Prácticamente todos los países del hemisferio tienen diferendos territoriales con sus vecinos. Estas diferencias han generado guerras cruentas y tensiones políticas de variable intensidad, si una de las partes no asume plena conciencia del escenario.

Un ejemplo de esta situación, neutralizada por la actitud de Alvaro Uribe, fue la movilización ordenada por el presidente Hugo Chávez cuando fuerzas colombianas ingresaron en territorio de Ecuador para destruir la narcoguerrilla de Raúl Reyes.

Los problemas hemisféricos se remontan a recién terminadas las Guerras de Independencia. La fijación de los límites entre la Gran Colombia (Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela) y el Virreinato del Perú provocó una serie de conflictos.

Desde que Venezuela y Colombia se separaron enfrentan un diferendo fronterizo que incluye la no delimitación de las aguas territoriales y submarinas, que le corresponderían respectivamente a cada país en la península de la Guajira.

Perú y la Gran Colombia (1828-1829) sostuvieron una guerra en la que el Virreinato de Nueva Granada intentaba recuperar unos territorios. Colombia sostiene otra controversia por límites marítimos con Nicaragua. Honduras y Nicaragua tienen una disputa por 130,000 kilómetros cuadrados de su plataforma en el Caribe.

En 1969 las fuerzas armadas de El Salvador ingresaron a territorio hondureño, lo que originó la denominada guerra del fútbol, que concluyó con la muerte de cerca de 5,000 personas.

Por otra parte, Venezuela le reclama a Guyana desde 1963 el territorio del Esequibo, planteando que esa región integraba la desaparecida Capitanía General que radicaba en Caracas. Varios incidentes se han producido en la frontera; uno de los más graves ocurrió en noviembre del 2007, cuando unos 40 soldados venezolanos ingresaron a Guyana por las aguas territoriales del río Cuyuni.

Bolivia tiene un conflicto territorial con Chile, que involucró a Perú por un acuerdo previo existente entre La Paz y Lima. La Guerra del Pacífico (1879-1883), que ganó Chile, determinó que el departamento de Antofagasta dejara de ser boliviano y que Tarapacá y Arica quedaran fuera de la soberanía peruana.

Perú y Ecuador enfrentan un largo y en ocasiones sangriento conflicto en las regiones del Amazonas y los Andes. Ejemplos de esto fueron las guerras de 1941/42 y la guerra del Cenepa en 1995. Perú tiene otras diferencias con Ecuador que incluyen la frontera marítima. Algo similar le ocurre con Chile.

La tristemente famosa Guerra del Chaco (1932-1935) se libró entre Bolivia y Paraguay por el control de la región del Chaco boreal. La guerra fue la más sangrienta que se libró en América en el pasado siglo XX. Durante tres años un cuarto de millón de bolivianos se enfrentaron a 150,000 ``hermanos'' paraguayos.

Murieron 55,000 bolivianos y aproximadamente 40,000 paraguayos. La guerra sumió a los países en una catastrófica crisis económica.

Entre Chile y Argentina existió un serio desacuerdo de soberanía sobre las islas que están situadas al sur del canal de Beagle. En más de una ocasión movilizaron fuerzas militares y se produjeron escaramuzas entre los efectivos de ambos países.

El Caribe es también escenario de conflictos entre naciones que están obligadas a convivir. Haití y la República Dominicana han sostenido a través de los tiempos sangrientos enfrentamientos. Los haitianos ocuparon el territorio de la República Dominicana durante 22 años.

esde la primera infancia estamos escuchando sobre la fraternidad de los pueblos de América Latina. Recuerdo aquella América Inmortal que mal entonábamos los estudiantes de primaria en las escuelas cubanas.

La armonía no es real porque los países más ricos de América Latina nunca han prestado un firme y continuo apoyo a los más pobres, salvo que sea por motivaciones políticas, como en su momento hizo Fidel Castro y en el presente ejecuta su heredero Hugo Chávez.

La solidaridad y la convicción de un destino común de libertad y democracia entre los pueblos del hemisferio parece ser otro cuento de caminos. Haití padeció crueles dictaduras cuando la mayoría de las naciones latinoamericanas más poderosas vivían en democracia, y Cuba padece hace más de 50 años un régimen totalitario, mientras los ``gobiernos hermanos'' distinguen a los déspotas y disfrutan de su compañía.