Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Economia y Finanzas  
 
02/12/2010 | Europa recurre a soluciones de libre mercado

Marian Tupy

La derecha estadounidense está cada vez más preocupada de que surja en EE.UU. una social democracia al estilo europeo.

 

El columnista conservador Charles Krauthammer habla de la “agenda social-demócrata” del presidente Obama, mientras que el ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, nos advierte del “socialismo europeo” en EE.UU.

De hecho, el modelo tradicional de los conservadores en EE.UU., basado en un estado limitado y en la iniciativa privada, ha sido asediado desde hace mucho.

No obstante, las democracias socialistas de Europa están experimentando cambios. Mientras la administración de Bush y luego la de Obama puede que hayan aumentado el tamaño y la envergadura del estado en EE.UU., varios países europeos han recurrido a soluciones de libre mercado.

Es cierto, la izquierda europea ve a la Europa social-demócrata como la antítesis del “capitalismo salvaje” de EE.UU. La izquierda alemana utiliza el término “condiciones estadounidenses” como una abreviación para referirse a la ausencia total de una red social de seguridad.

En realidad, el costo anual de los programas para combatir la pobreza ($600.000 millones), del seguro de desempleo ($60.000 millones) y de la seguridad social ($1,2 billones) en EE.UU. es asombroso.

La izquierda estadounidense considera a Europa una inspiración. A principios de este año, Paul Krugman declaró a la social-democracia europea como un “éxito” que “demuestra…(que) la justicia social y el progreso pueden ir de la mano”. En realidad, la izquierda en ambos lados del Atlántico retiene una imagen de una Europa que ya no existe —si es que alguna vez existió.

Primero, en términos de política social y económica, no hay tal cosa como “Europa”. La Unión Europea (UE) es una asociación de 27 países independientes que tienen una soberanía en común en varias áreas importantes de políticas públicas, incluyendo las relaciones comerciales con el resto del mundo.

El “gobierno” de la UE en Bruselas sigue siendo menos poderoso en términos de sus competencias de lo que es el gobierno federal de EE.UU., aunque, como sucede con el gobierno en Washington, gran parte de lo que hacen los burócratas en Bruselas es o innecesario (por ejemplo, regular las curvas de los pepinos) o potencialmente perjudicial (como la política común para la pesca, la cual ha resultado en un agotamiento masivo de las reservas de peces en las aguas que rodean Europa).

Segundo, los estados-naciones europeos todavía retienen un amplio nivel de independencia para tomar decisiones en las áreas social y económica. Esa independencia le deja a los gobiernos nacionales un espacio importante para maniobrar. Algunos lo han utilizado para obtener resultados sorprendentes.

Por ejemplo, siete países de la UE (Bulgaria, República Checa, Estonia, Latvia, Lituania, Rumania y Eslovaquia) han introducido un impuesto uniforme sobre la renta, el cual hasta ahora ha demostrado ser tan popular y beneficioso en términos económicos que tres miembros más de la UE (Hungría, Polonia y Grecia) lo están considerando.

Mientras tanto, EE.UU. está estancado con un sistema tributario que es tan complicado que el costo de cumplir con este se estima que llegará a $483.000 millones al año para 2015.

De igual manera, presionados por decrecientes tasas de natalidad y crecientes costos, siete países de la UE (Bulgaria, Estonia, Hungría, Latvia, Lituania, Eslovaquia y Suecia) han reformado sus insostenibles sistemas de reparto para pensiones de jubilación. Estos países ahora permiten u obligan a sus ciudadanos a invertir una porción de sus contribuciones para su jubilación en fondos privados de pensiones.

En EE.UU., la reforma de la seguridad social permanece siendo altamente controversial, a pesar de una demografía en deterioro y $16 billones en obligaciones no financiadas.

Otro problema aparentemente sin solución en EE.UU. es el asombrosamente costoso, pero de mal desempeño, sistema estatal de educación primaria y secundaria. En la década de los noventa, un país de la UE implementó una reforma radical que permitió el establecimiento de escuelas privadas con fines de lucro, pero financiadas por los contribuyentes, las cuales tuvieron éxito mejorando los estándares de la educación tanto en las escuelas privadas así como en las escuelas estatales. Ese país es Suecia —el supuesto parangón de la democracia social.

Suecia no es la única social-democracia occidental con algunas sorprendentes características de libre mercado. El reporte anual del Banco Mundial, Haciendo Negocios, el cual analiza la facilidad de hacer negocios alrededor del mundo, muestra que mientras que EE.UU. tiene el ambiente de negocios más acogedor, Gran Bretaña, Dinamarca e Irlanda se ubican en la posición 5, 6 y 7, respectivamente.

¿Acaso estamos presenciando una convergencia de los dos modelos? Podría parecer eso ahora, pero el futuro del modelo social-democrático parece estar condenado. Así como la crisis de principios de la década de los noventa forzó a los suecos a reducir el gasto público y la intervención estatal, la actual crisis está obligando a Grecia a reevaluar el balance entre el gasto público y el crecimiento del sector privado.

Los cambios que se están dando en Europa ofrecen lecciones para EE.UU. Lejos de ser una estrategia sostenible para el crecimiento a largo plazo, una creciente deuda pública, eventualmente, resultará en una crisis financiera. Y en momentos de crisis los arreglos sociales, sin importar qué tan apreciados o viejos sean, pueden ser reformados de manera exitosa.

Este artículo fue publicado originalmente en Investor's Business Daily (EE.UU.) el 15 de noviembre de 2010.

El Cato (Estados Unidos)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
11/05/2017|
06/06/2016|
22/03/2015|
15/08/2012|
29/04/2010|
14/11/2008|
14/11/2008|
08/07/2008|
08/07/2008|
25/04/2006|
06/02/2006|
13/01/2006|
09/01/2006|
11/09/2005|
02/08/2005|
22/04/2005|
22/04/2005|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House