El mercado inmobiliario sigue a la deriva porque no tiene el coraje de defender a los dueños de casa, y defiende en cambio a las grandes instituciones que se van felices al banco contando el dinero que Obama les dio. Sí, ahora sugiere cambios que beneficien a los dueños de casa, pero sugerirlos precisamente ahora, en época electoral, suena a promesa de campaña, una más.

El sistema de inmigración sigue roto porque no se atreve a hacer lo que prometió, pararse a promover una reforma que ponga fin a la coladera en nuestra frontera sur al tiempo que dé amparo a los que estén aquí, porque eso es, después de todo, lo que nuestra Estatua de la Libertad promete a quienes lleguen a nuestras orillas, pero en ese mar Obama no se atreve a entrar.

En América Latina ya no somos el supervisor del orden porque Obama no lo guarda, o no se atreve a guardarlo. ¿Chávez? ¿Dónde están las operaciones para promover el cambio de un régimen que empieza a sobrepasar el horror del castrismo en Cuba? ¿Y por qué no se ayuda a que la mal llamada ``revolución'' cubana, al borde del colapso, finalmente caiga? ¿Por qué? Porque Obama no se atreve a ponerles bozal a sus liberales en Washington y hacer lo que debería hacerse. Porque le teme tanto a la derecha como su propia izquierda. El resultado es un gobierno en parálisis.

¿Afganistán? No se atreve a denunciar la corrupción en Kabul y promover un régimen y líderes serios porque sería visto como, ¡qué horror!, una intervención. ¿Creerá alguien que no es intervención lo que estamos haciendo allí? En Bagdad el gobierno iraquí es incapaz de formarse y constituirse porque Obama no puede o no se atreve a hacer lo necesario para que se forme y constituya.

El resultado es que el mundo de Obama se marchita, no por lo que hace sino por lo que no puede o no se atreve a hacer. Ya no puede excusarse echándole la culpa a Bush. La responsabilidad ahora es suya. Obama y Bush son dos extremos de un subibaja histórico que desestabilizó al país. La agenda conservadora de Bush nos llevó al desastre. La agenda liberal de Obama está haciendo lo mismo.

¿Dónde está el Cheney de esta administración que le dé espina dorsal a Obama? Ciertamente no en la figura de nuestro actual vicepresidente, Joe Biden. ¿Dónde está el Maquiavelo que en la administración Bush cobró la forma de Karl Rove? Ciertamente no en Rahm Emmanuel, incapaz de empujar la agenda que Obama prometió. Ahora: hay rayitos de esperanza. Dicen que Emmanuel o se va o lo están yendo. Enhorabuena, aunque esto también suene a maniobra electoral.

a afirmación de Thomas Jefferson, que de cuando en cuando es necesario regar el árbol de la libertad con sangre de patriotas, extraída de una frase aún más antigua de Tertuliano en el siglo III, esa frase, esa idea, es cierta. Ojalá el corte del cuello político del secretario de la presidencia, si es que en verdad llega a consumarse, no sea el único, y que empiece a llegar gente capaz para llevar la barca de estado a alta mar. Duc in altum, mar adentro, adelante, sin miedo, sin mirar atrás, porque de lo contrario el país, con todo y agenda liberal de Obama, seguirá marchitándose. Ojalá no estén bailando su último tango en la Casa Blanca porque la letra del que hoy parece salir de allí nos recuerda que cuesta abajo en la rodada las ilusiones pasadas ya no se pueden arrancar. Los tangos del ayer tenían letra de verdad. Que aprendan en la Casa Blanca del maestro Gardel.