La causa de la no presencia del presidente estaba en el Consejo de Ministros en el que se aprobó un importante paquete de medidas fiscales y económicas para que España controle el déficit y, sobre todo, se gane la confianza de los mercados en un momento especialmente crítico. Fuentes de la Moncloa explicaron que el presidente tenía que estar “a pie de obra y al frente del país ante las incertidumbres económicas vividas y ante el riesgo de que pudieran volver a repetirse”. El Rey encabezó la representación española y le acompañó la ministra de Asuntos Exteriores.

Aunque las razones aportadas para anular el viaje de Zapatero eran de peso –y la posterior aunque evidentemente no prevista huelga salvaje de los controladores aún justificó más su presencia en Madrid–, su ausencia descafeinó aún más una cumbre que languidece, tanto por las ausencias de líderes como por la falta de ejecución de los acuerdos. En la de Mar del Plata, el eje de la reunión era la “Educación para una inclusión social”, una cuestión que afecta a los intereses españoles por la presencia en la región de las principales editoriales dedicadas a la educación.

Los estados iberoamericanos sólo destinan una media del 4% de su PIB al sector. La pobreza, que alcanza a unos 180 millones de personas, es un freno para el desarrollo educativo en una región con desigualdades enormes, con lo que la deserción escolar es grave especialmente en secundaria. Otra consecuencia es que la escuela pública está hacinada y los maestros tienen un nivel de salarios muy bajo. Los casi siete millones de enseñantes de la región cobran una media de 650 dólares (unos 500 euros) mensuales, por lo que deben impartir más clases en otros centros sin tiempo para la formación. Hay países, como Bolivia, Honduras, Paraguay y Guatemala, en los que menos del 50% de los niños de cinco años están escolarizados. El objetivo de la cumbre de Mar del Plata era poner los medios para que en el 2021 todos los niños iberoamericanos permanezcan doce años en la escuela. Una pretensión alcanzable si todos los países y los gobiernos, incluido el de España, ponen los medios para conseguirlo.