El Amarillo, apodo que recibe el cabecilla, es acusado por las autoridades de varios homicidios, narcotráfico, delincuencia organizada, secuestro, fuga de presos y tráfico de inmigrantes indocumentados.

Según Ramón Pequeño, jefe de la División Antidrogas de la Policía Federal, por la captura de Méndez Santiago se ofrecía una recompensa de hasta 15 millones de pesos (1,2 millones de dólares), al tiempo que formaba parte de la lista de los 37 criminales más buscados de México, de los cuales 20 guardan prisión.

El adalid fue detenido, la víspera, en compañía de Carlos Alejandro Rodríguez Zepeda, uno de sus presuntos escoltas, y se considera el coordinador de Los Zetas en el sur y sureste de México, en los estados de Chiapas, Veracruz, Campeche, Quintana Roo y Oaxaca, donde tenía su centro de operaciones.

Los Zetas, organización criminal que nació como brazo armado del cártel del Golfo, son los presuntos responsables del asesinato de 72 inmigrantes indocumentados, la mayoría centroamericanos, ocurrido en Tamaulipas en agosto pasado.

Entretanto, Monterrey, la capital de Nuevo León, amaneció este martes con un saldo de al menos 13 personas muertas como consecuencia de dos hechos violentos: un tiroteo en plena vía pública y el hallazgo de cinco hombres colgados en una plaza, precisan reportes de prensa.

De acuerdo con autoridades locales, con estos sucesos, la cifra de muertes en este estado norteño a causa de la delincuencia organizada suma más de 60 en lo que va del año, incluidos 10 policías y agentes de Tránsito de diversas corporaciones.

Luego de la fuga de reos en Chihuahua y las granadas lanzadas ayer al penal de Topo Chico, todos los centros penitenciarios de Nuevo León se encuentran en alerta máxima, informó Jorge Domene, vocero de Seguridad Pública de ese estado.