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07/02/2006 | 'Lo Nacional...'

Nicolás Romero Ordeñana

Usando el argumento –o excusa– de “lo nacional”, el Gobierno central y la burocracia han venido esquilmando a los municipios y provincias desde hace años.

 

¿Cómo funciona el mecanismo?

El presupuesto del Estado destina a Educación cerca de mil millones de dólares, de los cuales ochocientos se gastan en las veintidós provincias y doscientos en “lo nacional”, que en teoría son proyectos o gastos que benefician por igual a todas las provincias del país. En Obras Públicas es mayor aún el problema. En los pasados ocho años se han invertido dos billones de dólares, 25% en gasto provincial y 75% en “nacional”.

Ahora, déjenme darles un ejemplo del tipo de rubro que se contabiliza como “nacional”. Hace menos de un mes, un centenar de funcionarios de uno de los ministerios cuyos profesionales más paralizaciones realizan, pasó un fin de semana en uno de los resorts & spa más caros del país. Los amigos que estuvieron aquel fin de semana me contaron que ellos gastaron trescientos dólares por persona. Me gustaría saber cuánto fue la cuenta que dicho ministerio pagó para que el centenar de burócratas, en su seminario, arreglaran un problema “nacional” justo por los días en los que, mientras ellos trabajaban tan duramente el fin de semana, los profesionales del ramo estaban paralizados por motivos económicos. El seminario de ese fin de semana, y su estadía incluida, es un gasto “nacional”.

¿Calificará el IECE como “nacional” los convenios internacionales por medio de los cuales otorga becas? ¿Será esa una de las razones por las cuales en Quito hay tres veces más personas con posgrados que en Guayaquil? Es así que muchos gobiernos locales no solicitan ciertas competencias porque el Ministerio de Finanzas transferiría lo que en las cuentas del Estado se imputa a la provincia, mas no lo que es “nacional”. Esa es una de las trampas del centralismo que han frenado a las autonomías. Por eso es de suma importancia el proyecto de los doce alcaldes y prefectos, cuyas poblaciones representan el 80% de los habitantes del país. Esquiva esta y muchas otras trampas centralistas. Mas, para ser coherentes, se debe precautelar que no haya centralismo dentro de una comunidad autónoma. Para esto, su Consejo Legislativo debe estar conformado en forma proporcional a los habitantes de los distritos de la misma.

Aparecen detractores criticando el proyecto con la falacia de que la distribución por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) beneficiaría la ineficiencia. Por el momento, es la forma de corregir que “lo nacional” se haya quedado en unas pocas manos por décadas. Después de treinta años, cuando estas inequidades hayan sido superadas, se podría pensar en otra forma de distribución. Hace cinco años, los mismos críticos atacaban el modelo autonómico por no ser solidario. Ahora que se estructura una propuesta en ese sentido, ¡parece que es demasiado solidaria!

Otra crítica esgrimida es la discrecionalidad para que las provincias y municipios se sumen a una autonomía, usando otra falacia: fragmentará al país.

Las mentes centralistas, incluso cuando hablan de autonomía, tratan de imponer. Pretenden saber más la realidad de una comunidad que sus propios habitantes.

Debemos respetar la determinación de un pueblo a no querer autonomía. Si no es voluntaria, no es autonomía.

El Universal (Mexico)

 



 
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