeno hace posible obtener electricidad con la que puede funcionar una célula de combustible. El resultado de esta combinación es agua en vez de los efluentes tóxicos que emiten los actuales motores de combustión. Los híbridos tienen también otras ventajas: alta eficiencia energética y brusca reducción del ruido.

El tiempo del automóvil eléctrico puede finalmente estar llegando.

Muchas Opciones, Muchas Dudas
Hay otras opciones para la era post-petróleo. Entre otras, está el bio-combustible.

En el año 2004, hubo en Gran Bretaña una Aprobación Real a un proyecto de ley que contenía todas las provisiones necesarias para incorporar legislación que requeriría de todas las compañías petroleras la venta de una determinada proporción de sus ventas anuales de combustibles fósiles como bio-combustibles (bio-diesel, bio-etanol y bio-gas).

En todo caso, está aún poco claro si estos combustibles son una alternativa global viable para la energía fósil.
El hidrógeno es, por el momento, la opción más debatida, y la que parece ganar más preferencias entre los tomadores de decisión. El hidrógeno es un recurso “elemental” particularmente abundante en la tierra, no solamente en los océanos y ríos, sino también en todo el mundo orgánico, desde bio-masas a hidrocarburos. El uso de hidrógeno a cambio de combustibles fósiles reduce abruptamente las emisiones de dióxido de carbono.

La gran cuestión es definir una política consistente y elegir una forma de producción económica y sustentable de manera de resolver el problema de la reducción de costos y muchos aspectos técnicos aún no resueltos.

Los diputados de la UE liderados por Prodi cuentan en su entorno con una importante presencia del Partido Verde, cuyos representantes se oponen ferozmente a la utilización de energía nuclear para la producción de hidrógeno.

Claramente, los estados de la UE y las facciones políticas tienen diferentes percepciones acerca de la energía nuclear, abriendo así el camino para una batalla política sobre la manera “correcta” de producir hidrógeno, una batalla en que no solo las consideraciones económicas sino también las éticas y científicas serán decisivas.

La Línea de Base
Dado que se espera que el precio del petróleo permanezca alto, y la cada vez más importante percepción de la relación que existe entre el uso de combustibles fósiles y el calentamiento global y las catástrofes ambientales asociadas, la expectativa es que la iniciativa de los diputados de la UE, sea la primera entre una serie de tentativas para encontrar una alternativa viable al petróleo y al gas.

El hidrógeno, la energía solar y los bio-combustibles, son las opciones más debatidas para producir la necesaria electricidad y el combustible. No obstante, muchos problemas entorpecen aún la sustitución de la energía fósil. Existen muchos métodos para producir células de energía de hidrógeno, y entre éstos, el uso de energía nuclear encuentra una enérgica oposición en los países occidentales desde que una gran parte de la sociedad civil la percibe tanto como ecológicamente peligrosa como relacionada a políticas militares agresivas. Además, manejar la fase de transición es extremadamente complicado desde el punto de vista político, industrial, social y tecnológico.

A pesar de esta serie de obstáculos, la búsqueda de una energía alternativa y una independencia energética, va a ser un tema dominante en los discursos políticos y las políticas resultantes tendrán importantes consecuencias geopolíticas e industriales.