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07/01/2006 | Cerco policial a la amenaza islamista

J. C. Serrano y R. Coarasa

- Tras los atentados de Madrid, en 2005 fueron detenidos 90 terroristas, de los que la mitad sigue en prisión - De los 86 extremistas que había en la cárcel en 2004, se pasó a 131 el pasado año

 

La lucha contra el terrorismo islamista no ha cejado en España durante el año que acaba de terminar. Policía y Guardia Civil han detenido a lo largo de 2005 a 90 extremistas en 23 operaciones desplegadas en 16 provincias. De los arrestados, algo más de la mitad (51) se encuentran en prisión, donde hasta el pasado diciembre había 131 islamistas. Una gran parte de las actuaciones policiales, en realidad, eran hilos que quedaban sueltos de la madeja del 11-M. Sobre todo, redes de financiación y captación de muyaidines para enviarlos a Iraq. No han servido para cerrar el círculo de los atentados, con grandes lagunas aún sobre su organización y ejecución material e intelectual, pero han proporcionado algunas piezas importantes sobre el periodo inicial de adoctrinamiento al que fue sometida la célula terrorista.
   

-La detención en Madrid (marzo) del sirio Mohannad Allmallah Dabas y su hermano Moutaz en Londres puso al descubierto el «centro neurálgico» de los islamistas que participaron en los atentados, un piso alquilado por ellos en la madrileña calle Virgen del Coro, donde fue fanatizado el grupo a través de constantes reuniones yihadistas.
   

Moutaz Allmallah, el guía religioso en esas reuniones, se convirtió en el referente espiritual de los terroristas hasta el punto de que algunos de los principales cabecillas le visitaron en Londres días antes de los atentados. El sirio, pendiente aún de ser extraditado, está considerado una pieza clave del 11-M. Junto a él también fueron detenidos este año fuera de España otras «fichas» importantes para la reconstrucción del puzzle.
   

-Youssef Belhadj (febrero). Detenido en Bélgica, sobre él pesaba una orden internacional de busca y captura al considerarle la Policía el autor de las reivindicaciones de los atentados del 11-M en nombre de «Abu Dujanah, portavoz de Al Qaida en Europa». Fue extraditado en abril y el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, quien investiga la matanza, le envió a prisión acusado de pertenecer a la organización terrorista y por la comisión de 191 asesinatos y cuatro delitos de estragos.
   

- Abdelmajid Bouchar (agosto). Uno de los huidos clave del piso de Leganés, capturado en Belgrado con documentación iraquí falsa. Vivía con los siete islamistas muertos en Leganés. Escapó tras el suicidio colectivo después de avisar al resto del grupo de la presencia policial en la casa. En septiembre llegó a España extraditado e ingresó en prisión. Una pieza clave para conocer los planes de los terroristas después del 11-M y sus contactos con el exterior.
   

-Mustafa Setmarian Nasar (noviembre). Aunque no hay datos que le incriminen en los atentados, todos los caminos policiales terminan en él. Miembro de la «shura» (consejo) de Al Qaida es el único islamista vinculado a las redes españolas que tiene contacto directo con Ben Laden. Se cree que fue detenido en Pakistán a principios de noviembre, aunque las autoridades de ese país aún no lo han aclarado. Español de origen sirio, tenía una orden de busca y captura internacional emitida en 2001 por el juez Baltasar Garzón, que le imputó en el sumario contra la primera célula de Al Qaida en España. EE UU había ofrecido por su cabeza una recompensa de cinco millones de dólares por su presunta relación con los atentados del 11-S y el programa de armas químicas de la red de Ben Laden. La hipótesis más lógica es que las autoridades pakistaníes le hayan entregado a EE UU, eludiendo el derecho internacional.
   

-Juicio contra lacélula de Al Qaida. El aumento en el número de islamistas detenidos tras los atentados del 11-M ha supuesto, además, que algunos de ellos se estén sentando ya en el banquillo. El juicio con mayor resonancia internacional ha sido, sin duda alguna, el que supuso, a la postre, la primera condena mundial por el 11-S (aunque fuese de refilón). La Audiencia Nacional juzgó en primavera a 24 personas (la mayoría de nacionalidad siria y marroquí) acusadas de integrar la célula española de Al Qaida, liderada por «Abu Dahdah». En la lista de procesados estaba el propio Ben Laden que, obviamente, no compareció. Sobre la mesa, 223.000 años de cárcel, la mayoría sobre las espaldas de tres de los acusados, a quien el fiscal consideraba cómplices del 11-S (por favorecer, supuestamente, una reunión en Tarragona de tres miembros de la «célula de Hamburgo», responsable de la masacre).
   

Después de dos meses y medio de juicio, la sentencia se conoció a finales de septiembre pasado y los 167 años a los que fueron condenados 18 de los 24 acusados «desinflaron» la primera condena por el 11-S, que sólo recayó sobre «Abu Dahdah» (27 años) por conspiración para la comisión de atentado terrorista. Pero de complicidad con el 11-S, nada de nada, pues quedó acreditado que no llevó a cabo «actos preparatorios de ningún tipo». Otro de los procesados sobre los que pesaba la acusación de complicidad con el 11-S, Driss Chebli, fue finalmente condenado a seis años de cárcel. El tercero, en el disparadero por haber grabado en un viaje turístico un vídeo de las Torres Gemelas de Nueva York que, presuntamente, había llegado a manos de un correo de Al Qaida antes del 11-S, salió absuelto. Para cada uno de ellos el fiscal pedía más de 74.000 años de prisión (25 por cada muerto).
   
   

El juicio a islamistas más esperado -el que dilucidará las responsabilidades por los atentados del 11-M- todavía no tiene fecha. Tras más de año y medio de instrucción (sólo la pieza principal del sumario supera los 70.000 folios) y una lista de imputados por encima del cententar (previsiblemente, menos de un tercio se sentará finalmente en el banquillo), el auto de procesamiento que debe dictar el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo (relevado de cualquier otro cometido en el Alto Tribunal) acumula retraso tras retraso. Otoño de 2006 es la penúltima fecha estimada para el comienzo del histórico juicio, pero cualquier tipo de previsión al respecto es un ejercicio de riesgo con estos antecedentes.
   

Respecto al incremento en el número de islamistas detenidos, fuentes de la Audiencia Nacional explican que «después del 11-M y el 7-J (los atentados de Londres) se ha intensificado, lógicamente, la labor policial. De ahí el número de islamistas detenidos a finales del año pasado, de los que, sin embargo, «no hay constancia que fuesen a atentar de forma inmediata, aunque poseen una infraestructura».

La Razón (España)

 



 
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