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27/01/2006 | Midiendo lo opuesto de la corrupción

BID

El Índice de Integridad Global, una evaluación completa de la integridad de países, mide la corrupción cuantitativa y cualitativamente con casi 300 indicadores.

 

En muchos países latinoamericanos y caribeños la corrupción se acepta como parte natural de la política, una característica inevitable de los oficios públicos. Aunque se sea consciente de  la presencia de la corrupción es difícil medir su alcance ya que no es fácil calibrar lo que no se puede ver.

Tomando en cuenta esta paradoja, la Organización no Gubernamental (ONG) Integridad Global, al principio bajo los auspicios del Centro para la Integridad Pública, ha realizado un programa piloto que mide la gobernanza y la corrupción en 25 países. El estudio incluye Informes de País detallados y un Índice de Integridad Pública para cada país.

En vez de definir actos de corrupción específicos, el índice de integridad público evalúa lo   
“opuesto” de la corrupción, o según Nathanial Heller, co-fundadora y directora general de Integridad Global en una presentación reciente en el BID, examina las leyes, mecanismos, e instituciones que deberían contener, desalentar, o prevenir abusos del poder.

Básicamente, el índice de integridad tiene que ver con la existencia de un marco anticorrupción nacional, con su efectividad y con la disponibilidad de la información para que la ciudadanía pueda ver si los gobernantes y funcionarios están haciendo su trabajo.

Más de 290 indicadores y sub indiciadores sobre la integridad están divididos en seis categorías relacionadas con la gobernabilidad: La Sociedad Civil, Información Pública y Medios; Procesos Electorales y Políticos; Ramas del Gobierno; Administración y Servicio Público; Mecanismos de Supervisión y Regulación; y Mecanismos Anticorrupción. Estos indicadores se usan para calificar el marco institucional nacional, considerando si ayudan a promover la integridad pública, la responsabilidad y a prevenir abusos de poder, dijo Heller.

Mas allá de las encuestas públicas

A diferencia del Índice de Percepción de Corrupción creado por Transparencia Internacional, basado en la percepción ciudadana de la corrupción entre funcionarios públicos, el Índice de Integridad Global combina análisis cuantitativos y cualitativos. Una parte integral del trabajo de Integridad Global es no medir la corrupción basándose en meras percepciones, afirmó Heller, ya que los análisis cuantitativos proporcionarán más incentivos a los gobiernos para mejorar sus medidas de anticorrupción, también pequeños cambios positivos en la regulación o implementación de leyes pueden ser reflejados en el próximo índice de integridad.

En cada país, un científico social, periodistas de investigación y 5 lectores, o evaluadores, son seleccionados para armar el informe.  El científico social es el responsable de dar una puntuación inicial a cada indicador. La puntuación se basa en decir sí o no a la pregunta de si los mecanismos se encuentran recogidos en la ley, y una puntuación de 1 a 100 dependiendo si estos se aplican o no. Este proceso de puntuación permite ver no sólo que leyes existen sino también cuales y como son implementadas.

La puntuación numérica también tiene explanaciones y referencias, tiene un proceso de revisión fuerte y es examinada teniendo en cuenta la información de los periodistas sobre el estado de la corrupción en su país. La puntuación se divide en 5 escalas, de Muy Fuerte (90-100), Fuerte (80-90), Moderato (70-80), Débil (60-70) y Muy Débil (menos de 60).

¿Cómo anda América Latina?

En el Índice sobre Integridad Pública general que compara a los 25 países,  Argentina fue el primer país de los 7 países latinoamericanos incluidos en el estudio y el octavo en la lista general, mientras que EE.UU. fue el primero, seguido por  Portugal, Australia, Italia, Alemania y Sudáfrica en la misma escala.

Sin embargo, una imagen distinta aparece si examinamos las calificaciones del Índice de Integridad Pública por categoría. Por ejemplo, México ocupa el lugar noveno en la lista general,  pero dentro de la categoría de Procesos Electorales y Políticos, fue el primero. En contraste, en la categoría Administración y Servicio Público, México quedó al final, en la escala más débil, junto con Venezuela y Guatemala. Pero, es importante resaltar que dentro de la misma categoría, sólo 4 de los 25 países totales calificaron como “fuerte” o “moderado”, siendo los demás clasificados en “débil” o “muy débil”. Brasil fue clasificada en el décimo lugar, pero a la misma vez, recibió puntajes fuertes en las categorías de Procesos Electorales y Políticos y Ramas del Gobierno.

BID (Estados Unidos)

 



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