Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Parrilla  
 
22/01/2006 | El átomo de iranio y las prioridades de Moscú

Piotr Romanov

Uno de los temas calientes de esta semana es Irán. O vuelve a ser Irán, diría yo, porque las infinitas maniobras que hace éste en torno a su programa nuclear, dando un paso hacia adelante y dos hacia atrás y dirigiéndole a Israel infinitas manifestaciones de carácter provocador, ya han cansado bastante a la comunidad mundial.

 

La última declaración que hizo el presidente de Irán, Ahmadineyad, respecto a la enfermedad de Ariel Sharon, rebosa los marcos de la más elemental moral. Además, él la hizo en el apogeo mismo de la principal fiesta religiosa de los musulmanes, en lo que se fijaron muchos. En fin de cuentas, Dios es uno para los cristianos, los judíos y los musulmanes, por lo que la injuria que se permitió pronunciar Ahmadineyad, es un pecado para un musulmán fiel.

Al comentar en una ocasión las bruscas manifestaciones que se hacían en EE UU inmediatamente después de celebradas las elecciones en Irán, exhorté a no hacer conclusiones apresuradas, esperando que en Teherán triunfe el sentido común. Lamentablemente, no sucede así, sino todo lo contrario: parece que Irán quiere provocar adrede al mundo entero.

Da la impresión de que tal conducta y las manifestaciones injuriosas de Irán ya le tienen cansado a Moscú, que durante un largo tiempo se esforzaba por mantener buenas relaciones con Teherán. En ello desempeñaban un importante papel los intereses económicos (Rusia construye en Bushire una central atómica en plena correspondencia con las normas y bajo control de la Agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA), pero tal posición se debía, en primer lugar, a que Irán es un país limítrofe, y como es sabido, no conviene en absoluto tener malas relaciones con los vecinos. Pero, según manifestó hace unos días a la emisora de radio “Eco de Moscú” el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, Teherán ha de comprender en qué realmente consisten las prioridades de la diplomacia rusa, tratándose de Irán. En primer lugar figura el problema de no proliferación del arma nuclear, en lo que Rusia se muestra solidaria de lleno con la AIEA y los países occidentales, los que junto con Moscú estaban sosteniendo negociaciones con Teherán durante los últimos tiempos. Ello reviste una especial importancia, dados la actitud abiertamente adversa que Irán muestra hacia un país soberano miembro de la ONU y sus logros tanto en la realización del programa nuclear como en el desarrollo de vectores de largo alcance.

Despierta mucha preocupación el problema de enriquecimiento del uranio, en el que Irán da largas al asunto artificialmente. Primero, suspendió la moratoria, que aceptó introducir el anterior Gobierno, y segundo, en una manera tan propia de él, no dice ni “sí” ni “no” a la iniciativa rusa de instituir empresa mixta con el fin de realizar el enriquecimiento del uranio en territorio de Rusia bajo auspicios de la AIEA, con lo que están de acuerdo todas las partes preocupadas. Y, por último, Rusia se oponía durante bastante tiempo a la elevación del dossier nuclear iranio al Consejo de Seguridad de la ONU, porque los inspectores de la AIEA todavía no tienen respuestas a muchas preguntas importantes sobre el carácter de los estudios que Irán estuvo realizando durante casi 20 años, ocultándolo de la comunidad mundial. Mientras los inspectores de la AIEA pueden trabajar en Irán, tienen probabilidad de encontrar tales respuestas, pero en cuanto el dossier se eleve al Consejo de Seguridad de la ONU, sus manos se verán atadas, con mucha probabilidad, mientras que a Irán le va a suceder todo lo contrario, explicó Lavrov.

En la reunión extraordinaria de los participantes de las negociaciones en torno al problema nuclear iranio (AIEA; varios países europeos, EE UU, Rusia y China), que se celebra este lunes, Moscú va a cambiar de posición, según me parece a mí, porque Teherán ya no le deja probabilidad de actuar de otro modo. Además, según subrayó Lavrov, en tales cuestiones es importante proceder con unanimidad, precisamente por ello Moscú va a votar de un modo igual que la AIEA.

La próxima ronda de la confrontación diplomática ya va a desarrollarse, probablemente, en el Consejo de Seguridad de la ONU. La situación no será de las fáciles. Es que la introducción de sanciones, en lo que van a insistir EE UU y los países europeos, sólo va a crear una ilusión de la solución del problema. Según muestra la experiencia, las sanciones de la ONU no surten mucho efecto, pues siempre se encuentran vías para eludirlas. En el futuro próximo, a Irán no le amenaza, al parecer, la intervención militar. EE UU, probablemente, se permitiría ese placer, si no estuviese atascado en Iraq. El decidido Sharon se encuentra fuera del juego político. Inglaterra, por boca de su ministro de Exteriores, por lo menos de momento se manifiesta en contra de realizar tal variante. Rusia está categóricamente en contra: no faltaba que en Oriente Próximo surgiese otro foco de tensión.

Creo que precisamente unos cálculos así le permiten a Irán portarse con tanto desenfreno. Es posible que Teherán y los líderes espirituales iraníes no hierren en sus cálculos a corto plazo, pero de ponerse a analizar el desarrollo ulterior del partido de ajedrez, se podría discernir que el prurito de dinamitar el Tratado de No Proliferación puede tener consecuencias muy desagradables para Irán.

RIA Novosti (Rusia)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
14/04/2006|
09/04/2005|
09/04/2005|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House