Aunque el gobierno insiste en repetirla continuamente y en todas las áreas, su credibilidad se ha desvanecido aún frente a los más crédulos de los ciudadanos, tanto porque ya han pasado casi doce meses desde que el presidente Funes tomó el poder como porque la situación no sólo no ha mejorado sino empeorado en todas las dimensiones de la vida nacional. Más aún, la población lo eligió para que efectuara un cambio para bien, no para que las cosas siguieran igual y mucho menos que el cambio fuera para mal.

En el área económica, el gobierno del presidente Funes ha añadido otra excusa —la crisis mundial. El problema es que ya otros países están saliendo de la crisis y El Salvador no despega. Esto está obligando a los funcionarios del gobierno a esforzar la imaginación para encontrar más excusas para enfrentar a la opinión pública. Con el desprecio por la realidad y los hechos que siempre muestran en sus declaraciones, el gobierno ha salido con otra excusa que no tiene sentido: que no puede haber reactivación porque hay demasiada desigualdad en el país.

No hay duda de que los voceros del gobierno que han usado esta excusa no han siquiera pensado en sus implicaciones para el gobierno mismo, ya que si la economía no puede recuperar los niveles que tenía antes del presidente Funes (la producción cayó 3,5 por ciento de 2008 a 2009), y esto se debe a la desigualdad del ingreso, la implicación es que dicha distribución tiene que haberse deteriorado muchísimo durante el gobierno de este presidente. Antes de él, la distribución del ingreso tendría que ser más igualitaria ya que la economía no sólo estaba mejor sino que además crecía. Si tomamos en serio esta nueva excusa, tendríamos que concluir que el presidente Funes deterioró tanto la distribución del ingreso que mató la capacidad de recuperar los viejos niveles de producción y empleo. Como el lector podrá apreciar, la excusa es un tiro por la culata. Si se la toma en serio, se torna ella solita contra el gobierno.

Pero la verdad es que es tan traída de los cabellos que no hay que tomarla en serio. Así como los voceros no tuvieron el cuidado de analizar las implicaciones lógicas de la nueva excusa que habían inventado, tampoco se preocuparon de chequear las estadísticas para ver si la realidad era consistente con ella. Para que la excusa tuviera un mínimo de credibilidad, la distribución del ingreso de nuestro país debería de ser mucho peor que la de los vecinos que ya están creciendo mientras nosotros seguimos cayendo. Esto no es cierto —al menos no lo era en los gobiernos anteriores. La gráfica 1 muestra una medida de la desigualdad (el así llamado índice de Gini). Los países con líneas más largas son más desiguales. Como se ve en la gráfica, sólo cinco países tienen una distribución más igualitaria (líneas más cortas) que la nuestra en Latinoamérica, mientras que doce la tienen menos igualitaria (líneas más largas). De paso, note el apreciado lector que el peor de la región es Brasil. En Centro América, sólo Costa Rica tiene una distribución más igualitaria —las economías de República Dominicana, Honduras, Nicaragua, Panamá y Guatemala son menos igualitarias. La gráfica 2 remata la excusa mostrando que en la última década la distribución del ingreso en El Salvador no sólo era más igualitaria sino que se hizo más igualitaria (su línea va hacia la izquierda, indicando que la desigualdad cayó un poco más de 4 por ciento). De hecho, El Salvador fue el país en el área que avanzó más en términos de igualitarismo, seguido de Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. En República Dominicana, Honduras y Panamá la desigualdad aumentó (las líneas van hacia la derecha).

El gobierno ya debería de dejar de buscar excusas. Es claro, clarísimo, que el país puede crecer si se aplican las políticas correctas. El problema es que el gobierno no ha demostrado la capacidad de identificarlas y ponerlas en práctica. Y, al igual que lo que le pasa con las excusas, las pocas políticas que pone en práctica (como la reforma fiscal) en realidad le disparan por la culata y deprimen más la inversión, el empleo y la economía en general.

Manuel Hinds ex Ministro de Finanzas de El Salvador y autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (Council on Foreign Relations, 2006).

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 13 de mayo de 2010.