En 52 años de historia, ETA ha anunciado todo tipo de treguas: «Parciales», «totales», «indefinidas», «altos el fuego permanentes», «ceses de violencia temporales», «suspensión de atentados (sólo) en Cataluña» o «(sólo) contra los políticos electos». La última, hecha pública el 5 de septiembre a través de la BBC, habla de «no llevar a cabo acciones armadas ofensivas», pero sin especificar por cuánto tiempo ni en qué condiciones, ni qué ocurrirá con la violencia callejera, la extorsión o las amenazas. Este es un repaso a todas ellas:
La
última tregua «trampa» de ETA (5 de septiembre de 2010)
Desde la
última tregua, ETA ha matado a 12 personas. La última, en marzo de este año:
Jean Serge Nerin, el primer francés víctima de la banda. Y cuando menos se
esperaba, un nuevo anuncio de los terroristas, hecho público por la BBC, con la
decisión de «no llevar a cabo acciones armadas ofensivas». ETA aseguraba que,
«si el Gobierno tiene voluntad», está dispuesta a acordar «los mínimos
democráticos necesarios para emprender el proceso democrático». Sin embargo, no
aclara si el cese es permanente o temporal y ni siquiera habla de «tregua» o
«alto el fuego». Todas las fuerzas democráticas, incluida la izquierda radical
vasca, han rechazado el nuevo anuncio de ETA. ¿Son ya demasiadas treguas?
Tregua
sólo para los políticos electos (18 de junio de 2005)
Un mes
después de que el Congreso apoyara la moción del PSOE para dialogar con ETA, la
banda anunciaba un nuevo cese de sus acciones armadas, pero sólo contra «los
electos de los partidos políticos de España». Esta declaración dio paso a un
proceso de diálogo entre el Gobierno de Zapatero y ETA que no contó con el
apoyo del principal partido de la oposición, el Partido Popular, pero sí de las
restantes fuerzas política, lo que dio paso a un periodo de gran tensión política
y polarización social. ETA no cometió atentados mortales hasta el 30 de
diciembre de 2006. Un día antes, Zapatero aseguró: «Estamos mejor que hace un
año (para el fin de ETA), pero dentro de un año estaremos mejor». Veinticuatro
horas después un coche bomba con 200 kilos de explosivos, la mayor carga
empleada por la banda en los últimos 19 años, convertía en escombros la T-4 de
Barajas y acababa con la vida de Carlos Alonso Palate (35 años) y Diego Armando
Estacio (19 años).
Tregua
sólo para Cataluña (19 de febrero de 2004)
A un mes
escaso de las elecciones generales, ETA volvía a anunciar una tregua limitada a
los territorios de Cataluña. Toda una novedad histórica promovida por el
entonces presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y ahora vicepresidente
de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, que se reunía con la cúpula etarra
-según adelantó ABC en exclusiva- para cerrar el pacto: «Con el deseo de que
los lazos entre nuestro pueblos se estrechen -decía el comunicado- en base a
los principios de respeto, no injerencia y solidaridad, ETA comunica a Euskal
Herria y al pueblo catalán la suspensión de su campaña de acciones armadas en
Cataluña. Un saludo revolucionario a todos los independentistas catalanes». A
pesar de las críticas recibidas, Carod-Rovira lo tenía claro: «Hubiera sido una
irresponsabilidad renunciar a la posibilidad de una tregua», dijo. Sin embargo,
el que ETA eludiera cometer asesinatos en los meses siguientes fue una decisión
influida por el impacto causado por los atentados del 11-M en Madrid.
La
tregua del «Pacto de Estella» (16 de septiembre de 1998)
El
creciente rechazo ciudadano al terrorismo tras el asesinato de Miguel Ángel
Blanco, interpretado como una corriente antinacionalista, provocó que el PNV
buscara un acercamiento a ETA y HB. Este acercamiento culminó en el «Pacto de
Estella» (o «Declaración de Lizarra»), cuyo objetivo final era buscar la
soberanía de Euskadi. Como parte de los acuerdos alcanzados, ETA anunciaba en
septiembre un alto el fuego «total e indefinido», con la decisión de
«contribuir a la nueva situación política creada por el diálogo y suspendiendo
provisionalmente la lucha armada». «ETA completa la "declaración de
Estella" del frente nacionalista con un anuncio de "tregua indefinida"»,
titulaba ABC. El Gobierno de Aznar se mostró dispuesto al diálogo y aceptó
incluso un encuentro con ETA en Suiza, donde no se alcanzó ningún acuerdo. Un
año y dos meses más tarde, el 28 de noviembre de 1999, la banda anuncia el
final de la tregua y en enero de 2000, después de un año sin atentados, el
teniente coronel Pedro Antonio Blanco García (47 años) fallecía por un coche
bomba en Madrid.
«El
frente de las cárceles» (20 de noviembre de 1997)
La
liberación de Ortega Lara (con «aspecto castigado, con larga y descuidada
barba, atrofia muscular, extrema delgadez, desnutrición») y, sobre todo, el
asesinato de Miguel Ángel Blanco en julio, conmocionaron a una sociedad que
protagonizó las mayores concentraciones ciudadanas de la historia de la
democracia. Cuatro meses después, ETA suspendía «todas las acciones que tenía
previsto realizar en el frente de las cárceles». En el comunicado, los
cabecillas hacían un llamamiento a los «ciudadanos vascos e instituciones y
partidos políticos para que, a través de iniciativas concretas y de compromiso,
unan y multipliquen fuerzas en defensa de los derechos de los presos y con el
objetivo de lograr su traslado a Euskal Herria». El Gobierno volvía a
considerar aquel comunicado como «una trampa para cometer un atentado y después
responsabilizar del mismo a la intransigencia del Ministerio del Interior».
Menos de un mes después, el concejal del PP en Rentería, José Luis Caso
Cortines, recibía un tiro en la cabeza.
El
primer llamamiento a Aznar (23 de junio de 1996)
En 1996,
la actividad terrorista de ETA registró una intensidad mínima (cinco
asesinatos, uno de ellos, el del profesor Francisco Tomás y Valiente), pero la
«kale borroca» causaba auténticos destrozos en el País Vasco. Tras la entrada
de José María Aznar en La Moncloa, la banda terrorista declaraba una nueva
tregua de una semana y ofrecía al nuevo Gobierno retomar las conversaciones de
Argel a través del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Pero Aznar,
que había sufrido un atentado un año antes, calificó la tregua de «trampa» y no
respondió al llamamiento. El PSOE calificó la oferta de «broma de mal gusto»,
mientras el PNV aconsejaba «valorar el gesto por muy pequeño que fuese». Pero
José Antonio Ortega Lara seguía secuestrado.
La
tregua tras el golpe de Bidart (10 de julio de 1992)
La
fuerza demostrada por ETA desde que se rompieron las conversaciones de Argel
(90 muertos) recibía un golpe histórico el 29 de marzo de 1992. En una
operación conjunta entre la Guardia Civil y la Policía francesa, en la
localidad de Bidart, caía de un plumazo toda la cúpula de la banda. El mito de
que ETA no podía ser destruida policialmente se vino abajo y los etarras se
comenzaron a hacer a la idea del peligro que corrían, por lo que, pocos días
después, hacían pública una nueva tregua de dos meses. «Con la voluntad de
abrir caminos a la negociación política que traerá la verdadera paz», decía el
comunicado. Pero las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC
señalaban que aquella nueva oferta era una «clara consecuencia de la presión
policial». Los dos meses anunciados no se cumplieron: el 17 de agosto un
terrorista disparaba nueve veces contra José Manuel Fernández Lozano y Juan
Manuel Martínez Gil, dos guardias civiles de paisano que salían de un centro comercial.
Dos días después, la banda insistía en que mantenía la oferta de tregua que
había ido planteado en julio.
Las
conversaciones de Argel (8 de enero de 1989)
Desde la
tregua de 1981, ETA asesinó a 296 personas. España vivía conmocionada por el
atentado del Hipercor en Barcelona (19 de junio de 1987, 21 muertos, todos
civiles), que provocó incluso el rechazo de Herri Batasuna (HB). Hasta dos
treguas ofreció la banda en 1988, pero ninguna fructificó. En octubre, sin
embargo, tras la liberación del empresario Emiliano Revilla, se reanudaron las
conversaciones entre el Gobierno de Felipe de González y la cúpula etarra en
Argel, que daban sus frutos en enero de 1989: ETA anunciaba su segunda tregua.
Primero fueron 15 días, después se prorrogó dos meses y, por último, a otros
dos meses... pero el 12 de abril asesinaban a balazos al guardia civil José
Calvo de la Hoz, dando por terminado el alto el fuego. «Así negocia ETA: con
600 asesinatos», titulaba ABC.
La
disolución de ETA político-militar (1 marzo de 1981)
Fue la
primera tregua real de ETA. Tan solo una semana después del 23-F -que muchos
atribuyen, entre otras cosas, al descontento militar por la persistencia del
terrorismo-, la por entonces rama minoritaria de la banda, ETA político-militar
(o «polis-milis»), iniciaba una serie de conversaciones con el Gobierno de UCD.
El éxito de estas conversaciones, tras los durísimos «años de plomo»
(1978-1980), trajo el anuncio de una tregua de un año, que se prolongó hasta
agosto del año siguiente y desembocó, finalmente, en la disolución definitiva
de esta facción «menos dura» de la banda, que había asesinado a 22 personas. A
cambio, medidas de reinserción para presos y huidos de la banda, pero sin
contrapartidas políticas. La rama más dura, ETA militar, ponía una bomba en
Portugalete tres días después de la tregua de los «polis-milis» y llamaba al
diario «Eguin» afirmando que no aceptaba la invitación de sumarse esta
decisión. ETA militar, o desde entonces simplemente ETA, continuaba la lucha
armada.