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17/02/2006 | Compartir beneficios, conocimiento y poder: empresas propiedad de los trabajadores

OIT Staff

Aún es relativamente bajo el número de empresas propiedad de los trabajadores como la de John Lewis en el Reino Unido, donde las acciones de capital benefician a su mano de obra. Sin embargo, una publicación de la OIT */ sugiere que esta estructura es exitosa a nivel comercial y resulta posible aplicarla de manera más extendida. Andrew Bibby reporta desde Londrés para la OIT EnLínea.

 

La calle Oxford, la más importante zona comercial de Londrés, es un centro de atracción para locales y turistas, en particular justo antes de las vacaciones de Navidad. Esta es la calle donde los detallistas británicos e internacionales tienen sus tiendas más prestigiosas, y una de las más grandes es la tienda por departamentos de la compañía John Lewis.

John Lewis es, sin embargo, un tipo de empresa muy diferente a las vecinas de la calle Oxford. Con 27 tiendas por departamentos en ciudades británicas y casi 170 supermercados, es la mayor empresa en el Reino Unido en la cual toda propiedad es de sus empleados. Los 63.000 trabajadores que forman parte del personal estable son conocidos como ‘socios’, y juntos controlan la empresa. No hay accionistas externos, todas las acciones de la compañía están en manos de un fideicomiso creado especialmente para las utilidades de los empleados.

John Lewis ha comerciado en Inglaterra durante casi 150 años, y es propiedad de los trabajadores desde 1950 cuando el hijo de su fundador transfirió muy por debajo del precio de mercado la propiedad de la firma al fideicomiso de empleados. La constitución de John Lewis establece que el objetivo principal de la compañía es “la felicidad de todos sus socios a través de un trabajo rentable y satisfactorio en una empresa exitosa”. Los socios “comparten la responsabilidad de la propiedad así como las recompensas – beneficios, conocimientos y poder”.

John Lewis Partnership, como se conoce la empresa, tiene además mecanismos innovadores para estimular a los trabajadores a participar en la empresa. Además de la habitual estructura gerencial hay un sistema separado de órganos de asociación democráticos, uno por cada gran unidad operativa. Todos los socios están representados a través del amplio grupo del Consejo de Socios que designa cinco directores entre los empleados no ejecutivos para la Junta principal que tiene el poder de despedir al director. En el día a día, el personal puede exigir a los administradores respuestas sobre la gestión con comentarios y críticas anónimas, a través de la revista de la empresa.

Una cultura de la propiedad John Lewis Partnership es muy conocida en Gran Bretaña por su novedosa estructura, pero debido a que fue originalmente creada gracias a la filantropía de su antiguo dueño no es considerada como un modelo fácilmente imitable por otras empresas. Sin embargo, un nuevo informe de Job Ownership Ltd (JOL), la asociación de trabajadores propietarios de las empresas en Gran Bretaña, sugiere que la propiedad y la participación de los empleados mejora la productividad y el rendimiento de la empresa. Para lograr esto es necesaria, dice el informe Shared Company, una‘cultura de la propiedad’.

“Un informe reciente de la OIT confirma además que la tasa de supervivencia de las cooperativas y las empresas propiedad de los trabajadores en las economías de mercado es igual o superior a la de las compañías convencionales”, dijo Jürgen Schwettmann, jefe del Servicio de Cooperativas de la OIT. “Las cooperativas y las empresas propiedad de los trabajadores merecen un mayor apoyo a causa de los numerosos ‘beneficios colaterales’ que generan para sus miembros y la comunidad en general”.

Según el estudio de la OIT, las cooperativas de trabajadores y las empresas propiedad de los empleados por lo general pagan salarios que son competitivos o mejores que los salarios promedio cuando se incluyen la participación de las utilidades, primas y dividendos. Además son menores las probabilidades de que despidan a sus trabajadores durante malos momentos de la economía, pues prefieren compartir el trabajo, e incluso aceptar un precio más bajo por su producto para permanecer en el mercado y mantener la producción y el empleo.

JOL promueve la idea de que los empleados rescaten pequeñas empresas privadas cuyos propietarios quieran abandonar la actividad, típico del momento de la jubilación. El Director Ejecutivo de JOL, Patrick Burns, dijo que un gran número de empresas quiebran como consecuencia de una sucesión inadecuada cuando el dueño se retira. Critica a los asesores y contables porque no siempre entienden que la compra total de las acciones por parte de los empleados es una alternativa al rescate por parte de los dirigentes o a la venta comercial.

Sin embargo, para obtener los beneficios como empresa propiedad de los trabajadores, la compañía debe estar realmente en manos de sus empleados. Este punto es crucial, de acuerdo con David Erdal, jefe de Baxi Partnership, un fondo de capital de empleados copropietarios del Reino Unido. “El control de las acciones es muy importante. Si es menos de 50 por ciento, entonces no es control”, dijo. Agregó que en su opinión, las empresas en su mayoría o totalmente propiedad de los empleados tienden a tener una gestión corporativa más sana. “Comparadas con empresas propiedad de los accionistas, en las cuales los accionistas a veces ignoran lo que sucede, los empleados están enterados de todo, saben quien es bueno y quien no. Los directores tienen que jugar limpio”.

Las empresas propiedad de los trabajadores como John Lewis en la cual las acciones de capital son mantenidas para beneficio de la mano de obra no son sinónimo de las cooperativas de trabajadores, las cuales tienden a tener estructuras democráticas más rigurosas y se comprometen a seguir los siete principios concordados establecidos por la Alianza Internacional de Cooperativas.

Sin embargo, aún sumando las empresas cooperativas, el número de compañías bajo un amplio control por parte de los empleados es relativamente pequeño. Una de las dificultades es que estas empresas no siempre tienen acceso a la gama completa de participación en el capital disponible para otras empresas, y por lo tanto están limitadas a usar capital prestado o a retener beneficios para financiar el crecimiento.

La pregunta sobre si los empleados deben ser estimulados a ser copropietarios de sus empresas, estuvo recientemente en la agenda a nivel europeo, en particular en relación a la estrategia de Lisboa para la competitividad económica de la Unión Europea (UE). La Comisión Europea invitaba en un comunicado de hace tres años a estimular la participación financiera de los empleados en sus propias compañías como una política prioritaria dentro de los estados miembros.

La llamada de la UE es muy general, abarca una amplia gama de situaciones, desde empleados copropietarios al estilo JOL hasta cooperativas participativas estructuradas en propiedad por acciones. Quizás debido a esto, el tema de la participación financiera de los empleados puede ser polémico. Los observadores señalan que puede ser muy imprudente estimular a los trabajadores a depender de una empresa individual no sólo en lo que se refiere a su empleo y pensión sino también como un lugar para invertir su dinero.

Los sindicatos con frecuencia han sido prudentes en los proyectos que alientan a los trabajadores a invertir sus finanzas en sus compañías. Según el estudio de la OIT, algunos sindicatos han demorado en aceptar la participación de los empleados en la propiedad, con frecuencia percibida como una amenaza a la organización y a sus dirigentes. La británica JOL no ve en esto ninguna difícultad. El informe Shared Company lo explica así: “No hay nada en la participación accionaria de los empleados que excluya el desempeño de un papel fuerte y positivo para los sindicatos”. El informe agrega que la idea de que las compañías propiedad de los empleados son incompatibles con los sindicatos es un mito, como también lo es la idea que estas empresas no busquen obtener beneficios o que se conformen con una gestión débil.

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*/ Productividad en cooperativas y empresas propiedad de los trabajadores: propiedad y participación hacen la diferencia, John Logue, Jacquelyn Yates, OIT, Ginebra 2005.

 

OIT en Linea (Organismo Internacional)

 



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