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11/02/2006 | Diferencia entre Kennedy y Bush

Alfonso Oramas Gross

Año 1961, en plena época en la que se pensaba que varios pueblos latinoamericanos iban a tratar de seguir el sendero trazado por la Revolución cubana, el presidente estadounidense John F. Kennedy lanzaba la denominada Alianza para el Progreso, un extenso programa de ayuda económica y social para América Latina, cuyos detalles fueron elaborados en la histórica reunión de Punta del Este.

 

La Alianza para el Progreso proyectó una inversión de cerca de veinte mil millones de dólares en ayuda estadounidense para esta región durante el lapso 1961-1970. Hay quienes consideraban que el programa de cooperación nació con una gran limitación, toda vez que tenía un trasfondo político innegable al tratar de contrarrestar la influencia de la Revolución cubana, apoyando en su lugar medidas reformistas por parte de los gobiernos latinoamericanos. Pero aun aceptando dicha lectura, existió un elemento fundamental que debe resaltarse: Kennedy intuía que si existía algún riesgo de expansión del modelo cubano, lo que menos podía hacer el Gobierno estadounidense era quedarse impávido y resignado ante el eventual avance de las ideas de Castro, razón por la cual debía intervenir lanzando lo que, al menos en teoría, era un ambicioso proyecto de cooperación y desarrollo.

Los tiempos cambian pero las circunstancias se repiten, aunque los personajes reaccionan de manera diferente. Resulta que a los tiempos aparece en América Latina un líder populista con un claro discurso antiestadounidense, quien trata de proyectar su modelo político fuera de las fronteras de su natal Venezuela, en gran parte gracias a la generosidad de la bonanza petrolera de su país, todo lo cual hace que el presidente Chávez sea visto como una verdadera amenaza para la estabilidad de la región por parte de Estados Unidos. ¿Y qué hace el gobierno de George W.
Bush para tratar de contrarrestar esa influencia? ¿Estará pensando, al igual que Kennedy, en lanzar otro importante programa de ayuda para América Latina? Pues, créanlo o no, la administración Bush acaba de proponer esta semana un recorte del 28,5% del presupuesto para ayuda a países de la región para el año 2007, siendo el tercer año consecutivo en que dicho gobierno propone una disminución de tales características, basándose en la creencia de que la única ayuda real es la que se propone a través de los acuerdos de libre comercio.

El presidente Bush, con ese sentido tan especial que tiene de la geopolítica, puede pensar muchas cosas, entre las que está paradójicamente no pensar acerca de las razones que alejan cada día más a América Latina de Estados Unidos, especialmente desde que asumió la presidencia de su país.
Si así están las cosas, no debería sorprendernos que Chávez con su desbordante capacidad demagógica siga ejerciendo cada vez mayor influencia, aun más con sus repetidos anuncios de cooperación económica. No se trata de sugerir que el Gobierno estadounidense copie lo que hizo Kennedy hace algunas décadas, sino que actúe de acuerdo a las circunstancias, lo que es bastante difícil conociendo al señor Bush. Y es que la diferencia entre Kennedy y Bush no está en el calibre de sus adversarios, Castro y Chávez, sino en la sutil línea que separa la estrategia de la ignorancia.

El Universo (Ecuador)

 



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