Para los que no creen en la democracia siempre es útil controlar los medios de comunicación. En no pocos estados —gobernados por cualquiera de los tres partidos— ejercer la libre expresión es un reto de vida y eso abona en el mandato sin contrapesos de los “señores y señoras feudales” que fungen como gobernadores y gobernadoras. En esa intención, el gobierno federal nombró en el órgano dizque autónomo de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) a Mony de Swaan, un personaje tan autónomo que un día antes era coordinador de asesores del titular de SCT, Juan Molinar. Con concesiones de radio y televisión en el maletín mucho se puede amagar.

La otra dentadura de la misma pinza es el relevo en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade). Arely Gómez, con larga trayectoria de abogada incluso en la Suprema Corte de Justicia, sale de la posición clave en la persecución de fraudes a cuatro días de los comicios en 14 estados. Según las cifras del gobierno que hoy la ve partir, Gómez logró en tres años de gestión que aumentaran las sentencias condenatorias penales, las sentencias de amparo, las consignaciones y las averiguaciones previas atendidas y determinadas; y que bajaran los asuntos enviados a reserva, los no ejercicios de acción penal y las declaratorias de incompetencia; manteniéndose como instancia de procuración de justicia política que daba confianza a todos los partidos. Se sabe que la funcionaria no se quiso prestar al uso partidista de su fiscalía: recibió fuertes presiones para construir expedientes a favor del PAN en su pleito por Yucatán. Viendo lo que venía prefirió hacerse a un lado. 

¿Qué vio que venía? Que lo del domingo es apenas el entremés. Los platos fuertes son 2011 y sobre todo 2012.