Además de ello, dentro de 25 años se estima que 20 millones de personas caerán en la pobreza y cerca de 75 millones de personas serán desplazadas de sus territorios por dichos efectos con altos riesgos para la vida, la salud y la alimentación.

En esta semana donde las imágenes de lluvias, inundaciones, deslizamientos destacan en los medios de comunicación de América Latina y el mundo, es difícil no hacerse la pregunta: ¿siempre fue así? Las respuestas existentes a esta pregunta desde la política, la academia y las investigaciones científicas, son para todas las visiones, causas, pretextos, argumentos, excusas, gustos y colores. Hasta que se logre un consenso global pasará mucho tiempo, pero mientras tanto los niveles de pobreza casi no han cambiado. Más aun, los efectos del clima hacen prever más nubarrones en relación a la oferta y abastecimiento sostenible de alimentos en el mundo y todo ello tiene como resultado final: más pobreza.

Si las causas de estos impactos son el crecimiento industrial de los países desarrollados, el efecto de los gases y emisiones de CO2, los ciclos de vida del universo, la rotación de los planetas y/o el cumplimiento de predicciones mayas para el 2012, las mismas no están bajo el control de nadie, menos de quienes sufren las consecuencias. Por lo tanto, lo importante es que tanto los gobiernos nacionales, regionales y municipales implementen todas las medidas de prevención posibles que logren reducir los riesgos, desastres y emergencias.

A veces resulta difícil de entender por qué determinados municipios y regiones todos los años sufren desbordes de los mismos ríos y las poblaciones afectadas sean las mismas, las familias las mismas y sus cultivos los mismos.

Sin duda alguna, aun a pesar de la pobreza de nuestro país, de los bajos presupuestos de muchos municipios, ejecutar obras de infraestructura que reduzcan los riesgos para las poblaciones no son tan difíciles de prever y ejecutar. Más aun, todos los años y también en los mismos meses, muchas reparticiones estatales, gobiernos regionales y/o municipios explican que no han podido ejecutar sus presupuestos por las mismas razones de siempre.

En resumen, las causas del cambio climático no están a nuestro alcance comprenderlas y/o cambiarlas, aunque sí debamos discutirlas con firmeza. Sin embargo, la historia tiene otra cara de la moneda y la administración de los efectos del cambio climático sí están bajo el control del hombre, sus conocimientos y herramientas. Sí es posible prever, planificar y ejecutar medidas de prevención, sin duda alguna. Ojalá que alguna repartición del Estado u organismo pueda definir una meta e indicadores cuantitativos que nos den una sensación de avance, de manera que cada año existan menos desbordes de ríos, menos familias desplazadas, menos casas inundadas y/o destruidas. Al menos para empezar necesitamos una línea de base del 2011 y un conjunto de metas e indicadores medibles para vencer y derrotar el 2012.