"El empresariado cubano dice: 'No quiero ser el último en llegar a Cuba'".Críticas de los duros a los planes del empresario Saladrigas para ayudar a la isla.
Nadie en
Miami piensa ya en invadir Cuba para derrocar a los Castro. Pocos piensan que
el cambio llegue desde el sur de Florida. Parece claro, visto desde allí, que
el cambio lo impulsarán los cubanos de la isla.
Pero los
cubanoamericanos no serán meros espectadores. Mientras los líderes políticos
del exilio aún son partidarios del embargo y de la mano dura con el régimen, y
su influencia en Washington es notable, la clase empresarial de Miami empieza a
adoptar otra mentalidad. No quiere perder la oportunidad que ofrezca Cuba si la
economía se abre.
"El
empresariado cubano dice: ´Espérate, yo no quiero ser el último en llegar a
Cuba, ¿ok?´", dijo hace unos días en Miami Carlos Saladrigas, figura
prominente del nuevo exilio, favorable al diálogo con La Habana y al
levantamiento del embargo de medio siglo.
"Como
empresarios, tenemos claro que la política actual ha sido un fracaso -
añadió-.No hadado resultados en 52 años, y un empresario no sostiene una
política que no dé resultados en 52 años".
Si las
sanciones de EE. UU. tienen como objetivo castigar al Gobierno cubano, el
desarrollo de un sector privado debería permitir un relajamiento de estas
sanciones, según el empresario.
Saladrigas,
uno de los empresarios hispanos de más éxito en EE. UU., abandonó su país en
1961, con 12 años, dentro de la llamada operación Pedro Pan, en la que 14.000
niños salieron de la Cuba revolucionaria sin sus padres con destino a Estados
Unidos. Después de pasar por multinacionales como Pepsi-Cola, fundó la empresa
de recursos humanos de las posturas más duras del exilio a representar la vía
dialogante.
Según
Saladrigas, la transición cubana empezará por la economía, y es la apertura a
la iniciativa privada, todavía muy incipiente, lo que puede precipitar la
reforma política.
"¿Ha
partido algún cambio de las inversiones de los españoles en Cuba hace ya veinte
años?", se pregunta Ninoska Pérez Castellón, directiva del Consejo por la
Libertad de Cuba en Miami y locutora estrella en la emisora Radio Mambí.
Pérez
Castelló es una de la voces más conocidas del llamado exilio duro, contrario al
diálogo con el régimen cubano y muy crítico con personalidades como
Saladrigas.
"Creo
que es inmoral invertir en Cuba - argumenta-.Primero, es lavar el rostro a una
dictadura de 52 años. Tan lamentable como lo que están haciendo los españoles y
todos los extranjeros que invierten en Cuba. Yo creo que invertir en un país
donde el nativo de ese país no tiene la misma posibilidad de participar en esta
actividad es deplorable".
La
periodista Ann Louise Bardach, especialista en Cuba, detalla en su libro Sin
Fidel, que debe publicarse en castellano en el 2012, cómo el exilio se
escindió hace una década, tras el traumático caso del niño Elián González.
"Carlos
Saladrigas - dice ahora Bardach-es un hombre bastante valiente, porque hizo la
transición entre ser un derechista duro en el tema de Cuba y ser un republicano
moderado, el tipo de republicano tradicional en el sentido de abogar por la
empresa y el libre comercio. Pero en Miami esto es problemático".
Saladrigas
sostiene que "el liderazgo de la Cuba del mañana tiene que provenir y va a
provenir de dentro de Cuba". Pero añade que la diáspora contribuirá a la
transición.
"En
vista al futuro, Cuba tiene dos grandes activos. Uno es una población altamente
educada", dice. El segundo es "una diáspora económicamente
poderosa".
Saladrigas
ha empezado a moverse. Con el Cuban Study Group, que se ha convertido en una de
las organizaciones más influyentes del exilio, ha propuesto un fondo de 50
millones de dólares para fomentar el microcrédito y la pequeña empresa.
En
abril, el Cuban Study Group publicó un informe en el que constataba que
"el Gobierno cubano ha comenzado a implementar reformas con el objeto de
permitir mayor actividad económica del sector privado a fin de reducir los
gastos gubernamentales, incrementar la productividad y aumentar los
salarios".
El
informe cita a los economistas Pavel Vidal Alejandro y Omar Everleny, de la
Universidad de La Habana. Los economistas señalan que "si los
micropréstamos fueran promovidos con apoyo externo, representarían un influjo
de divisa fuerte que se podría usar para comprar importaciones para
trabajadores por cuenta propia, pequeñas empresas y cooperativas".
Por
segunda vez desde que se marchó en 1961, en febrero Saladrigas regresó a Cuba,
en un viaje de peregrinación organizado por la Iglesia católica.
En su visita
anterior, en 1984, "la gente vivía aterrorizada de que te escucharan una
conversación, de que te estuvieran oyendo, de qué iba a hacer la persona del
comité de defensa, qué iba a decir si yo entraba, si salía".
"Ahora
es otra cosa", dice. "Hay vida en la calle, la gente está alegre, ves
a la gente tomándose una cervecita aquí, un café allá, conversando, fiestas
callejeras los viernes por la noche, orquesta, la gente bailando".
En su
opinión, la transición ha arrancado "hace rato ya". Y lo ha hecho
"con mayor rapidez que la relación entre ambos gobiernos". Y por
abajo. Los cubanos de Florida, aprovechando el levantamiento de las
restricciones para viajar y otras medidas de la Administración Obama,
"están constantemente yendo a Cuba, ayudando a sus familiares, montándoles
negocios allá".
"Se
rumorea que hay muchos que ya están comprando en Cuba", apunta.