La Unión Europea volverá a rechazar la demanda de Bulgaria y Rumanía de sumarse en marzo a la zona Schengen, el espacio europeo libre de fronteras interiores. Ambos países ingresaron en la Unión Europea en el 2007, con tres años de retraso respecto al resto de candidatos del Este, y aún hoy las carencias de su Estado de Derecho siguen sujetas a un sistema inédito de vigilancia. 

Sus esfuerzos en luchar contra la corrupción y el crimen organizado siguen sin convencer a la Comisión Europea, que ayer alabó las reformas emprendidas pero volvió a pedirles más pruebas de la eficacia del nuevo marco legal. El informe no se pronuncia específicamente sobre los preparativos de ambos países para ingresar en la zona Schengen, pero fuentes diplomáticas explicaron que Rumanía va bastante avanzada y técnicamente podría reunir las condiciones. muy al contrario que Bulgaria.

Sólo podrán ingresar cuando ambos estén listos. Y aunque en teoría el examen de entrada se fija exclusivamente en aspectos técnicos, la decisión final es sobre todo política, admiten fuentes diplomáticas. Los gobiernos búlgaro y rumano se siente discriminados y han protestado enérgicamente porque se les ponga condiciones adicionales. Quieren la luz verde europea para octubre pero numerosos problemas en el funcionamiento del Estado de Derecho en ambos países "ponen en tela de juicio" su idoneidad, explican fuentes europeas. 

En los últimos meses, Bulgaria ha lanzado importantes juicios sobre casos de corrupción de alto nivel contra diputados y ex primeros ministros, pero al mismo tiempo llaman la atención varias absoluciones sospechosas en casos emblemáticos de conflictos de intereses, fraudes y crimen organizado, resalta Bruselas en su informe semestral, que celebra la creación de un tribunal especial para tratar estos delitos. En cuanto a Rumanía, lamenta que la lucha contra la corrupción haya perdido impulso en el último año y que el parlamento haya dificultado la investigación de un caso que afectaba a una ex ministra. No obstante, ve positiva la detención de 50 empleados de aduanas sospechosos de fraude. 

Los avances de Bulgaria y Rumanía serán examinados el jueves por los ministros de Interior europeos. Estos países tienen de su lado a Hungría, presidencia de turno de la UE, que pretendía impulsar su ingreso para marzo, pero los gobiernos europeos están muy lejos de alcanzar la unanimidad necesaria para dar este paso. Alemania y Francia oponen las mayores resistencias. El sistema maneja "datos hipersensibles", subrayan los gobiernos de ambos países en una carta conjunta enviada en diciembre a la Comisión Europea, preocupado porque pudiera caer en manos del crimen organizado. El 75% de la inmigración ilegal de la UE entra por esa frontera, afirman. Unos 400 millones de ciudadanos europeos de 25 países se mueven libremente dentro del espacio Schengen.