Puede que fuera un último y sutil reconocimiento de su derrota. O, más probablemente, una muestra de la falta de contacto con la realidad de un pueblo al que siempre había dicho defender.
Pero el caso es que el último mensaje póstumo de Osama bin Laden, hecho público ayer, en el que elogia la «primavera árabe» e intenta hacerse un hueco en este nuevo sentir de los árabes, pone de manifiesto cuán alejado estaba el líder de Al-Qaida de los acontecimientos que se han sucedido en la región en los últimos seis meses.
«Los vientos de cambio se extenderán por todo el mundo islámico, si Dios quiere», dice el difunto cabecilla de la red terrorista en una grabación sonora de doce minutos difundida por varias páginas web islamistas. «El sol de la revolución brilló desde el oeste e iluminó la revolución en Túnez», asegura Bin Laden, que recuerda que luego se trasladó «a la velocidad de la luz» a Egipto, donde se inició «una gran revolución, ¡y qué revolución!».
Mientras que celebra la caída de los dictadores en Túnez y el país del Nilo no menciona directamente la situación en estados como Yemen, Libia, Siria o Bahrein, pero pide a los manifestantes que aprovechen la oportunidad para hacer caer a los «tiranos».
«Obligación religiosa»
Al-Qaida ha sido, desde el principio de la «primavera árabe», la gran perdedora de las revueltas, que han conseguido de forma pacífica y en muy poco tiempo lo que los terroristas no han logrado después de años de terror y actos violentos.
La caída tanto del egipcio Hosni Mubarak como del tunecino Zine el-Abidine Ben Ali había sido, desde hace décadas, uno de los principales objetivos de una red que, ahora, ha quedado desplazada por un moderno movimiento social que no entiende pero donde no quiere perder la oportunidad de hacerse un hueco para mantener su influencia.
En el nuevo escenario que se ha planteado en la región, es una «obligación religiosa» conformar un «consejo» que sirva de guía para todos los musulmanes en cuestiones importantes, afirma Osama bin Laden, posiblemente atribuyéndose ese rol. Hay que recordar además, pide el líder saudí, «a aquellos (presuntamente Al-Qaida) que ya recomendaron arrancar de raíz esos regímenes opresores, ya que tienen la confianza de todos los musulmanes».
Nadie puede precisar cuándo fue grabado este último mensaje del, hasta hace poco, terrorista más buscado del mundo. Osama Bin Laden murió en una operación del ejército estadounidense en Pakistán el pasado 2 de mayo, y ya tiene reemplazo temporal al frente de Al-Qaida. Se trata del egipcio Seif al-Adel, también en paradero desconocido.
