Cuando la policía llegó, el Mercedes del fiscal general, Siegfried Buback, número uno de la lucha antiterrorista en Alemania, estaba montado en la acera en contacto con un poste metálico. Creyeron que se trataba de un accidente de tráfico, pero Buback, su chófer y el acompañante habían sido acribillados por alguien que iba de paquete en una moto de gran cilindrada que se situó al lado del coche en un semáforo. Era el 7 de abril de 1977 en la ciudad de Karlsruhe, en vísperas del llamado otoño alemán.Los ocupantes de la moto todavía no han sido identificados.
El 30 de julio del mismo año caía asesinado en su propia casa el presidente del Dresdner Bank, Jürgen Ponto, en lo que se desconoce si fue un asesinato o un intento de secuestro frustrado. Un mes después, el 5 de septiembre, era secuestrado el presidente de la patronal, Hanns-Martin Schleyer. Su cadáver apareció 42 días después, y todavía no se sabe quién lo mató. Tres casos, muchas sombras. Muchos documentos generados por los servicios se cretos sobre estos casos se mantienen en secreto.
Treinta y tres años después, los tres hijos de los asesinados, Corinna Ponto, Michael Buback y Jörg Schleyer, piden a Angela Merkel un cambio de actitud. "¿Por qué sigue dudando el gobierno en aclarar los asesinatos políticos de nuestros padres?", se preguntan en una carta dirigida a la canciller. Los tres piden que se hagan públicos los documentos de los servicios secretos sobre los hechos y que la investigación corra a cargo de "una comisión internacional de criminólogos, juristas e historiadores".
En el centro de esta petición se encuentra el caso de la ex miembro de la banda Baader-Meinhof (RAF) Verena Becker, cuyo caso se ha reabierto. Becker, que según el hijo de Buback podría haber sido la autora de los disparos desde la moto que acabaron con la vida del fiscal general y sus dos acompañantes, nunca fue juzgada por aquel hecho. Con el tiempo se ha sabido que Becker no era sólo miembro de la RAF, sino también colaboradora de los servicios secretos (BfV). Condenada a dos penas de reclusión de por vida, fue indultada en 1989, después de que el sucesor de Buback en la fiscalía, Kurt Rebmann, hombre de confianza de los servicios secretos, intercediera por ella. Las cintas con su interrogatorio fueron borradas por el BfV. El hijo de Buback, que escribió un libro sobre el caso (La segunda muerte de mi padre)y ha demostrado una tenacidad enorme para aclarar el asunto, cree que se protegió a Becker precisamente por ser una colaboradora.
En agosto del 2009, Verena Becker volvió a ser detenida, y hoy se inicia un nuevo juicio en el que el hijo de Buback se presenta como parte. Ulrich Schmücker, otro terrorista y colaborador del BfV, fue asesinado en 1974 en Berlín, sin que los tres procesos realizados sobre su caso entre 1976 y 1991 consiguieran aclararlo. En este contexto, los tres hijos de los asesinados en 1977 piden ahora una comisión "plenamente independiente del proceso" que intente aclarar lo sucedido.
MICHAEL
BUBACK , HIJO DEL FISCAL GENERAL ASESINADO: "Hay que aclarar la
colaboración de Becker con los servicios secretos"
Profesor
de química, Michael Buback asistió con 32 años al asesinato de su padre. Hoy
tiene 64 y sigue pidiendo el esclarecimiento del atentado. Sospecha que la
autora fue la terrorista de la Baader-Meinhof Verena Becker y cree que no fue
incriminada porque los servicios secretos la encubrían. Independiente próximo a
la democracia cristiana, Buback sonó como posible ministro de la CDU en el Land
de Baja Sajonia.
El
Ministerio del Interior ya reconoce que Becker colaboró con los servicios
secretos (BfV), la tesis que usted defiende desde hace años. Un ex agente del
BfV ha dicho que colaboraba desde 1981 o 1982. ¿Qué credibilidad tiene la nota
encontrada en los archivos de la Stasi (policía de Estado de la Alemania del
Este) según la cual esa colaboración comenzó en 1972, cinco años antes del
atentado contra su padre?
Se
tendría que investigar si existía una colaboración anterior a 1981, tal como
afirma el expediente de la Stasi. Si la colaboración comenzó en 1981, habría
que preguntarse por qué el BfV entró en contacto con Verena Becker, que estaba
en prisión desde 1977 cumpliendo dos condenas a cadena perpetua, cuando ya no
era una fuente de información actualizada.
¿Donde
está la lógica de que una colaboradora del BfV atente contra un alto magistrado
del Estado?
Es una idea horrorosa pensar que hubo motivos
concretos en este crimen. Preferiría creer que no fue así. Hay que mirar los
hechos de frente: una mujer que está bajo sospecha grave de haber participado
en la preparación y ejecución del atentado de Karlsruhe estaba en contacto con
los servicios secretos. Se debería esclarecer por completo la naturaleza de
esos contactos y cuándo se formalizaron.
¿Qué
habría que hacer para reconducir este caso por la senda de la justicia y el
derecho?
La
autoridad competente debe cumplir con su deber. Todos los documentos que ayuden
a esclarecer el crimen deben estar disponibles para la Fiscalía. Eso incluye
los documentos que explican el tipo de colaboración existente entre Becker y el
BfV. En el juicio también deberían declarar los testigos que dicen haber visto
a una mujer disparar desde el asiento trasero de la moto.