Pero en este caso el abogado se volvió protagonista de la crónica judicial española: se le abrió un proceso por el presunto delito de blanqueo de capitales, supuestamente por haber dado instrucciones precisas para recuperar más de 1 millón de euros de su cliente, Rivera Gámez, que no habían sido incautados por la policía y que mantenía escondidos en la cajuela de un Maserati estacionado en una sus residencias en las afueras de Madrid.

El joyero Ignacio Echeverría y María Martínez Hernández, la asistente que le conseguía las mansiones al capo, acusan a García Montes de presionarlos con ese fin y de amedrentarlos –en algunas reuniones sostenidas en su despacho entre el 6 y el 14 de septiembre del año pasado– al decirles que su cliente era un capo del mismo nivel que el colombiano Pablo Escobar y advertirles que “pertenece al cártel de Tijuana”.

Según la declaración judicial de la mujer, del 16 de septiembre pasado, el abogado les advirtió que debían seguir cooperando con el mexicano aunque estuviese en prisión porque “el caso es muy gordo, con ramificaciones internacionales entre Argentina, Brasil y el cártel de Tijuana, que son organizaciones muy peligrosas, con mucha gente a su alrededor, y que es mejor estar bien con ellos”.

Los tres declarantes advirtieron a la policía que temían sufrir un atentado “de la organización de Nicolás”.

El misterioso “Jota”

En su más reciente actualización sobre el narcotráfico en México, del 21 de abril, la consultora Stratfor reportó que el cártel de Sinaloa, que lidera Joaquín El Chapo Guzmán, es la única organización omnipresente e intocable y que se sigue consolidando.

Entre otras cosas Stratfor aseguró que el cártel de Guzmán Loera “ya controla el negocio del narcotráfico en Tijuana”.

Aún más: el diario Faro de Vigo, editado en Galicia, publicó el 14 de noviembre de 2010 que “Nicolás Rivera era el lugarteniente de Daniel Barrera, El Loco Barrera”, señalado por Colombia como uno de los más importantes narcotraficantes de ese país.

El reportaje “Nace un patrón”, en la revista colombiana Semana del 17 de noviembre de 2007, describe el ascenso de El Loco Barrera desde los ochenta en el mundo del narco colombiano.

Lo señala como “una prioridad” para la policía de ese país, porque se convirtió en “el amo y señor del oriente del país y la capital de la república”. Añade: “No hay un solo kilo de coca de los que pasan por Bogotá que no sea de Barrera o autorizado por él”, dijo al semanario colombiano un agente de la agencia antidrogas estadunidense.

Barrera lo mismo opera desde Colombia que desde Venezuela; es un viejo aliado de las Fuerza Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el trasiego de drogas y tiene “estrechos vínculos con Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, líder del cártel de Sinaloa en México”, dice el semanario.

Sobre esa relación con El Chapo el 25 de octubre de 2009 la policía colombiana aseguró a El Loco Barrera 10 toneladas de cocaína destinadas al capo mexicano, con valor de 200 millones de dólares, cuando eran transportadas a Barranquilla en su ruta hacia Veracruz, informó la bogotana Radio Santa Fe el 9 de noviembre de ese año.

Una fuente judicial española explicó a Proceso que el caso en España presuntamente refleja las “alianzas” que están constituyendo los cárteles mexicanos y colombianos para traficar drogas a Europa.

El pasado 23 de febrero el Departamento del Tesoro estadunidense identificó al narcotraficante colombiano Jorge Milton Cifuentes Villa, Jota, y a 70 personas más que están relacionadas con el jefe del cártel de Sinaloa y que operan en México, Ecuador, Panamá y España.

Este traficante y su cuñada, María Patricia Rodríguez Monsalve, La Doctora, heredaron la organización de tráfico de drogas de su hermano, Francisco Cifuentes Villa, Don Pacho, un piloto de la época de Pablo Escobar, quien al frente de su propio grupo mantenía estrechos negocios con el capo mexicano y con Ismael El Mayo Zambada, según las autoridades.

El 8 de febrero de 2010 la policía colombiana anunció la detención de 21 traficantes y pilotos de avión, encabezados por La Doctora, que estaban implicados con la compra de aviones con dinero lavado en la Casa de Cambio Puebla, del Distrito Federal, para la organización de El Chapo (Proceso 1737).

La Doctora –viuda de Don Pacho Cifuentes, asesinado tres años antes en Colombia– trabajaba para El Chapo y El Mayo en el transporte de droga de los capos colombianos El Loco Barrera, los hermanos Calles Serna (Los Comba), jefes del cártel del Norte del Valle, y Maximiliano Bonilla, Valenciano, dijo el general Óscar Naranjo, jefe de la policía colombiana, publicó el periódico Reforma el pasado 8 de febrero.

Respecto de Jota –a quien en Estados Unidos se identifica como Jorge Milton Cifuentes Villa–, en España, en el expediente del caso Guadaña, se menciona ese apodo en referencia al principal socio de Nicolás Rivera, Héctor Manuel Torres Silva, en comunicaciones que sostiene con un “desconocido” y que fueron intervenidas por la policía española.

En una primera llamada, grabada el 12 de agosto de 2010, el desconocido le dice a Torres Silva que “El Jota lo dejó… porque había que dejar que el Nico primero (sic)” y después le recomienda a Torres: “Sigue hablando con ese y con Jota”.

Horas más tarde una nueva comunicación entre ambas personas, en la que siguen hablando del inconveniente de los dos cargamentos que le fueron asegurados en Argentina y Brasil, Héctor Manuel le dice al desconocido que se relaje: “Mañana le tengo que poner eso al señor Jota, en ese chingo yo…”, y luego de otras referencias, mencionan que “ya el viejo nos ha cumplido, pero si hay una persona como Jota, mejor”.