Wisner ha insistido en que "es importante que Egipto no rompa con su legislación vigente", apuntando que la vía correcta es que "un nuevo parlamento elija un nuevo presidente", pero cuidando que no haya una quiebra institucional que deslegitimaría el proceso. Como posibilidades, Wisner apuntó a que Mubarak permanezca en el cargo hasta que sea elegido el nuevo presidente o también la posibilidad que señala la constitución de Egipto, que dicta que sea el Presidente del Parlamento el que asuma las funciones en caso de que no haya un presidente en el país.

Un miembro de la delegación que acompaña en Múnich a la secretaria de Estado de EEUU se ha apresurado a salir al paso de estas declaraciones asegurando que Wisner sólo habla como "un simple ciudadano, no como un representante del Gobierno de EEUU".

Sus palabras, de hecho, no concuerdan las últimas informaciones sobre el proceso de negociación, publicadas por 'The New York Times', y que apuntan a que EEUU está estudiando un plan con funcionarios egipcios para que el presidente del país, Hosni Mubarak, abandone el poder de forma inmediata y lo traspase a un Gobierno de transición que estaría dirigido por el actual vicepresidente, Omar Suleiman.

Wisner se mostró optimista en el sentido de que "veo que se dan las condiciones de flexibilidad, de ideas... El sistema de partidos es naturalmente muy frágil, pero el diálogo puede ayudar mucho a consensuar una agenda, y la agenda está más clara cada hora que pasa".

Transición similar a la española

El enviado de EEUU ha coincidido con Javier Solana, con quien ha compartido varias reflexiones, en la preocupación por no estar escuchando en las calles de Egipto referencias más claras sobre el proceso de paz en Oriente Medio y sobre la intención de Israel de reforzar sus defensas, ha comentado "creo que podemos esperar lo mejor, pero es comprensible que nos preparemos para lo peor".

Solana, que ha comparado la situación en Egipto con la transición política en España y Portugal, se ha referido a la necesidad de que los movimientos ciudadanos establezcan qué relación con Israel mantendrá Egipto a partir de ahora, pero Wisner ha confirmado que, hasta ahora, las distintas fuerzas políticas que están cobrando forma y con las que acaba de estar en contacto en las últimas horas, están planteando sus posiciones solamente desde el punto de vista interno.

Mucha presión, contraproducente

Wisner considera crucial que el Ejército egipcio pueda jugar correctamente el papel que le corresponda y que la economía del país siga siendo eficiente, para lo cual ha sugerido que, para evitar presiones contraproducentes, "es el momento de plantearnos en qué forma podemos apoyar económicamente a Egipto en esta situación".

Finalmente, Wisner ha advertido que "una excesiva presión internacional en este momento no sería buena y conviene mantener con las actuales autoridades una atmósfera de comunicación y asesoría, sin romper puentes con equipos con los que se lleva décadas trabajando. Tomar posiciones que rompan esa comunicación supondría perder la capacidad de influencia". "Tanto la jerarquía política como las personas que protestan en las calles deben percibir nuestro respeto y entender que sus decisiones soberanas serán respetadas".