Temen nuevos «Climagates» con la mayoría republicana en el Congreso.
A las
barricadas…y a los laboratorios. Uno de los colectivos que se está rearmando
ante la nueva efervescencia republicana en el Congreso de Estados Unidos son
los científicos comprometidos con la lucha contra el cambio climático. Hasta
700 de ellos han atendido la llamada de la American Geophysical Union (AGU), una
organización sin afán de lucro con más de 50.000 miembros extendidos por 135
países. Objetivo: combatir a los escépticos del calentamiento global y prevenir
nuevos “Climagates”.
La
prensa anglosajona acuñó la expresión “Climagate” para referirse a una aguda
controversia suscitada en noviembre de 2009 con la filtración ilegal (estilo
Wikileaks, aunque en esta ocasión no fueron ellos) de miles de e-mails y
comunicaciones internas de la unidad de investigación climática de una
prestigiosa universidad británica.
El
director de la unidad, el prestigioso climatólogo Philip D. Jones, fue
temporalmente apartado de sus funciones al inferirse de las comunicaciones
intervenidas que varios científicos habían dado el salto al activismo,
exagerando los peligros reales del cambio climático. Hubo varias
investigaciones, entre ellas una por lo penal, aunque finalmente se concluyó
que los posibles errores o malas prácticas no alteraban ningún dato ni hecho
esencial. El profesor Jones fue rehabilitado y reestablecido en su puesto. Pero
quedó una seria sombra de duda.
Escépticos
ante el cambio climático
Incidentes
como el “Climagate” han dado alas a los escépticos ante el cambio climático,
que en todo el mundo tienden a concentrarse a la derecha del espectro político.
Los hay más serios y menos serios, como Christopher Walker Monckton, tercer
vizconde Monckton de Brenchley, aristócrata, político y periodista británico,
antiguo conservador ilustre (llegó a ser asesor de Margaret Thatcher) y más
recientemente pasado al UK Independence Party, una especie de Tea Party a la
inglesa que entre otras cosas predica la separación del Reino Unido de la Unión
Europea.
Otras
distinguidas propuestas del vizconde son la de parar la extensión del SIDA en
el mundo haciendo la prueba cada mes a toda la población, y poniendo en
cuarentena permanente a todos aquellos que den positivo, así sean millones de
personas.
Con este
personaje mantuvo una enconada disputa sobre el cambio climático el profesor
John Abraham, especialista en termodinámica y fluidos de la Facultad de
Ingeniería de la Universidad St.Thomas (una distinguida universidad católica de
Minnesota). Su batalla online con el vizconde anticlimático, que llegó a ser
escuchado por el Congreso de Estados Unidos, le valió al profesor Abraham una
notoriedad mundial que ahora utiliza para encabezar la campaña de la AGU y
coordinar un “equipo de respuesta rápida sobre el clima”.
Sus
miembros tienen que ser científicos capaces de enfrentarse con éxito a
audiencias hostiles tanto en cámaras legislativas como en programas de radio o
de televisión. Conscientes de que muchos republicanos emergentes (más de la
mitad) y en particular los líderes del Tea Party han ganado las elecciones
jactándose de no creer en el calentamiento global –y algunos, incluso, de que
iban a revertir las medidas “verdes” aprobadas por Nancy Pelosi en el
Congreso-, el equipo de John Abraham quiere estar preparado para la batalla.
No se
puede hacer ciencia a espaldas a la política
Su
filosofía es que a día de hoy ya no se puede hacer ciencia de espaldas a la
política ni jugar meramente al contragolpe. Su plan es tomar ellos la
iniciativa, atacar a los que niegan el cambio climático y a los que tratan de
desacreditar a los científicos que lo denuncian.
En el
equipo de respuesta rápida de John Abraham figuran nombres como el de Kevin
Trenberth, jefe de la Sección de Análisis Climático del Centro Nacional para la
Investigación Atmosférica. En 2001 y 2007 Trenberth lideró informes sobre el
cambio climático del Panel Intergubernamental de la ONU. Es miembro de las más
destacadas instituciones internacionales que investigan el cambio climático y
es un especialista en las oscilaciones de la corriente El Niño.
También
está Michael Oppenheimer, profesor de Geociencia y Asuntos Exteriores en la
Universidad de Princeton, cuyo impresionante curriculum se extiende hasta
Harvard y la Universidad de Chicago. También ha sido autor principal de varios
informes del Panel Intergubernamental sobre el clima, ha recibido numerosos
premios, ha escrito más de cien artículos de prensa y ha aparecido en varios
programas de televisión hablando del cambio climático. Fue particularmente
famosa su intervención en el show de Oprah Winfrey junto al actor Leonardo
DiCaprio, un gran defensor del medio ambiente.
«Dios
prometió a Noé que no volvería a inundar la Tierra»
Tanto
afán de los científicos para curarse en salud frente a los escépticos del
cambio climático se comprende mejor si se pone en su contexto. Y el contexto,
entre otras cosas, es que el congresista republicano por Illinois John Shimkus,
aspirante a presidir el comité de Energía y Comercio de la Cámara de
Representantes y firme candidato a ser secretario de Energía en una eventual
Casa Blanca de Sarah Palin, ha declarado a Politico lo siguiente: que a él el
cambio climático no le preocupa lo más mínimo porque sabe con toda certeza que
no se producirá. ¿Y cómo lo sabe? Pues “porque el Génesis dice que Dios
prometió a Noé después del Diluvio que no volvería a inundar la Tierra, y yo me
lo creo”. A lo cual Andrew Leonard, un famoso bloguero tecnológico, ha
replicado: “Me alegro de que John Shimkus pueda dormir por las noches, confiado
en que la palabra de Dios es infalible, inmutable y perfecta; pero para
aquellos de nosotros que tenemos menos confianza en la capacidad de la
Humanidad de meter la pata, la idea de que la Biblia puede llegar a determinar
la política energética del gobierno induce úlceras de estómago masivas”.