Miles de manifestantes bahreníes instalaron un campamento de una plaza de Manama que se ha vuelto un símbolo de su causa y el domingo algunos pedían un cambio político mientras otros esperaban negociaciones para resolver la crisis.
Muchos están llamando a llamar a la plaza Lulu (plaza de la Perla) el "Círculo de los Mártires", en memoria de los cuatro activistas muertos el jueves durante una redada nocturna de la policía anti-disturbios para despejar la zona, indicó Reuters.
Los manifestantes regresaron al lugar el sábado por la noche, después de que el príncipe heredero, el jeque Salman bin Hamad al Jalifa, ordenó a las tropas y vehículos blindados que se retiraran y dijo que encabezaría un diálogo nacional tras días de disturbios que han dejado seis personas muertas.
"No nos sentaremos a hablar con asesinos. No al diálogo!", gritó una mujer, mientras otras personas repartían pan, frutas y jugos.
Junto a un centro médico y un departamento de objetos perdidos se organizaban tiendas de campaña y se trasladaban baños portátiles.
Bahrein es gobernado por la familia musulmana suní Al Jalifa, cuyos miembros dominan un gabinete liderado por el tío del rey, quien ha sido primer ministro por 40 años.
Los musulmanes chiitas representan un 70% de la población pero sienten que no participan en la toma de decisiones y son discriminados al buscar empleos y viviendas fiscales.
El Parlamento de siete años actúa como válvula de seguridad y los gobernantes han utilizado su riqueza petrolera para contrarrestar las frustraciones de los shiíes.
Diálogo en puertas
Se esperaba que la oposición presentara sus demandas al príncipe de la corona el domingo y el partido shií Wefaq reiteró su exigencia de una monarquía constitucional y un Gobierno formado directamente tras comicios.
También busca el retiro de las fuerzas de seguridad, la liberación de prisioneros políticos y conversaciones sobre una nueva Constitución, dijo una fuente de oposición que pidió no ser identificada.
"Todos los partidos políticos en el país merecen una voz en la mesa", dijo a CNN el príncipe de la corona Salman, agregando que el rey lo nombró para liderar las conversaciones y construir confianza con todas las partes.
"Creo que hay mucha rabia, mucha tristeza, y en esa nota quisiera extender mis condolencias a todas las familias que perdieron a seres queridos y a todos los que resultaron heridos. Lo lamentamos profundamente y esta es una terrible tragedia para nuestro país", declaró.
Inspirados por las revueltas populares que derrocaron a los líderes de Egipto y Túnez, muchos esperaban que la plaza de la Perla se convirtiera en un símbolo de la resistencia al igual que la plaza Tahrir en El Cairo.
La normalidad parecía retornar el domingo a Manama, con autos recorriendo sin dificultades las carreteras abiertas y personas entrando en tiendas del comercio.